POESÍA

El amor que nos salva

‘Y el todo que nos queda’, el nuevo poemario de Martín López-Vega

Martín López-Vega.

Martín López-Vega. / CÓRDOBA

Hablar del amor gozoso y correspondido. Ni más ni menos. Sin máscaras. Sin filtros. Sin pirotecnias verbales. Sin obtusos andamiajes conceptuales. Este es el riesgo que asume Martín López-Vega en ‘Y el todo que nos queda’, cuyo subtítulo, ‘Poemas de amor’, dialoga con el colombiano Darío Jaramillo Agudelo, de quien, además, toma un verso como umbral: «Esto es la vida: saber que existes y que te amo».

Para ello, parte de la propia experiencia cotidiana y evita teorizar sobre un amor que es gozado en su cotidianidad y en su plenitud mínima. Un amor corriente que es, a la vez, un prodigio: desde su naturalidad e intimidad logra darle sentido a la existencia particular, haciendo que la identidad del sujeto poético no sea otra que el amor que da y recibe cada día.

Esta condición del amor lo convierte en puro presente -no existe ni en el pasado ni en el futuro- y, por eso, el poeta asturiano se propone detener el instante, celebrarlo y extraer de él la justificación de su existencia, no solo como una forma de conocimiento (o reconocimiento), sino como un modo de permanencia. Así, la palabra sencilla se llena de entusiasmo y se desborda dentro de los márgenes de la contención, dando como resultado un sugerente conjunto de treinta y siete poemas que funcionan a la manera de los diferentes fotogramas de una historia de amor con minúsculas.

Los protagonistas son un sujeto poético que, como se afirma en el poema inicial, «La ciudad del lago», habitaba en distintas ciudades de paso, donde se sentía fuera de lugar e incompleto, hasta que una mañana, tras despejarse la niebla, se dispone ante su mirada asombrada un nuevo paisaje; y Nicole, quien sostiene el nuevo mundo. Desde este momento inaugural, ambos forman un nosotros que, glosando el célebre verso de Lope de Vega, «juntos mañanamos».

La intimidad doméstica del amor deja poemas memorables en los que el sujeto se recrea perplejo y celebra, con un tono marcadamente confesional, el instante: un despertar corriente, la imagen de Nicole asomada al balcón en pijama, su caminar descalzo por casa, un lento despertar de domingo entre las sábanas, un desayuno cómplice, la distancia provocada por los viajes, una lectura de poemas de Ivo en la cama, las canciones que él canta mientras se ducha o prepara el desayuno y ella aún está en la cama, los viajes en pareja...

Pese a la dificultad de la empresa, López-Vega consigue salir airoso sin renunciar a sus rasgos de estilo y temáticos característicos: el gusto por los viajes (además del poema inicial, destacan «Postal de Londres»), la evocación de la infancia («La nieve y el amor»), las raíces familiares («Nicole en el balcón» o «La sopa infinita de mi abuelo»), el deleite ante lo anecdótico («Nicole y la lluvia»), la combinación de poemas de marcado tono narrativo («Mis nacimientos») con otros de un sugestivo lirismo («Eres») e, incluso, con algunos en los que brilla una sutil ironía como base de la confesionalidad («Lunar» o «Ropa tendida»).

Todo esto hace que ‘Y el todo que nos queda’ sea un libro que destaca por la honestidad de la palabra y de la mirada del autor, quien bucea en su interioridad para hablar, a tumba abierta, de los pequeños detalles cotidianos que dan sentido a una existencia personal y, al mismo tiempo, transferible.

‘Y el todo que nos queda’

Autor: Martín López-Vega.

Editorial: Vispor, Madrid 2023.

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