ENTREVISTA | Álvaro Vizcaíno Imaginero y cantante

«En mi trabajo me intento impregnar de todo lo bueno»

El artista cordobés trabaja a partes iguales para cofradías locales y de fuera

Álvaro Vizcaíno.

Álvaro Vizcaíno. / Juan M. Niza

Juan M. Niza

Juan M. Niza

-¿Cómo es posible trabajar profesionalmente en dos campos tan distintos como es la imaginería y la canción? Primero, por la agenda, aunque los conciertos y el plazo de entrega de una obra tengan fechas prefijadas con tiempo.

-Por ahí no hay problema. Los conciertos suelen ser en fin de semana. A menos que tengas alguna cita de promoción o algo que te obligue a viajar, no hay problema. ¡Ojalá hubiera todos los días concierto! De lunes a viernes hay tiempo para la imaginería. Yo, la verdad, he trabajado más con particulares que con cofradías, que tienen unos plazos más ajustados. Pero no pasa nada. Te organizas un poco y... Ya está.

-En las siete artes clásicas, la arquitectura se mezcla con la escultura, la música con la poesía, el teatro con la danza, la pintura con la escultura... Pero es que la escultura y la música no hay forma de unirlas. Hay que ser artista completo en cada una, ¿no?

-¡Para que usted vea! (Ríe). Es verdad. Con la música siempre he tenido una respuesta muy buena por parte de la gente, desde que saqué Córdoba de mis amores. No sé... Son las dos cosas en las que me he volcado y... el arte está para explotarlo. Y si puedes y tienes la suerte de sacar un Cristo de un trozo de madera y de escribir una canción y cantarla... Hay que hacerlo. Es verdad que cantar es seguir un tiempo, y en la escultura no hay tiempo. Ni siquiera puedes calcular cuánto tardarás. Y sin embargo, se me ha pasado por la cabeza hacer una exposición con una actuación, con un espectáculo... Estoy dando vueltas a la idea. 

-En su caso la pregunta es obligada: ¿El artista nace o se hace?

-El artista nace, y luego, por supuesto, hay que pulirlo. Hay que aprender, estudiar, mirar, observar... Pero debes tener algo innato.

-¿Y cómo se formó en la talla? 

-Yo soy autodidacta. No he estado en una escuela ni en un taller. Pero soy muy observador, me gusta investigar, preguntar, tengo grandes amigos que te llegas al taller, vas aprendiendo de todos...

"Yo soy autodidacta. No he estado en una escuela ni en un taller"

Álvaro Vizcaíno

— Imaginero y cantante

-De todas formas, esto no se aprende con un tutorial de Youtube. Sobre todo las técnicas de restauración.

-No. Ahí ya es más complicado. Aun así, tengo amigas expertas que me guiaron, que te explican la técnica, con la que aprendes de química...

-Porque, ¿cuánto tiempo lleva trabajando en la imaginería?

-Quince años. Trabajando y aprendiendo, porque siempre se aprende. El primer trabajo que hice fue una Virgen para La Carlota, el Dulcenombre. Luego es cierto que dejé la imaginería un poco aparcada, pero he vuelto hace unos años con mucha fuerza.

-¿Cuántos trabajo recibe? Me dicen que a los imagineros cordobeses ya les llega el grueso de sus encargos desde fuera de Córdoba.

-Un poco de todo. El año pasado hice para Lérida un Cristo y una Virgen. En Mallorca también tengo una Virgen. Este año puede que al 50% del trabajo salga fuera. Sobre todo trabajo encargos de particulares. En cofradías... Algo menos. Este año he tenido el Nazareno de la hermandad de La Soledad de El Arrecife... La verdad es que me he puesto a piñón los últimos años. Cuando me despedí de la obra, no dije unas palabras... le canté una saeta.

-¡No me diga!

-Sí, sí. (Sonríe)

-¿Cómo es su día de trabajo?

-La verdad es que me centro más en las mañanas. Antes era un poquillo más... ¡Ya sabe lo que es la vida de los artistas! (Hace un gesto de complicidad). Pero rindo sobre todo por las mañanas. Me gusta mucho la luz de la mañana. Por la tarde, a veces siento que estoy estropeando la imagen. Me vengo sobre las 8 de la mañana hasta las 2 y es cuando sale lo mejor.

-Veo que en su sala-taller, en casa de su madre, tiene un patio magnífico. Esa luz ayuda, ¿no?

-Ayuda, ayuda... A ese patio es donde saco las piezas para tener la mejor luz. El color de lo que hago es con luz de patio. No me gusta trabajar con luz artificial.

-El año pasado hizo un homenaje a Lola Flores. Eso es como en imaginería hacer un tributo a Juan de Mesa, ¿no?

-(Ríe) Bueno... Lola Flores no era una artista de técnica, no era perfecta ejecutando un baile... Era un genio. Lola era punto y aparte. Y a la vista está el legado que ha dejado. Es un icono. Por otra parte, Juan de Mesa, es mi paisano, lo bautizaron en San Pedro, como a mí. La fuerza barroca de Juan de Mesa era espectacular. Cómo trabajaba la barba, el pelo...

-¿Está entre sus influencias?

-En mi trabajo me intento impregnar de todo lo bueno, pero mi escultura es algo más dulce. Juan de Mesa es fuerza. A veces depende también de cómo te pilla, de lo que te pide la obra, de lo que te sale... Cada imagen también plasma cómo te sientes y lo que quieres transmitir.

-¿Usted es más ‘de Cristo’ o ‘de la Virgen’?

-Pues fíjese... Soy mariano. Aunque Cristo lo sea todo... Tengo más inclinación a la figura de la Virgen.

-¿Inspira más equilibrio, quizá?

-No sé... Pero de chiquitito soy de Lágrimas, de San Pedro.

-Pues mucha suerte en el Miércoles Santo con la Misericordia.

-¡Muchas gracias!  

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