La Pasión en Córdoba

La evolución artística de los pasos procesionales

La Semana Santa de Córdoba ha experimentado en los últimos años distintos cambios estéticos. A lo largo de este estudio se analiza los pasos de cristo que se realizan a lo largo de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, así como la evolución de los pasos de palio 

HERMANDAD DE LA EXPIRACIÓN EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN PROCESIONA EN UNO DE LOS PASOS MÁS ANTIGUOS DE LA SEMANA SANTA.

HERMANDAD DE LA EXPIRACIÓN EL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN PROCESIONA EN UNO DE LOS PASOS MÁS ANTIGUOS DE LA SEMANA SANTA. / A. J. González

Los orígenes de las cofradías de la Semana Santa cordobesa hay que buscarlos en el siglo XVI. Parece que el germen de estas hermandades está en las órdenes religiosas que comenzaron a fomentar este tipo de congregaciones en sus conventos. En su origen, estas cofradías llevaban en sus procesiones un número reducido de hermanos que portaban velas (los hermanos de luz) o bien se disciplinaban en público (los hermanos de sangre), además de lo que en aquel entonces se denominaban urnas, que no eran otra cosa que pequeños pasos en los que se portaba las imágenes a las que rendía culto la corporación: una representación de Cristo en algún momento de su Pasión, o la Virgen Dolorosa

En el caso de Córdoba no se ha conservado ningún paso del siglo XVII y XVIII. Por las fuentes documentales sabemos que respondían a una gran peana llevada por parihuelas, así como con numerosos motivos iconográficos. De este periodo se conserva la peana de la Virgen de las Angustias.

En el siglo XIX, algunas corporaciones penitenciales perdieron gran parte de su patrimonio documental y artístico en las conocidas revueltas políticas y sociales de la centuria decimonónica, caso de la invasión francesa, la desamortización de Mendizábal y, en el caso de Córdoba, el decreto del obispo Trevilla. Por diversas circunstancias muchas hermandades se vieron sumidas durante largos años en la más triste postración. 

LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS PROCESIONÓ EN EL SIGLO XIX SOBRE UNA SENCILLA PARIHUELA, EN LA QUE DESCANSABA UNA GRAN PEANA DORADA

LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS PROCESIONÓ EN EL SIGLO XIX SOBRE UNA SENCILLA PARIHUELA, EN LA QUE DESCANSABA UNA GRAN PEANA DORADA / CÓRDOBA

El siglo XX

Va a ser a comienzos del siglo XX cuando la Semana Santa recupere su esplendor. Al resurgimiento de las antiguas cofradías hay que unir la fundación de otras nuevas. Desde mediados de siglo el ritmo de crecimiento del elenco de hermandades de penitencia y del número de hermanos de las mismas ha sido imparable.

Artísticamente, la Semana Santa, que ha llegado a nuestros días, hunde sus orígenes en la segunda mitad del siglo XX, porque casi todo el patrimonio de épocas pasadas desapareció, o fue sustancialmente transformado para adaptarse a la moda imperante.  

De esta forma, Córdoba cuenta en la actualidad con dos estilos bien diferenciados: por un lado, los que de modo minoritario aún mantiene sus antiguos pasos y, por otro, el que se ha actualizado a los gustos de las nuevas épocas (siguiendo fundamentalmente Sevilla). 

Primera mitad del siglo XX

El primer bloque se corresponde con hermandades que, por lo general, permanecen inalterables, al menos en lo que a pasos se refiere. En estos pasos, predominan las formas clásicas y en su mayoría barnizados, a excepción del paso de la Misericordia o el de las Angustias terminados en pan de oro bruñido. En este grupo tenemos que citar el paso de Nuestro Padre Jesús Caído, encargado por Manuel Rodríguez Sánchez ‘Manolete’ en 1942 al tallista cordobés Rafael Valverde Toscano, quien tomó como modelo el del sevillano Cristo de la Buena Muerte. Un año después Rafael Díaz Peno diseña para la hermandad del Cristo de la Misericordia el paso del titular, una obra realizada bajo la dirección de su padre Rafael Díaz Fernández, siendo tallado en madera de pino de Flandes por José Callejón Gutiérrez. El paso fue sustituido en 2011 por una réplica realizada por el tallista cordobés Andrés Valverde.

