Viernes de Dolores

Devoción sin medida en la antesala de la Semana Santa

Las cofradías viven con intensidad los actos previos a los días grandes con celebraciones en la calle, en los templos y numerosos vía crucis

Como cada Viernes de Dolores los pasos nos llevan hasta la plaza de Capuchinos, sin duda el centro espiritual de este señalado día, pórtico indiscutible de la Semana Santa cordobesa.  Desde primeras horas de la mañana, la plaza de Capuchinos era un hervidero de fieles para visitar a la Señora de Córdoba, fieles que hicieron su cola para contemplar a la Dolorosa servita que un año más estaba a la veneración en su altar de la antigua iglesia de San Jacinto, hoy santuario de Nuestra Señora de los Dolores, recibiendo el cariño de cientos de cordobeses. 

Y es que ante la Virgen de los Dolores parece que se para el tiempo, nos hace evocar esas fotografías añejas donde la Virgen, como ahora, luce su característico rostrillo y su pecho eternamente enjoyado. Rosas blancas y distintos puntos de luz completaban el altar donde lucía majestuosa la Señora de Córdoba y la dueña de los corazones de los hermanos de los Dolores.

Muy cerca, en la iglesia del Santo Ángel (Capuchinos) se encontraba la Virgen de la Paz y Esperanza. La eterna ‘Niña’ de Martínez Cerrillo recibió a los fieles en devoto besamanos. La Virgen estuvo ataviada con saya blanca y el manto verde haciendo alusión a su advocación de Paz y Esperanza. Sobre sus sienes lució la resplandeciente corona canónica.

Sin duda, la plaza de Capuchinos un año más fue el punto de partida para comenzar esa ruta cofrade que nos llevaría por los templos de la ciudad para visitar aquellas imágenes que en este señalado día se encontraban expuestas a la veneración de los fieles.

Besamanos y besapiés

Así en la parroquia de San Andrés estuvo expuesta la Virgen de los Dolores que figura en el misterio del paso de Nuestro Padre Jesús del Buen Suceso, muy original vestida a la usanza de las antiguas dolorosas,  luciendo rostrillo, alba y estola dejando una inédita estampa de esta dolorosa.  

También en el Campo de la Verdad la Virgen de los Dolores y el Rayo, cotitular de la hermandad del Descendimiento, estuvo expuesta a la veneración de los fieles en besamanos.

Junto a estas dolorosas se pudieron ver también algunos actos en torno a imágenes de Cristo, como el Cristo de Gracia que un año más estuvo expuesto en besapiés en Trinitarios, en esos momentos previos antes de ser entronizado en su paso procesional.

Tarde de vía crucis

Una calurosa mañana que dio paso a una intensa tarde-noche donde la ciudad se llenó de vía crucis de distintas hermandades que celebraron este piadoso rezo en los templos y especialmente por las calles de la ciudad. De nuevo la plaza de Capuchinos fue testigo del paso del vía crucis de Jesús de la Sangre, titular de la hermandad del Císter, un cortejo que se fue abriendo paso en la abigarrada plaza para comenzar su peregrinar por las calles aledañas al convento de Capuchinos. La imagen lució en una parihuela exornada con un amplio friso con distintas variedades de plantas y escoltada por sus característicos faroles de madera. El Señor de la Sangre estrenaba una túnica de sarga de color malva con galón de oro.

Jesús Rescatado recorrió la plaza del Cristo de Gracia sobre una parihuela exornada con clavel rojo y morado y escoltado por cuatro hachones y el Remedio de Ánimas cruzó San Lorenzo a hombros de los hermanos de la cofradía y las voces del coro de la hermandad entonando cantos penitenciales.  El Prendimiento, desde María Auxiliadora, recorrió también las calles del barrio de San Lorenzo sobre una parihuela exornada con un elegante friso en tonos morados y escoltado por cuatro faroles de metal plateado; Jesús Nazareno cruzó el barrio de San Agustín; Jesús Caído la Cuesta de San Cayetano y algo más alejado se pudo ver a Jesús de la Redención por la Huerta de la Reina. El Cristo de las Lágrimas en el Parque Figueroa y en la sierra de Córdoba, concretamente en Scala Coeli el Cristo de San Álvaro recorrió los aledaños del santuario.

Rezos en los templos

En el interior de los templos también hubo un momento para el rezo del vía crucis. El titular de la hermandad de la Misericordia estuvo durante la mañana expuesto en besapiés, así como el Cristo de las Angustias que, en San Agustín, estuvo expuesto a la veneración de los fieles. Ya por la noche, tras el vía crucis, fue depositado en los brazos de la Virgen de las Angustias que ya estaba ubicada en su paso procesional.

Fue una intensa jornada en la que también hubo una procesión, en este caso la del Cristo de la Providencia que desde la parroquia de la Trinidad se adentró por las calles de la Judería para llegar a la Santa Iglesia Catedral. El Crucificado, que lució sobre su paso en fase de talla, fue acompañado musicalmente por la cordobesa banda de música de la Esperanza.

Entre estos últimos actos de la Cuaresma la hermandad de la Merced celebró anoche un concierto protagonizado por la banda de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas ante los pasos de los titulares de la cofradía del Lunes Santo.

El olor a azahar en el ambiente, el incienso y la música se alzaron en la noche del Viernes de Dolores como el indiscutible preludio del esperado Domingo de Ramos.