La UCO persigue que más alumnas desarrollen vocación científica

Este domingo 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el objetivo de mostrar y reclamar el papel de la mujer en el ámbito científico-técnico y fomentar vocaciones entre las niñas por las llamadas carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por sus siglas en inglés).

«Aún persisten desequilibrios significativos. Las mujeres constituyen aproximadamente un tercio del personal investigador en Europa y a menudo ocupan puestos a tiempo parcial o con contratos precarios. Además, predominan en los rangos de edad más jóvenes y los hombres suelen ocupar los puestos superiores», señalan las vicerrectoras de Igualdad, Inclusión y Compromiso Social, Sara Pinzi, y de Política Científica, María José Polo, quienes mencionan que «esta brecha es más marcada entre los 30 y 39 años, una edad en la que muchas personas comienzan sus proyectos familiares. Esta situación resalta la importancia de abordar la corresponsabilidad y cómo afecta a nuestras científicas».

Freno

Pinzi indica que «a medida que avanzamos en la carrera académica, la proporción de mujeres disminuye, lo que puede explicarse en parte por la escasez de modelos femeninos en campos tradicionalmente masculinos» pero además, es esencial abordar otras barreras como la corresponsabilidad y la conciliación que «emergen como obstáculos sustanciales para acceder a roles de liderazgo en el ámbito científico».

La vicerrectora habla también del «hartazgo que a veces genera percibir cierto paternalismo en reuniones entre pares, con mujeres y hombres, que hace que tengamos que tener una actitud más enérgica o insistente para hablar, mantener un argumento o recibir más apoyo. Frustra y cansa, y a veces genera una falta de interés en muchas compañeras para seguir liderando o asumiendo estos roles u otras responsabilidades».

Acceso

De cara a 2030, los conocimientos en STEM serán esenciales para más del 80% de los empleos, según la Comisión Europea. A pesar de la demanda creciente, la brecha de género persiste. «En la Universidad de Córdoba el porcentaje de mujeres matriculadas en las carreras de Ingeniería y Arquitectura se situaba en el 19,89% el curso 2022/23», comenta Polo quien habla del llamado fenómeno de la «tubería con fuga». En ingeniería, la matriculación de mujeres suele ser menor en comparación con la de los hombres. «Las barreras percibidas, los estereotipos de género y la falta de modelos femeninos exitosos pueden contribuir a esta desigualdad en la matriculación. A medida que avanzamos hacia niveles educativos más avanzados y roles profesionales superiores, la disparidad de género se intensifica», por ello, «la conciliación y la corresponsabilidad son aspectos clave para atraer a más mujeres a sectores técnico-científicos», recalca.

«A pesar de los esfuerzos, los datos muestran que la situación apenas ha mejorado en la última década. A lo anterior hay que sumar una pérdida de interés por carreras de ingeniería o tecnológicas por asumir que son más difíciles, más complejas. Esto aumenta el impacto sobre la presencia femenina en las mismas, de forma especial», lamentan las vicerrectoras de Política Científica y de Igualdad, Inclusión y Compromiso Social, que explican que las mujeres «son un porcentaje mucho más bajo en el conjunto de egresados de estas carreras (entre un 15% y un 28% según el área). Esto ya condiciona los porcentajes de éxito posteriores, sobre todo, en el sector privado».

En el sector público, el ingreso suele ser por concurso o por oposición, lo cual incrementa la presencia femenina frente al sector privado. «Pero incluso en ámbitos como el universitario, aún quedan conductas en algunos de nuestros compañeros que hay que superar», dicen y remarcan que «la solución, como siempre, educar desde la infancia, cambiar las cosas desde el origen. Con convencimiento, con determinación y con esperanza. Vamos por buen camino», afirman.

Referentes

Las responsables universitarias hacen hincapié en que «faltan referentes femeninos desde diferentes perspectivas y en todos los niveles educativos en los recursos pedagógicos, y también en los científicos. Si queremos que el futuro sea diferente hay que cambiar las cosas desde la base: la educación».

La creación de estereotipos de género empieza entre los 7 y 9 años. Por eso es tan importante toda la actividad dirigida al público infantil, y a sus familias. «Y todo ello bajo el prisma del bombardeo de información sexista que los medios de comunicación en toda su amplitud propagan, aunque sea de forma indirecta. Hace falta un cambio de mentalidad a todos los niveles», dicen las vicerrectoras Sara Pinzi y María José Polo.

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