En 1944, el imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci proyectó el paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que fue realizado en madera barnizada bajo una estética renacentista. En 1948, la hermandad del Descendimiento encarga el nuevo paso de su titular, una pieza que talló Antonio Corrales León. En 1949, la hermandad de los Dolores encarga el paso de su titular ejecutado por el entallador Ricardo Castillo, bajo diseño de Rafael Bernier Sodevilla.

La década de los 50 la inaugura la hermandad del Remedio de Ánimas con el encargo del paso de su titular a Antonio Castillo Ariza, quien ejecuta un diseño que sigue el sepulcro del Cardenal Salazar de la Catedral cordobesa. En el año 1973 se hace un nuevo paso en los talleres Jiménez Arenas, el modelo es el mismo, solo se modifican las medidas para adaptarlo a la puerta de san Lorenzo.

En 1955, la hermandad de Pasión encarga al taller de Rafael Valverde el paso de su titular, una pieza tallada en madera de abedul barnizado siguiendo el estilo barroco. Dos años después, 1957, Manuel Mora Valle, asesor artístico de la cofradía de las Angustias, encarga al tallista cordobés Antonio Castillo Ariza el paso de Nuestra Señora de las Angustias. Cerrando este periodo se encuentra el paso de la hermandad de la Expiración, encargado en 1966 a Luis Aguilera Bernier.

HERMANDAD DEL CRISTO DE GRACIA. PASO DEL CRISTO DE GRACIA, REALIZADO POR MIGUEL ARJONA, ESTRENADO EN 1982.

HERMANDAD DEL CRISTO DE GRACIA. PASO DEL CRISTO DE GRACIA, REALIZADO POR MIGUEL ARJONA, ESTRENADO EN 1982. / Manuel Murillo

El resurgir de la Semana Santa

La ciudad de Córdoba asiste a lo largo de 1970 a una evidente recuperación del movimiento penitencial que marca el inicio de una etapa de auge y esplendor de la Semana Santa cordobesa en las décadas siguientes. 

Inaugurados los años 80, la hermandad del Santísimo Cristo de Gracia acomete el nuevo paso de su titular. El encargado de llevar a cabo esta nueva y definitiva obra fue el artista Miguel Arjona Navarro, quien en 1982 presenta a la cofradía del Santísimo Cristo de Gracia un proyecto de paso de estilo gótico que recordaba de alguna manera una canastilla que a principios de siglo procesionó la imagen del Cristo de Gracia. 

Fue también en 1982 cuando la hermandad de las Penas de Santiago encarga su actual paso para reemplazar uno antiguo que pereció en el incendio de la iglesia de Santiago de 1979. Este nuevo paso fue realizado en madera de embero por el tallista Pedro Agüera, siendo concluido en 1984. Es un paso de estética barroca y terminado en barnizado de caoba. El conjunto presenta candelabros arbóreos de Guzmán Bejarano, autor a quien en 1990 se le encarga la reforma del paso.

Antes de acabar la década de los 80 llegan de Sevilla, donde se empieza a vislumbrar la estética que en menos de 20 años tendría la Semana Santa cordobesa, es decir, grandes pasos en su gran mayoría dorados y con unos conceptos netamente sevillanos. 

En lo que respecta al Calvario, fue encargado en 1985, quedando completamente terminado en 1992. El diseño del paso lo firma Manuel Guzmán Bejarano, posteriormente dorado por el sevillano Manuel Calvo

Por su parte, el nuevo paso de Jesús de la Sentencia, que vino a sustituir al anterior, obra de Juan Martínez Cerrillo, autor del titular y el antiguo misterio de la cofradía de San Nicolás, fue estrenado totalmente tallado en la Semana Santa de 1989. Años después se encargó el dorado a Manuel Calvo. También en 1989 la hermandad de la Esperanza proyecta llevar a cabo un nuevo paso para Nuestro Padre Jesús de las Penas, titular que durante décadas procesionó en solitario sobre un original paso realizado con la técnica del guadamecí por Juan Martínez Cerrillo, paso que aún conserva la cofradía. Este fue sustituido en 1990, ante el anhelo de la corporación de dotar a su titular de un misterio cuyas imágenes talló el imaginero cordobés Antonio Bernal. El nuevo paso de la hermandad de la Esperanza fue diseñado y tallado en estilo barroco por Antonio Díaz Fernández, concluido en 1992, dorado y policromado por Aurelio Sanchíz entre 1998 y 2004.

