Montilla: Una Semana de Pasión marcada por la tradición

Desde el Miércoles de Ceniza, Montilla vive con gran intensidad los actos cultuales y culturales que organizan las diferentes hermandades y asociaciones que engrandecen el patrimonio material e inmaterial que refleja el paso de los cinco siglos de tradición cofradiera y que congrega a miles de personas provenientes de diferentes puntos de la geografía española. 

La emoción enjuga los diez días que sirven de broche de oro de una Cuaresma única y cargada de personalidad, que comienza oficialmente el Viernes de Dolores con la Ronda de la Centuria Romana Munda, la Agrupación Musical La Unión y el Cuerpo de Romanos de Jesús Preso, que recorren las distintas sedes canónicas de las cofradías para ofrecerle sus sones a las Dolorosas montillanas. 

Desde 1992, en el pabellón de deportes se congregan miles de personas para disfrutar de la representación dramática de La Pasión, una escenificación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo que cuenta con la participación de más de 400 personas, con 17 actos y tres escenarios que contribuyen a deleitar los sentidos de los asistentes en la tarde del Sábado de Pasión. En el mismo día, dos cofradías han consolidado dos vía crucis únicos. El primero de ellos se realiza a primeras horas de la tarde en la parroquia de El Santo, con el Señor de la Humildad y Paciencia. Ya bien entrada la noche ocurre lo mismo con el singular Cristo de Zacatecas, que recorre el barrio de La Escuchuela.

De nuevo las puertas de los Salesianos marcarán el inicio de la semana en la que estalla la primavera y, con ella, la algarabía, el bullicio y la inocencia de los niños que anteceden a La Borriquita se adentrarán por el núcleo central de la localidad entre capirotes y sudarios celestes, en un mar de túnicas blancas y ramas de olivo, con el principal estreno del cambio de estilo musical, pues será la Agrupación Maestro Manuel Pozo Lifona de Almodóvar del Río la encargada de poner los sones al caminar del paso de orfebrería, estrenado el pasado año. Pocas horas después, se abrirán las puertas de Santiago para dar paso a otra hermandad salesiana, la de la Juventud, que volverá a rememorar el acto de la Presentación al Pueblo en el Paseo de Cervantes, en el último año en el que procesionarán sin su titular mariana, la Virgen de Nazaret, que saldrá el próximo 2025.

Al caer la noche de Lunes Santo, el respetuoso y sobrio cortejo de capirotes morados y túnicas negras se adentran en la localidad desde la histórica iglesia de San Agustín. Desde 1992, la Hermandad del Nazareno realiza en esta jornada la estación de penitencia con el dulcísimo Cristo del Perdón.

El Martes Santo se ha constituido como uno de los días grandes de la Semana Santa en las últimas décadas. Y es que tres hermandades, cada una con su sello personal, marcan la jornada. Desde la parroquia de Santiago parte la Cofradía de la Santa Vera Cruz, la decana de la ciudad, que rinde culto al Santo Cristo de Zacatecas y a la bellísima Virgen del Socorro, obra del imaginero cordobés Antonio Bernal. Pocos minutos después se pondrá en la calle la Hermandad de la Humildad, la más joven de la Semana Santa montillana, pero con una de las salidas más esperadas, desde la casa natal de san Francisco Solano, que procesiona sobre un característico paso de caoba y plata el valiosísimo Señor de la Humildad y Paciencia, de escuela granadina. Tras sus pasos, la Virgen de la Caridad, concebida en 1987 por Miguel Arjona, estrenará nuevo palio en su primera fase. 

El barrio de El Gran Capitán servirá de marco incomparable para que la Hermandad de la Santa Cena inicie un largo recorrido hasta el corazón de Montilla, volviendo a marcar uno de los momentos más significativos de la Semana de Pasión en la plazuela de la Inmaculada. Este año, la hermandad estrena un nuevo cáliz, realizado en orfebrería por el montillano José Redondo Casado, mientras que el bordado de la bambalina frontal del palio de la Virgen de la Estrella saldrá del taller de Jesús Rosado.

Tras una jornada resplandeciente, llega la sobriedad del Miércoles Santo, día en que Montilla se tiñe de luto a altas horas de la noche, cuando los tambores enlutados retumban en la Cuesta del Silencio para abrir paso a la corporación salesiana del Cristo del Amor, que llegará al barrio de San José para rezar el vía crucis.

