Bujalance: Un escenario monumental y de tradición

La Semana Santa de Bujalance es una fiesta declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, que está cargada de tradiciones, devociones, profundos sentimientos y hondas vivencias para todos los bujalanceños, pero que además está abierta a todo el que se acerca a conocerla. Son muchos siglos de historia, tradiciones de un pueblo volcado en su fe por Cristo y por su Madre.

La Semana Santa en Bujalance muestra las más bella estampa de la más fabulosa exposición de arte que se puede ofrecer al aire libre, con el fondo de los más bellos rincones y monumentos bujalanceños; con del sonido del rachear de las zapatillas costaleras; con las saetas o los tambores y cornetas de las marchas; con el olor a incienso o azahar; con la luz temblorosa de los cirios y de la blanca luna, con los colores y olores de las flores y con los morriones y túnicas, en el desfilar de romanos y nazarenos. Todo ello hace que nuestros sentido y espíritu se sientan desbordados. Hace que tanto bujalanceños como visitantes noten el palpitar cofrade de todo un pueblo con el encuentro a su devoción con cada Cristo maniatado, maltratado, con la cruz a cuestas o crucificado y el llanto de dolor, soledad, esperanza o alegría de la Madre en cada plaza, calle o rincón de nuestra bella ciudad.

Historia de siglos

La Semana Santa bujalanceña nace a mediados del siglo XVI, con la primera cofradía, la Vera Cruz, en torno a los frailes franciscanos, primero en el convento de San Francisco y después en la ermita de la Santa Cruz. Le siguieron, la Soledad de nuestra Señora a mediados del siglo XVI en la parroquia de San Francisco y la corporación de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la ermita de Jesús a finales del siglo XVI. Son las cofradías históricas, que atravesaron a lo largo de los siglos numerosas vicisitudes. Ya en el siglo XX se fundaron las demás cofradías, comenzando con el Resucitado en 1928. Después, en el periodo de la contienda civil, se perdió todo el patrimonio imaginero bujalanceño. Y fue en los años 50 cuando se reorganizaron de nuevo las cofradías, que se dotaron con tallas de gran valor artístico de imagineros, como Juan Martínez Cerrillo, Antonio Castillo Lastrucci y Amadeo Ruiz Olmos. En 1965 se formó la cofradía del Cristo de la Buena Muerte y la Soledad, pero fue más adelante, en los años 80 y 90, en los que la Semana Santa alcanzó un gran esplendor, con la creación de la Agrupación de Cofradías y el nacimiento de nuevas hermandades, como la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén (La Borriquita), en 1982, promovida por el Imperio Romano; el Santo Vía Crucis en 1990 y el Cristo del Gran Poder en 1993, que forman parte de la Semana Santa actual.

La Semana Santa de Bujalance es muy participativa y se vive con un gran fervor popular y tiene singularidades y tradiciones que se mantienen, a la vez que han llegado innovaciones, entre ellas el mundo del costal, que llegó en los años 80 para quedarse definitivamente, sobre todo entre los más jóvenes, tanto hombres como mujeres. Se unen por tanto el hombro y el costal para portar los pasos en las cofradías.

La Semana Santa de Bujalance va del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección y se estructura en torno a siete cofradías, con varios pasos cada una, que desarrollan de forma cronológica la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. El Domingo de Ramos, La Borriquita; el Martes Santo, el Gran Poder; el Miércoles Santo, el Santo Vía Crucis, con el Cristo del Amor y la Misericordia; el Jueves Santo, la Vera Cruz, con la Santa Cruz, Jesús en la Oración en el Huerto, el Señor Rescatado y la Señora de Bujalance, la Virgen de la Esperanza bajo palio; el Viernes santo en la Madrugá, Nuestro Padre Jesús y la Virgen de los Dolores; el Viernes Santo de noche, el Santo Entierro, con el Cristo de la Buena Muerte, el Cristo Yacente y la Soledad, y, finalmente el Domingo de Resurrección, con Jesús Resucitado y la Virgen de la Alegría. 

Devoción y belleza

La Semana Santa bujalanceña se abre de par en par el Domingo de Ramos, La Borriquita es llevada a costal por mujeres, acompañadas por las huestes romanas. El momento de mayor intensidad y expectación es el paso del Señor por el Arco del Ayuntamiento hasta la Plaza Mayor, que por su dificultad tienen que hacerlo de rodillas. La entrada de la Borriquita en la Plaza Mayor es apoteósica, ante un gran gentío que inunda la plaza, aclamado con aplausos y vítores, como si entrara en Jerusalén. Ahí comienza la grandiosidad de la Semana Santa bujalanceña. 