En 1990 fue estrenado el paso del Cristo del Amor, sustituyendo a otro de líneas sobrias que durante décadas llevó el Crucificado del Cerro. El actual es obra de Manuel Guzmán Bejarano de Sevilla, dorado por Manuel Calvo y completado con imaginería de Alfonso Castellano Tamariz en 2007.  

Consolidación de los pasos de misterio

Este fue el inicio de una evolución que culminaría en la década de los 90. Para llevar a cabo esta acusada renovación, las cofradías contaron principalmente con diseñadores sevillanos, aunque, en menor medida, locales. 

Estos pasos responden todos a un modelo común caracterizado por sus considerables dimensiones, cobrando el apelativo popular de «barcos». En su mayoría predomina el estilo barroco con ornamentación vegetal alternada con cartelas o capillas donde figura un programa iconográfico que generalmente gira en torno a la historia de la cofradía. En lo que respecta a la terminación suele imperar el pan de oro. No obstante, como veremos, hay excepciones, sobre todo en los modelos cordobeses, como el paso de Jesús Nazareno, el de la Soledad o el de la Agonía

Siguiendo un orden cronológico, en 1992 la hermandad de la Santa Faz fundada en 1982, estrena el segundo paso en su corta historia. Este nuevo paso es obra de Manuel Guzmán Bejarano, al que años después se le añaden los respiraderos obra de los cordobeses talleres Santa Águeda. El paso está barnizado en caoba y presenta imaginería de Antonio Salto. También Guzmán Bejarano firma el nuevo diseño de paso para la hermandad de la Soledad. Un paso estrenado en la Semana Santa de 1993 en sustitución de otro realizado por Antonio Rubio, que finalmente fue vendido a la hermandad de la Agonía. Entre 1999 y 2004 se ejecutaron los arcángeles de las esquinas, obra de Enrique Ruiz Flores. Este paso, barnizado en 2000, lució en origen arbóreos de guardabrisas, piezas que años después fueron sustituidos por unos personales candelabros con farol en metal bronceado, obra de los talleres Lama de Córdoba bajo diseño de Rafael de Rueda, autor de los respiraderos que realizó el orfebre Emilio León.

HERMANDAD DEL HUERTO. PASO DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA ORACIÓN EN EL HUERTO, ESTRENADO EN SU PRIMERA FASE EN LA SEMANA SANTA DE 1994.

HERMANDAD DEL HUERTO. PASO DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA ORACIÓN EN EL HUERTO, ESTRENADO EN SU PRIMERA FASE EN LA SEMANA SANTA DE 1994. / Chencho Martínez

Fue en el año 1994 cuando la hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto estrena el paso de su titular, una obra realizada por Manuel Guzmán Bejarano. El conjunto, dorado entre 1998 y 2003 por Manuel Calvo, responde a un estilo neobarroco a base de hojarasca e iluminado por arbóreos de guardabrisa. El paso presenta una serie de capillas donde figuran santos relacionados con la sede canónica de la cofradía y 14 relieves donde se representan las estaciones del vía crucis

De nuevo con la mirada puesta en Sevilla, en 1995 la hermandad del Resucitado sustituye el antiguo paso, realizado por Rafael Valverde Toscano en 1960, por uno nuevo diseñado y tallado por el sevillano Antonio Ibáñez. El artista presentó sus trabajos totalmente concluidos en la Semana Santa de 2004. Años después se llevó a cabo el dorado a cargo de Manuel Calvo, que se concluyeron en 2005. 

