Los cines de verano en el Centro son unos supervivientes «únicos en España» por su singularidad

Cines de verano, un incierto futuro

Aunque los equipamientos están protegidos por las normas urbanísticas, no hay garantías para su explotación y su futuro ha llegado a ser tema de campaña electoral

Una imagen del cine Olimpia durante una de las sesiones del pasado año, ya sin restricciones  sanitarias.

Una imagen del cine Olimpia durante una de las sesiones del pasado año, ya sin restricciones sanitarias. / JUAN M. NIZA

Juan M. Niza

Juan M. Niza

A falta de unas semanas para que comience la temporada de cines de verano, la situación de los cuatro equipamientos supervivientes en el casco histórico de Córdoba, los cines Delicias, Olimpia, Coliseo San Andrés y Fuenseca es de «incertidumbre», como define tan escueta como inquietantemente con una sola palabra Carmen Cabezas, compañera de Martín Cañuelo en la vida y en la cruzada cultural que ha mantenido durante décadas para preservar el cine de calidad y, sobre todo, estos espacios únicos en el Centro de Córdoba. Hablamos de restos de los cines ya desaparecidos en las otras grandes capitales andaluzas por culpa de la especulación, y cuyo testimonio aún preservan estos cuatro recintos que quedan en Córdoba como herederos de una forma de sentir el cine y hasta de entender el arte y la propia vida. Por ahora, y aunque el verano se echa encima, una Carmen Cabezas que no puede disimular su dolor (ni tiene por qué hacerlo tras el fortísimo revés personal), se está dando el tiempo preciso para encajar la pérdida de Martín Cañuelo tras el ictus por el cual falleció a los 61 años de edad el pasado 28 de abril, una tragedia inesperada que hace aún más difícil asimilar su ausencia y, sobre todo, reaccionar ante la misma.

Cola a ala entrada del cine Fuenseca.

Cola a ala entrada del cine Fuenseca. / JUAN M. NIZA

Luto en el mundo cultural

También el mundo cultural cordobés quedó impactado por la noticia de la muerte de este cinéfilo que ya de joven, en Villanueva de Córdoba, hizo que muchos compañeros del instituto comenzaran a amar el cine, una pasión que elevó en Córdoba haciéndose con la gestión del cine Santa Rosa, posteriormente también el cine Santa Rosa de verano (en Almogávares) y, más tarde, creando la empresa Esplendor Cinema SL.

El cine Delicias, casi al completo en una noche de verano.

El cine Delicias, casi al completo en una noche de verano. / JUAN M. NIZA

La modesta firma fue gestionando cada vez más cines de verano. Desde 1986, el Coliseo San Andrés, el Delicias y el Fuenseca, al que se sumó el Olimpia, que llevaba la familia Sánchez Ramade hasta 2004. Mientras, no cesaban los movimientos especulativos para aprovechar las superficies de estos recintos en jugosas operaciones constructoras. El PGOU de 1986 ya cortó estas iniciativas, que se reforzaron aún más con el PGOU de 2001 y el Plan Especial de Protección del Casco Histórico, que los consagraba como equipamientos privados. Sin embargo, la firma de Martín Cañuelo dio un paso adelante en 2014 personándose en la subasta de la Agencia Tributaria para la venta de estas propiedades que se embargaron al empresario y entonces concejal Rafael Gómez. Cañuelo nunca llegó a decir cuánto le costó ese liarse la manta a la cabeza, aunque reconocía que el esfuerzo fue mayor del esperado y que, pese a todo, lo daba por bien empleado para «garantizar la supervivencia de una actividad singular en unos cines únicos en España por su historia, enclave y características», dijo en su día.

Entrada al Coliseo San Andrés durante una sesión estival.

Entrada al Coliseo San Andrés durante una sesión estival. / JUAN M. NIZA

No exageraba Martín Cañuelo, que más que cinéfilo era un sabio del cine por sus estudios, colecciones (por ejemplo, la de carteles de películas de época), pasión e iniciativas culturales que no se limitaban al celuloide. Especialmente por su filosofía de vida al intentar salvar unos espacios, los últimos de aquellas 60 salas y cines a cielo abierto que llegaron a coincidir en la ciudad a mediados del siglo XX.

Martín Cañuelo, junto a algunos de los carteles de obras emblemáticas del cine que coleccionaba.

Martín Cañuelo, junto a algunos de los carteles de obras emblemáticas del cine que coleccionaba. / JUAN M. NIZA

El caso es que ese mismo mundo cultural cordobés, conmocionado por su muerte, ya ha comenzado a movilizarse en mayo para que se reconozca la figura y el legado de Cañuelo, que extrañamente no ha sido homenajeado en vida tal y como se merece. Ni mucho menos, salvo con algún premio que, sin embargo, demostraba la gratitud ciudadana (que no de las grandes instituciones) a su cruzada por el séptimo arte y tesoros populares como los cines de verano. Fue el caso del Cervatillo de Plata 2019, concedido por la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara en nombre del movimiento ciudadano.

Martín Cañuelo llegó a exhibir cintas  en el cine Santa Rosa de verano, sobre el que se edificó hace dos décadas.

Martín Cañuelo llegó a exhibir cintas en el cine Santa Rosa de verano, sobre el que se edificó hace dos décadas. / JUAN M. NIZA

También este mes de mayo ha podido constatarse una cierta falta de reacción institucional ante el fallecimiento de Martín Cañuelo y la continuidad del proyecto empresarial Esplendor Cinema. Quizá por las incertidumbres que también reinan en el Ayuntamiento frente a los comicios electorales del próximo domingo. Ciertamente, en declaraciones que recogió Rafael Verdú en la edición de Diario CÓRDOBA el 5 de mayo, el alcalde, José María Bellido, confiaba en la empresa privada para el futuro de los cines de verano, eso sí, matizando que «espero que la iniciativa privada coja el testigo y que sepan que el Ayuntamiento va a seguir apoyando», anunciando que si no se produce este impulso «ante esa situación de vacío saldríamos al paso», sin especificar concretamente qué se podría hacer y de qué manera.

Terraza de verano del cine Magdalena, el último que cerró  en el Centro, dejando los cuatro actuales

Terraza de verano del cine Magdalena, el último que cerró en el Centro, dejando los cuatro actuales / JUAN M. NIZA

La cuestión, incluso, entró de pleno en la campaña electoral por parte de otros partidos, como el PSOE, cuyo candidato a la Alcaldía ha propuesto numerosas medidas para garantizar el futuro de los cines de verano, incluida una programación estival desde el IMAE. Mientras, Carmen Cabezas solo quiere decir algo. «Que Martín ha sido un luchador, pero, sobre todo, ha sido una persona muy buena», afirmaba antes de romper a llorar. Palabras importantes que, sin embargo, no hacen falta para los que conocieron al singular jarote. Aunque nunca está de más recordarlo y, en el futuro, hacerlo aún más presente con el tributo que el legado de Martín Cañuelo se merece por parte de Córdoba. Y eso que pocos homenajes serían mejores y más urgentes que apoyar el proyecto que emprendió y colaborar a que los cuatro cines de verano del Centro abran y se llenen esta temporada.