La plaza de la Rosa se convertirá, un año más, en testigo del acto del Prendimiento, una representación teatral con más de un siglo de historia realizada por el Cuerpo de Romanos de Jesús Preso en la tarde del Jueves Santo. La Hermandad de los ‘Panciblancos’, como se la conoce de manera popular, recorrerá las arterias principales de la localidad con el misterio de la Oración en el Huerto, el reluciente dorado del paso de Jesús Preso, el Señor Amarrado a la Columna y el palio bordado de la María Santísima de la Esperanza, que estrena la imagen de san Juan Evangelista.

Cuando el cielo se tiñe de luto y en el llanete de la Cruz resuenan las campanas de luto a las doce de la madrugada, la austeridad se hace presente con la Hermandad de la Misericordia, que será punto destacado con la colocación del Señor entre multitud de personas que se congregan en el epicentro del Barrio de la Cruz. Junto al Cristo expirante, la Santísima Virgen de la Amargura aparecerá rota de dolor por la muerte de su hijo, obra del montillano Solano Salido.

El Viernes Santo es el día grande de la Semana Santa de Montilla. Una jornada añeja que ha sobrevivido inalterable al paso de los siglos. 

Desde las primeras luces del día, la calle Ancha se convierte en un verdadero hervidero de fe en torno a la Hermandad de Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, que regalan su bendición a los campos de la Campiña y al pueblo, minutos antes de hacer su entrada.

El extenso cortejo se abre con la imagen de Jesús Rescatado, obra atribuida a las prestigiosas escultoras montillanas Hermanas Cueto. La talla, realizada en el siglo XVIII, camina al son de la Centuria Romana Munda. Seguidamente, una marea de túnicas moradas antecede a la imponente imagen del Señor de Montilla, Jesús Nazareno, al que le sigue una larga fila de promesas que lo acompañan en su caminar. El misterio que representa el Calvario, presidido por el Santo Cristo de la Yedra, se enclavará en la cumbre de la calle Ancha para que la Centuria Romana realice, en la hora nona, el acto de la Lanzada. La bella imagen de la Virgen de los Dolores cierra el cortejo bajo el palio que sustituyó en 1941 a Nuestra Señora Madre de Jesús, recuperada en 2022 y expuesta al culto desde entonces.

A escasos metros de la iglesia de San Agustín, en la calle Fuente Álamo, un estricto y solemne cortejo nutrido de nazarenos con altos capirotes enlutados anteceden al impactante y sublime misterio del Sagrado Descendimiento del Señor, ante el llanto desconsolado de María Santísima de la Encarnación, obra del imaginero Antonio Bernal, quien concluirá el misterio en los próximos años con María de Cleofás y María de Salomé. También será un año de estrenos para esta hermandad, pues lucirá el nuevo guion procesional diseñado por Antonio Maya Velázquez, así como el guion del Grupo Joven, realizado por Francisco Mira.

Montilla acude al entierro del Señor Yacente ante el marco incomparable de San Agustín y recorrerá el barrio de La Cruz en el año en el que se ha descubierto un documento que certifica la creación de la Cofradía del Santo Sepulcro en 1674, es decir, hace justamente 350 años. 

La valiosa Virgen de la Soledad, una de las Dolorosas con más arraigo histórico, procesionará con la fase de talla completada de su paso portado a costal desde el pasado año tras el Señor Yacente, que camina apresuradamente al son del tradicional Tambor de Viruta, en la procesión oficial de Montilla.

El broche de oro lo pondrá la Hermandad del Santísimo Cristo Resucitado y Nuestra Señora de la Paz, que protagonizará el acto del Encuentro de las Tres Marías con el Resucitado a la altura de la Residencia Salesiana y que llenará de gozo y alegría el pueblo de Montilla con el característico repicar de campanas de la torre de la parroquia de Santiago, que anunciará la llegada del Señor Resucitado y de la Virgen de la Paz y su paso por el centro neurálgico de la localidad, con la participación de la representación de todas las hermandades. El momento que queda en la retina de los cofrades montillanos y cierra las puertas de la Semana Santa es el encuentro en la calle Iglesia con la suelta de palomas, al paso del característico palio de malla.

La imagen de Nuestra Señora de la Paz cumple en este 2024 los veinticinco años de su hechura por parte del imaginero cordobés Antonio Bernal Redondo. Una efeméride que remora la historia de la Virgen que vino a sustituir a la anterior, actualmente bajo la advocación de Reina de los Ángeles y que recibe culto en la histórica ermita-santuario de Nuestra Señora de Belén.

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