Un año después, en 1996, la hermandad de la Estrella presentaba bastante avanzado el paso de su titular Jesús de la Redención. Este paso venía firmado por Antonio Ibáñez quien terminó su fase de talla en 1999. Años después se iniciaría el dorado encargado a Emilio López Olmedo, que lo concluyó en 2005. El paso está configurado a base de ornamentación vegetal muy voluminosa, donde se intercala una serie de cartelas realizadas por el imaginero Edwin González relativas a los procesos de Jesús, que vienen a completar otras dedicadas a las alegorías y títulos de la hermandad. 

También de Antonio Ibáñez es el paso de la hermandad de la Sagrada Cena estrenado en la Semana Santa de 1996. En cuanto a la ornamentación, presenta las características propias de Ibáñez con hojas voluminosas, si bien el diseño presenta detalles simbólicos como espigas de trigo y racimos de uvas en un guiño iconográfico a la eucaristía. El paso fue dorado en años sucesivos por Ángel María Varo

En 2010 se estrenaron los respiraderos realizados por los tallistas Manuel Jurado y Miguel Ortiz siguiendo el diseño de la canastilla; dos años después salieron totalmente dorados por Ángel María Varo.

En 1997, la hermandad de Prendimiento decide sustituir el misterio de la cofradía, tanto las imágenes secundarias como el paso en sí. De lo primero, se encargará Antonio Bernal y, en relación a lo segundo, se le encarga un diseño de paso a Antonio Dubé de Luque, una obra que sustituiría al anterior de estilo barroco, tallado y proyectado por Rafael Valverde Toscano y Rafael Valverde Luján. Este nuevo paso fue encargado a los talleres cordobeses de Santa Águeda, quienes en 1998 realizaron las cresterías del paso; años después se continuó con la labor de talla, si bien, con el paso del tiempo, se aprobó el actual firmado por los tallistas Miguel Ortiz y Manuel Jurado.

HERMANDAD DE LA MERCED. PASO DE NUESTRO PADRE JESÚS HUMILDE EN LA CORONACIÓN DE ESPINAS, ESTRENADO EN SU PRIMERA FASE EN LA SEMANA SANTA DE 1997.

HERMANDAD DE LA MERCED. PASO DE NUESTRO PADRE JESÚS HUMILDE EN LA CORONACIÓN DE ESPINAS, ESTRENADO EN SU PRIMERA FASE EN LA SEMANA SANTA DE 1997. / A. J. González

La novedad de la Semana Santa de 1997 la trae la hermandad del Rescatado con el estreno de la primera fase de su actual paso, una pieza que venía a sustituir al realizado por el artista cordobés Antonio Castillo Ariza y que procesionó por primera vez en 1959. El nuevo paso, firmado por José Carlos Rubio, se pudo ver completamente terminado en la Semana Santa de 2001. Este paso de estilo barroco se complementa con un programa iconográfico en relación a la orden trinitaria. El paso se completa con unos faroles realizados en metal sobredorado del taller cordobés de Mogaly.

A finales de los 90, la hermandad de la Merced decide sustituir su anterior paso de misterio, una obra de la primera época de Guzmán Bejarano y adquirido a la gaditana cofradía del Perdón en los años 80. Así, en la Semana Santa de 1997 se estrena la primera fase del nuevo paso de misterio encargado al sevillano Antonio Martín Fernández, único paso del autor para la Semana Santa de Córdoba. Entre 1998 y 2000 se concluye la talla; seguidamente, se acomete el dorado, encargado a los talleres sevillanos de Manolo y Antonio Doradores. En cuanto a la ornamentación, está realizado a base de una tupida decoración vegetal alternada con capillas donde figuran un repertorio iconográfico, llevado a cabo por el imaginero cordobés Francisco Romero Zafra

También en el año 1997, la hermandad de la Paz y Esperanza da un giro a su estética con la incursión en la Semana Santa del misterio tallado por Antonio Bernal para acompañar a su titular. Este misterio fue estrenado junto a un nuevo paso que se presentó en sociedad prácticamente terminado en lo que a talla se refiere. La pieza fue realizada por los desaparecidos talleres cordobeses de Santa Águeda, que realizaron una obra de estética barroca muy acusada y valiente a base de grandes y carnosas hojas. El paso fue dorado por Manuel Calvo, concluido en 2001.

