ENTREVISTA | María Jesús Morales Floristería Zoa

«El otoño enamora»

«También está ahora la gente que aprecia el placer de un jarrón de flores en la casa»

María Jesús Morales

María Jesús Morales

Juan M. Niza

Juan M. Niza

¿Cuánto tiempo lleva de florista y como decoradora de interiores?

Abrí el 1 de enero de 1990.

¿En esta tienda?

No. Pero sí en esta misma zona de la plaza del Escudo. En distintos locales, pero siempre aquí.

Le habrán pasado anécdotas de todo tipo en el trabajo en más de tres décadas, ¿no?

De todo. Me ha pasado de todo. Cosas buenas y cosas malas, de las que hay que olvidar.

Y entre las cosas buenas, ¿estuvo su participación en el programa paralelo de Flora?

No me desagradó, ni mucho menos. La organización ha tenido que pensar que no estaba bien planteada la Escuela Flora. De hecho este año no ha habido. Por cierto, este año veo el festival mejor organizado. No se solapan actividades.

En su profesión, me consta que muchos en España nos tienen envidia a Córdoba por contar con un certamen de arte floral contemporáneo como Flora.

Me lo han dicho. Pero también hay que matizar. En Córdoba, por supuesto es todo un acontecimiento y tiene mucha repercusión. A los cordobeses les gusta mucho Flora y a mí me encanta. Hasta me molesta que mucha gente diga que no tiene tiempo para ver las instalaciones de Flora. Pero, ¡cómo que no tienes tiempo! Ahora bien, otra cosa es a nivel nacional. Algo curioso, la cantidad de valencianos y catalanes que vienen, también aprovechando las becas para colaborar en los montajes, de ayudantes. Yo creo que les tiene que llegar mucha información a la Escuela de Arte Floral de Valencia y a la de Barcelona. Pero los profesionales andaluces e incluso almacenes consolidados no tienen ni idea. Y eso que tenemos una Escuela Floral en Sevilla o que también está en Madrid la Escuela Española. Pero no veo que nuestro festival tenga aún eco en Andalucía ni el que se merece a nivel nacional.

No sería mala idea una escuela oficial de arte floral en Córdoba, ¿no?

Es muy interesante, aunque solo sea por los cursos monográficos. Yo estoy enganchada a muchos cursos maravillosos que ofrecen estas escuelas.

En Córdoba, aunque solo sea por la tradición de los Patios... ¿Hay cultura floral?

Lo de los Patios es otra historia. Se sabe mimar una gitanilla, sacarle partido a un esqueje regalado, pero lo que se dice «cultura floral»... Eso sí, poco a poco se está viendo un cambio importante. Se le ve el sentido a gastar el dinero en comprar flores, en saber que la flor tiene un valor importante. Se va regalando más y con más gusto. Por ejemplo, con jóvenes que les gusta regalar flor sin esperar a fechas típicas. Pero también está ahora la gente que aprecia el placer de un jarrón de flores en la casa. Sí, va habiendo más cultura floral. Además, ya no te protestan tanto los precios (sonríe). La gente ahora sabe que está comprando un artículo, la flor, que tiene un valor.

También hay que contar con fechas claves del calendario.

Sí, otra cosa son los grandes eventos, por ejemplo en unos días tendremos Los Santos. No es una fecha que la trabaje mucho, al tener la tienda en una zona lejos de los cementerios, pero me vienen muchos clientes habituales que me piden trabajos y son unas fechas que las disfruto. Entiéndame, porque se trabaja con flores de temporada que son explosivas, muy bonitas. El otoño enamora y yo estoy enamorada del otoño. Es cuando viene la flor más bonita, la más fuerte. No es tan efímera como la de primavera. La planta de otoño es bonita con flor y sin flor. Para mí la mejor época es desde el día de las Mercedes, el 24 de septiembre, hasta el 24 de diciembre. Es una época que disfruto y no solo por las flores, también por los cambios del tiempo, los de la luz y en los colores de los árboles. Y cada vez el calendario tiene más fechas pensadas para regalar flores, como el pasado 21 de septiembre, en donde me quedé sin flores amarillas. Es por la costumbre que nos está llegando de América por una canción argentina, y porque en ese día empieza la primavera en el hemisferio Sur, es el Día Internacional de la Paz y es también una forma de desear felicidad, alegría y reconocer los logros personales o los del trabajo.

¡Si yo pensaba que la flor amarilla significaba “traición”! Que curioso, no había oído esa costumbre nueva.

Pues es muy bonita. Y el amarillo también significa amistad. El próximo año voy a tener la floristería repleta de flores amarillas (ríe). Me gusta esa nueva costumbre, sobre todo por la gente joven, que está tomando más conciencia de la flor.

Ya que volvemos a la cultura floral, estamos muy lejos de otros sitios de Europa, en donde la flor se vive casi es una religión ¿no?

Pues sí. Me acuerdo de un viaje a Holanda. Me encantaba ver cómo la gente a diario compra, por ejemplo, una flor (no hace falta ramos aparatosos) y el periódico y los llevan los dos bajo el brazo con la misma naturalidad, como tomar café o pasear el perro.

¿Y sus clientes del Centro tiene gustos florales específicos?

Como siempre he trabajado en el Centro, poco puedo decir. Aunque sí que pueden tener otros gustos diferentes si tengo en cuenta los encargos que me llegan del resto de la ciudad o para los otros barrios de la ciudad. No sé. La gente del Centro es encantadora.•