EL CALLEJERO

Amador de los Ríos, la calle eclesiástica

Lleva el nombre del reconocido historiador, crítico literario y arqueólogo baenense

La calle Amador de los Ríos | FRANCISCO GONZÁLEZ

La calle Amador de los Ríos | FRANCISCO GONZÁLEZ / LUCÍA ABAD

En solo 190 metros, los que van desde la esquina del Pasaje Santa Teresa Jornet y la avenida Doctor Fleming hasta la confluencia de las calles Corregidor Luis de la Cerda y Torrijos, donde se levanta el Triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente, la aparentemente tranquila calle Amador de los Ríos acoge la Casa Sacerdotal San Juan de Ávila, el Seminario de San Pelagio, la Biblioteca Diocesana y la fachada sur del Palacio Episcopal, además de la Biblioteca Provincial, que ocupa el que fue el «colegio de niñas del Obispo», que estaba adosado al mencionado Palacio Episcopal. La concurrencia de estos diversos edificios eclesiásticos en una misma calle no es casual y responde a la cercanía de la Mezquita-Catedral.

El nombre

Su nombre actual lo recibió en 1863, cuando el Ayuntamiento de Córdoba aprovechó el incendio de la llamada Casa del Triunfo para remodelar la calle.

Los motivos por los que se eligió el nombre del polifacético José Amador de los Ríos y Serrano (Baena, 1 de enero de 1816-Sevilla, 17 de febrero de 1878), para denominar la vía que transcurre paralela al río se desconocen, si bien por aquel entonces era alcalde de la ciudad Ramón de Hoces y González de Canales, Duque de Hornachuelos, que lideraba la Unión Liberal en Córdoba, partido en el que también militó el baenense, que gozaba de amplia reputación no solo por su condición de historiador y su actividad política, sino también por la docente y como crítico literario, traductor y arqueólogo.

La Casa del Triunfo

La calle, como hoy se la conoce, surgió a raíz de la demolición del Arco de la Guía, que unía el Palacio Episcopal con la antigua Casa del Triunfo, que había sido anexionada al Seminario de San Pelagio en 1853. El Arco se demolió, tras un incendio ocurrido el 20 de agosto de 1863 en dependencias del Seminario que el Ayuntamiento aprovechó para realinear la calle.El Seminario había sido fundado en 1583 por el obispo Antonio Mauricio de Pazos y Figueroa y, en los siglos sucesivos, experimentó diversas ampliaciones y reformas. Como consecuencia de la invasión francesa, permaneció cerrado durante varios años. En otra guerra, la Civil, el edificio fue transformado primero en cuartel y después en hospital de sangre. Ya en la posguerra se iniciaron nuevas obras de reforma que permitieron recuperar la actividad docente que, a partir de 1975 y hasta 2006, se extendería también a la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón. En la actualidad, el Seminario, que cuenta con tres plantas, acoge también la Casa Sacerdotal Juan de Ávila.

La conocida vía urbana nació tras la demolición del Arco de la Guía en 1863.

El edificio, que es un bien protegido, cuenta con cuatro patios grandes, el principal de ellos, de tipo claustral. La fachada es muy extensa, ordenada y sobria, con una portada barroca de piedra de dos cuerpos, adintelada en planta baja flanqueada por columnas, balcón en planta alta coronado por frontón curvo.

Biblioteca Provincial

En el lado izquierdo de la vía se levanta la Biblioteca Provincial, que también está incluida en el Catálogo de Bienes Protegidos del Conjunto Histórico de Córdoba. El edificio tiene su origen en el siglo IX y aún conserva algunos restos del alcázar califal. Sin embargo, el elemento más destacado de la edificación es la escalera de finales del siglo XVIII de Miguel Verdiguier. La escalera, que es de obligado paso para acceder a la biblioteca, no lleva a ningún sitio. La ficha de protección de la Gerencia de Urbanismo de Córdoba la cataloga como barroca pseudoimperial (sic), al igual que el entorno de la misma, que incluye los ventanales, paredes y techo.

El Triunfo de San Rafael

Al fondo de la calle, que desde el 2007 tiene la circulación rodada restringida desde el acceso por la avenida Doctor Fleming, se alza el esbelto Triunfo de San Rafael, el más imponente de los ocho que jalonan la ciudad. Sobre una rocosa base, aparecen San Acisclo, Santa Victoria -los patronos de Córdoba- y Santa Bárbara rematando un barroco conjunto en el que también se pueden apreciar un caballo, un águila y un león, la palmera y otras alegorías. Sobre una torre cilíndrica se eleva la columna, rematada por un capitel corintio, que sostiene la escultura del Arcángel custodio de la ciudad.