Siguiendo en Capuchinos nos encontramos con el paso de misterio de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Sangre, fundada en 1976. Este paso salió prácticamente tallado por primera vez a la calle en 1998. La obra fue realizada por Francisco Moreno Anguita, bajo diseño de Fernando Morillo Velarde. En 2003 se concluye la talla del canasto y se estrenan los primeros dorados realizados por el cordobés Rafael Barón, trabajos que culminaron en 2009.

El Miércoles Santo de 1998, la hermandad del Perdón estrena su actual paso para sustituir unas andas provisionales en terciopelo rojo, en las que procesionó la joven cofradía en sus primeros años. Este nuevo paso es de José Carlos Rubio, concluido en su totalidad en 2007. 

También en 1998 se estrena el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una interesante pieza realizada por Andrés Valverde y su hijo Manuel Valverde. Este paso, que sustituye a uno anterior obra del propio Andrés Valverde, ha sido realizado en estilo rococó. El conjunto muestra un profundo estudio de la retablística cordobesa, que pone de manifiesto el buen hacer de este tallista cordobés. 

Los pasos del siglo XXI

El año jubilar 2000 se inaugura con el proyecto de la hermandad de la Entrada Triunfal, popular Borriquita, de remodelar el paso de Nuestro Padre Jesús de los Reyes en su Entrada Triunfal en Jerusalén para albergar un misterio que acompañará al Señor de Martínez Cerrillo. Este nuevo paso vino a sustituir al que en 1993 realizó el imaginero Miguel Arjona. El nuevo paso es un proyecto de José Carlos Rubio. Actualmente, la cofradía trabaja en un nuevo proyecto.

SANTO SEPULCRO. EL NUEVO PASO DE NUESTRO SEÑOR DEL SANTO SEPULCRO, REALIZADO EN ESTILO MANIERISTA.

SANTO SEPULCRO. EL NUEVO PASO DE NUESTRO SEÑOR DEL SANTO SEPULCRO, REALIZADO EN ESTILO MANIERISTA. / Manuel Murillo

El Jueves Santo de 2002, la hermandad de la Caridad presentó totalmente terminado su nuevo paso, un conjunto en estilo renacentista firmado por Rafael Valverde y ejecutado por Andrés Valverde, que vino a sustituir uno anterior obra de José Castillo.

En el año 2003 la cofradía del Cerro estrena un nuevo paso para Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes. Esta nueva obra surge por la necesidad de completar la iconografía del misterio introduciendo cinco figuras más. El encargo fue concertado con los hermanos Higuera González de Córdoba, quienes lo ejecuten en los años siguientes. El conjunto fue concluido en la Semana Santa de 2006.

Será en el año 2005, y con el fin de acoger el nuevo misterio para el Santísimo Cristo de la Agonía, obra de Sebastián Montes, cuando la cofradía del Naranjo proyecta un nuevo paso, que viene a sustituir al antiguo, pieza que décadas antes adquirió a la hermandad de la Soledad. Este nuevo paso se encarga al tallista José Carlos Rubio, quien lo diseña y ejecuta en estilo renacentista.

En 2006, la cofradía del Santo Sepulcro procesiona por última vez su antiguo paso, un conjunto proyectado en 1960 por Manuel Manosalva, donde procesionaba la urna de caoba regalada por el Ayuntamiento en 1874. El nuevo paso, según la propia cofradía, parte de un riguroso estudio sobre el arte manierista, estilo que predomina en esta obra. El paso sigue un diseño de Jorge Mellado Lucena y contó con el trabajo de varias disciplinas artísticas, dando como resultado un multidisciplinar y original conjunto que se aleja del paso convencional que hemos visto a lo largo de estos años.

El último paso que ha estrenado la Semana Santa cordobesa ha sido el de la hermandad del Buen Suceso. El titular de la hermandad de San Andrés procesionó durante años con el antiguo paso de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, cofradía de la Paz. Con el fin de sustituir el paso, y dentro de la evolución estética de la cofradía, encargan a José Carlos Rubio el diseño de un nuevo paso cuya fase de carpintería se estrenó en 1996, años después se estrenó algo de talla. Finalmente este paso fue sustituido sin concluir en 2011 por el actual. Este nuevo conjunto en la actualidad en fase de dorado responde al estilo rococó llevado a cabo por los tallistas cordobeses Manuel Jurado y Miguel Ortiz.

