EL CALLEJERO

Donde respira la medina

Este rincón forma parte de uno de los antiguos trazados de origen islámico

Donde respira la medina

Donde respira la medina / Francisco González

La plaza de Abades es uno de esos lugares con encanto capaces de cautivar la mirada de quien la descubre por primera vez. Porque este plazuela es un rincón inesperado para el caminante que se pierde en el infinito entramado de calles estrechas que bordean el ala este de la Mezquita. Es un alivio de luz y de espacio de la antigua medina musulmana donde desembocan algunas de las calles más antiguas de la ciudad.

Hasta Abades llegan las calles Zapatería Vieja, Islámica; Osio, Alfayatas, Portería de Santa Clara, de trazados cristiano-medievales, Y llega también la calle Martínez Rucker, denominada así en honor al compositor decimonónico que nació en ella.

Según los datos de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba, «Abades es una plazuela informe por el lento proceso de realineaciones, hoy inconclusas» que se han ido haciendo a lo largo de los años y que han ido cambiando la fisonomía del entorno.

De hecho, «el eje original» de esta plaza, el que va de Martínez Rucker a Zapatería Vieja «pertenece al trazado islámico de conexión entre la Mezquita y los baños de la Pescadería», situados en diversos inmuebles de la calle Cara y Cardenal González, un conjunto de casas de diversas tipologías que conservan unos baños árabes en su interior y que tienen patios de época cristiana con elementos mudéjares.

En ese trazado islámico, Zapatería Vieja era una calle de tres tramos en forma de «zeta», mientras que la actual Portería de Santa Clara era un callejón de servicio.

Abades tiene una curiosa forma irregular porque nunca llegó a realizarse el proyecto para eliminar las parcelas existentes entre la actual plaza y la calle Alfayatas, con el que se hubiera logrado un trazado más homogéneo. Pero con todo tiene mucho encanto porque aunque este espacio es «de rara morfología, resulta un adecuado respiradero a la trama angosta» de las calles que la rodean.

La plaza tiene una forma irregular por el lento proceso de realineaciones de fachadas

Como recordaba el periodista Francisco Solano Márquez en sus Rincones de Córdoba con encanto, publicado por Diario CÓRDOBA, en esta plaza sobresale el edificio de la antigua Ermita de la Concepción, que se construyó en el siglo XVIII y que formó parte del convento de Santa Clara, del siglo XIII. Aquí «la graciosa fachada de la ermita sin culto, rematada por una mínima espadaña huérfana de campana, constituye la excepción al blanco perímetro, pues ha recuperado el cálido colorido que imita revestimiento de jaspeados mármoles rojizos. Para el paseante que se adentra a través de la calle dedicada al compositor Martínez Rücker, la fachada de la ermita es como una inesperada llamarada que se enciende en medio de la cal». Ese inmueble, y otros que se fueron sumando al proyecto original, fue adquirido hace un tiempo por una empresa hotelera y hoy forma parte de la oferta de alojamiento de la ciudad. En su interior exponen parte de la historia de estos inmuebles. Es un repaso por algunos documentos históricos de las distintas casas. Como ejemplos, el primero de 1412, es un contrato de donación de la casa tienda al Cabildo de la Catedral de Córdoba, y el segundo, de 1473, revela que la casa fue quemada junto a otras del casco histórico en la revuelta contra los judeoconversos de ese año, según Nieto cumplido. Este edificio se convertiría también en Circo estable durante cinto años, entre 1873 y 1878, como escribió el periodista Jesús Cabrera en una de sus crónicas, y más tarde se convirtió en mercado.

La plaza de Abades también recibió a lo largo de la historia otros nombres, como el de Santa Clara, ya que hasta aquí llegaba el antiguo cenobio de la calle Rey Heredia .

Y justo enfrente se encuentra el otro edificio que llama la atención en Abades, un inmueble de carácter regionalista y estilo neomudéjar protagonista de todas las fotografías de los turistas.