En el año 2006 la cofradía del Santo Sepulcro procesiona por última vez su antiguo paso, un sobrio conjunto de caoba proyectado en el año 1960 por Manuel Manosalva

Los pasos de palio

El origen de los palios en los pasos procesionales se origina a partir de lo que nosotros conocemos como «palio de mano» y que los diccionarios españoles lo definen como «dosel rectangular de rica tela que, colocado sobre cuatro o más varas largas, se utiliza en ciertos actos religiosos para cubrir con él al sacerdote que lleva la hostia consagrada, a una imagen o a algunas personalidades como el Papa». 

En el caso de la ciudad de Córdoba, hay constancia documental del uso del palio encima del paso de la Virgen, al menos desde el siglo XVII; así lo refrenda la documentación de hermandades como la Virgen de la Soledad del antiguo convento de la Merced. La dolorosa, cuya hermandad se funda en el siglo XVI, procesionaba en unas andas de talla con figuras de ángeles en las esquinas; también llevaba un rico palio de damasco negro con caídas de terciopelo y 34 campanillas de plata. 

El paso de la Virgen de la Soledad se reemplaza en 1698 por otro de plata realizado por el orfebre Antonio León de los Monteros; este nuevo paso consta de seis varales que sostienen un palio de lujosa tela de plata negra, con caídas de flecos y alamares labrados en materiales nobles. Un palio que responde a los gustos del momento. A través de la descripción que ofrecen las fuentes documentales, se pueden establecer ciertas similitudes con el de la sevillana hermandad del Silencio, fechado dos décadas antes o el que utilizó años después los Servitas de Cádiz, dándonos una idea gráfica de como pudo ser el de la Soledad cordobesa. Así, en ambos, el paso está formado por seis varales de plata labrada, mientras que el palio propiamente dicho es de cajón; asimismo, como era costumbre en el siglo XVII, las bambalinas caerían por fuera de los varales.

No fue el único. Así, en este mismo periodo, la extinguida hermandad de la Vera Cruz, fundada en el antiguo convento de San Francisco, se ponía en la calle en la tarde del Jueves Santo con una procesión de disciplinantes en la que figuraban cuatro pasos: la Santa Cruz, San Juan, Santo Cristo de las Maravillas y Nuestra Señora del Milagro. La titular mariana procesionaba en un paso con cuatro ángeles en las esquinas y sendos hachones dorados. Según la documentación, las andas van cubiertas con un palio de seis varales, hecho de tela de raso de plata morada con flecos y galón de oro. 

En el siglo XVIII, la hermandad de Jesús Caído estrena el palio de su titular mariana, la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad en la que fue su primera salida procesional, un palio de terciopelo negro con fleco de seda, sostenido por seis varales de madera pintados. También en el siglo XVIII, concretamente en 1722, la hermandad servita de Nuestra Señora de Dolores encarga unas andas con palio al escultor Juan Prieto, que serían doradas en años posteriores. 

Estos palios, con mayores o menores modificaciones, se mantendrían en la Semana Santa hasta la incursión del citado decreto de Trevilla, que propició que durante décadas un paso de palio participara en la Semana Santa. De este modo, habrá que esperar a 1852 para volver a ver un palio en la calle, concretamente el de la titular mariana de la hermandad del Caído, la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, que volvió a procesionar en esta ocasión en un palio negro y tachonado de estrellas de lata sobre seis varales. 

En 1874, la hermandad de los Dolores decide realizar un nuevo paso para la Virgen, concretamente un paso de palio. Un palio que no pudo llevar en la calle el Viernes Santo, quizás por mantenerse en práctica el reglamento del obispo Trevilla. Ante este hecho, la cofradía decidió recuperar su procesión del Domingo de Ramos, su día habitual durante el siglo XVIII, aunque se mantuviera la presencia de la Virgen de los Dolores en la procesión oficial del Santo Entierro. Finalmente, el Domingo de Ramos de 1874 la Dolorosa Servita recorre las calles de la ciudad estrenando el nuevo palio. Un palio que poco después dejó de utilizarse, incluso cuando la Virgen salía el Domingo de Ramos, un paso del que solo se conserva la peana, así como los ocho varales del que contaba el conjunto, todo realizado en metal plateado.

El resurgir del palio en el siglo XX

A principios del siglo XX, el palio en la ciudad estaba prácticamente en desuso. Las imágenes de las dolorosas eran pocas y las que acompañaban a sus hermandades lo hacían sin palio. Así, la hermandad de los Dolores lo abandona concibiendo la impronta que ahora vemos en la calle, es decir, una mesa con respiraderos y candelería delantera, sin palio. La devoción a la Virgen de los Dolores y su importancia en la Semana Santa de Córdoba creó una estética tan potente que durante mucho tiempo se daba por hecho que ese era el modelo de paso de Virgen de Córdoba. 

Sin duda, la pieza clave para la restitución del paso de palio en la Semana Santa de Córdoba fue el grandioso palio que estrenó la Virgen de las Angustias en 1937. El conjunto fue diseñado por Manuel Mora Valle y bordado sobre malla en oro por las Madres Adoratrices de Córdoba. Constaba de dieciséis varales que fueron realizados por Pedro Angulo Solís, así como con flecos cordones y borlas confeccionadas por el maestro cordonero José Rueda Muñoz. Este palio, que durante dos décadas llevó la Virgen de las Angustias, presenta unas características muy concretas: bambalinas laterales sueltas, la heráldica en el frontal de las mismas, la bambalina ribeteada de fleco de bellota, mas corta pero destacando formas curvilíneas y recortadas en sus perfiles inferiores, que lo alza como precedente inmediato de otros palios cordobeses que entre los años cuarenta y cincuenta se proyectan.

HERMANDAD DE LAS ANGUSTIAS PASO DE PALIO DE LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS, DISEÑADO EN 1937 POR MANUEL MORA VALLE.

HERMANDAD DE LAS ANGUSTIAS PASO DE PALIO DE LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS, DISEÑADO EN 1937 POR MANUEL MORA VALLE. / CÓRDOBA

Un palio que se mantiene en la Semana Santa cordobesa hasta 1957, cuando el por entonces obispo de Córdoba Fray Albino aconsejó quitarlo por considerar que el paso era de misterio y no de Virgen, si bien para entonces el uso del palio para las vírgenes cordobesas ya había calado en el mundo cofrade cordobés, surgiendo alrededor de finales de los 40 y 50 nuevos proyectos que en cierto modo estaban basados en el palio de las Angustias, sentando las bases del concepto de palio de la Semana Santa actual. Así, y siguiendo la estela de las Angustias, el paso de palio en Córdoba comienza a resurgir. En 1945, la junta de gobierno de la hermandad del Caído decide volver a dotar al paso de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad de un palio, encargando al orfebre Rafael León Rodríguez el dibujo del nuevo palio, así como los varales del mismo, en un total de doce

En estos mismos años 40 del siglo XX, irrumpe en la Semana Santa de Córdoba personajes tan importantes para la estética de la misma como Francisco Melguizo o Juan Martínez Cerrillo, que van a traer nuevos aires al ambiente cofrade cordobés. El primero de ellos estuvo al frente de la hermandad de la Misericordia hasta 1954 y configuró, junto a Rafael Díaz Peno, la estética de la cofradía, primero en el paso de Cristo y, luego, en el del palio de Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo. Un conjunto de doce varales con bambalinas sueltas que con el tiempo fueron bordadas en oro fino sobre terciopelo malva por las Madres Adoratrices de Córdoba.

Por su parte, el imaginero Juan Martínez Cerrillo quiso incorporar a Córdoba un paso de palio acorde con lo que hoy conocemos como hermandades de ‘bulla’; es así como creó para la Virgen de la Paz un conjunto en malla con aplicaciones de oro y seda, un palio cuya inspiración más cercana está en el de las Angustias. El conjunto, como recoge la prensa de la época, fue bordado por las monjas del Buen Pastor y estrenado en la Semana Santa de 1942.

Años después, Cerrillo vuelve a hacer uso de la malla y ochavas para concebir el palio de la Virgen de la Esperanza, un vistoso conjunto estrenado en la Semana Santa de 1950, donde el artista conjuga la malla bordada con el guadamecí en las cresterías. Una técnica del guadamecí que años después utilizó para realizar el palio de la Virgen de la Amargura.

Influencia sevillana

Paralelamente a estos palios, la recién fundada hermandad de la Buena Muerte comienza con el bordado del paso de palio. Un palio en proporciones y forma netamente sevillano cuya primera salida se produce en 1951, una verdadera maravilla artística concluida en muy poco tiempo, y que combina lo mejor del genio creador de dos de los artistas más prestigiosos del arte cofrade contemporáneo, el orfebre Jesús Domínguez y la bordadora Esperanza Elena Caro.

EL PALIO DE LA VIRGEN DE LA ESPERANZA DEL VALLE, TITULAR MARIANA DE LA HERMANDAD DE LA CENA, HA SIDO EL ÚLTIMO EN INCORPORARSE A LA SEMANA SANTA

EL PALIO DE LA VIRGEN DE LA ESPERANZA DEL VALLE, TITULAR MARIANA DE LA HERMANDAD DE LA CENA, HA SIDO EL ÚLTIMO EN INCORPORARSE A LA SEMANA SANTA / CÓRDOBA

No será hasta los años 60 del siglo XX y, sobre todo, los 70, y gracias al auge experimentado por la Semana Santa, cuando el palio vuelve a formar parte de la identidad de la Semana Santa cordobesa. En este sentido, tenemos que recordar la figura del capuchino fray Ricardo de Córdoba, quien populariza en la Semana Santa de la ciudad modelos de clara influencia sevillana. De este modo, en los años 70 y, sobre todo, en los primeros años de la década de los ochenta, numerosas cofradías dejan en manos de fray Ricardo los proyectos de sus futuros palios, unos de nueva factura y otros para sustituir. De este modo, el capuchino crea conjuntos como el palio de la Virgen de la Encarnación o el de la Virgen de la Paz, ambas obras realizadas en aplicación por el ecijano Joaquín Ojeda, y años después el palio de la Virgen de la Merced, comenzado a bordar en oro fino en 1985 por Piedad Muñoz. En todos ellos queda patente la influencia sevillana con palios gráciles de bambalinas con recorte sinuoso y el característico fleco de bellota.

Con este mismo criterio, el palio, paulatinamente, se ha ido incorporando a la Semana Santa cordobesa de distintas formas y modelos. Así, en 1995 se incorporó el de la Virgen del Desconsuelo, titular de la Hermandad del Santo Sepulcro, y la Virgen de la Trinidad, titular de la hermandad de la Santa Faz; años después lo haría la Virgen del Dulce Nombre, titular de la hermandad del Rocío y Lágrimas; en 2009 se incorpora el palio de la Virgen de la Estrella y, más recientemente, la Virgen de la Salud, titular de la hermandad de la Agonía, y el de la Virgen de la Esperanza del Valle, la dolorosa de la Sagrada Cena.

A grandes rasgos, podemos concretar que los pasos de nuestros titulares han evolucionado considerablemente, aunque en una línea cada vez más alejada de la ciudad, intentando emular un modelo sevillano. En el caso de los pasos de Cristo, en su inmensa mayoría adaptándose a unos cánones retablísticos sevillanos, cuando en la ciudad de Córdoba existe infinidad de modelos que han pasado desapercibidos al mundo cofrade cordobés, precisamente por ser de Córdoba. En cuanto a los pasos de palio, subrayar que Córdoba también tuvo pasos de palio en su Semana Santa, si bien el incomprensible decreto de Trevilla hizo que estos bellos conjuntos quedaran relegados al olvido. Afortunadamente, se recuperaron y hoy, sin duda, son una parte esencial de la Semana Santa cordobesa.

Suscríbete para seguir leyendo