El Martes Santo es el caminar del Señor del Gran Poder, que concita a cientos de personas, a la salida del templo de San Francisco, pero sobre todo por las calles estrechas del casco histórico, por las calles Castros y Carmelitas y el Doble Giro de Santa Ana a Benito Rojas. Son lugares de enorme dificultad para los costaleros, lo que le da a esos momentos casi mágicos, una gran belleza y emoción. También destaca su entrada en la Catedral de la Campiña, para hacer estación de penitencia y orar ante el sagrario.

El Miércoles Santo, filas de nazarenos de negro, con cruces al hombro, van en vía crucis con el Cristo del Amor y la Misericordia al ritmo de roncos tambores. Es una procesión de silencio y oración. El Cristo Crucificado se detiene en cada una de las estaciones para hacer el rezo y escuchar los cantos gregorianos de la coral Pedro Lavirgen. Este desfile tiene la peculiaridad de que el itinerario varía cada año para conseguir que Cristo crucificado llegue a todos los rincones de Bujalance. El Jueves Santo se puede disfrutar de la impresionante y espectacular salida de la Vera Cruz, ante una plaza totalmente llena de gente entregada al Cristo de la Oración del Huerto que va a costal. Después la majestuosa salida del Rescatado, llevado a hombros por mujeres. En la Plaza de Santa Cruz, ante Nuestro Padre Jesús Rescatado se realiza la representación del Prendimiento y el Beso de Judas, junto al Imperio Romano y con la presencia de figuras con rostrillo. Desde un balcón, se lee el pasaje del Evangelio del Prendimiento y se realiza la representación del mismo. El momento culminante es cuando Judas sube al paso del Rescatado y le da el beso de traición. Es entonces cuando un soldado romano, también en el paso, ata las manos al Rescatado. En ese momento comienza el redoble de tambores del Imperio Romano y las lanzas se cruzan ante el Cristo, son momentos de una gran emoción, que termina con aplausos de la plaza totalmente abarrotada.

Finalmente, sale la Señora de Bujalance, la Virgen de la Esperanza, belleza sin par, que Juan Martínez Cerrillo regalara a su pueblo y que despierta una gran expectación, con su paso de palio, el de mayores dimensiones de la provincia, por lo que tiene que salir a rodillas de sus costaleros, entre aplausos, vítores, saetas y el canto del coro romero San Isidro Labrador. En la Madrugá del Viernes Santo, Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora de los Dolores salen a las cinco de la mañana de uno de los parajes más bonitos y singulares de Bujalance, la ermita de Jesús que se encuentra situado en el Cerro de la Lobera. Este año, debido a que la ermita se encuentra cerrada, por problemas arquitectónicos, partirá de la parroquia de San Francisco. Eso no va a impedir, que el Nazareno y la Virgen de los Dolores hagan el espectacular recorrido de subida y bajada por la Calzá. Al regreso, se realizarán Las Tres Caídas y el Encuentro de la Madre con el Hijo en el patín de San Francisco.

El Viernes Santo por la noche cierra el ciclo pasional el Santo Entierro. El Ayuntamiento y las autoridades, presididos por la alcaldesa, Elena Alba, y los concejales, continúan la tradición de sacar a hombros al Cristo de la Buena Muerte. Una vez en la calle, lo entregan en el patín al pueblo. Detrás, el Cristo Yacente en el sepulcro y grandes filas de mujeres con mantilla acompañan a Nuestra Señora de la Soledad. El Cristo de la Buena Muerte y el Yacente van acompañados por el Imperio Romano, que llevan sus cascos con las celadas bajadas en señal de duelo. La Semana Santa bujalanceña termina brillantemente con el Domingo de Resurrección, donde los nazarenos con campanitas anuncian la resurrección de Cristo y la alegría de la Virgen, acompañados con el colorido y el marcial desfile del Imperio Romano. Finaliza, con el Encuentro de la Virgen de la Alegría con el Hijo Resucitado, en la Plaza de Santa Ana, antes de entrar en la Catedral de la Campiña.

Durante 2023 y en este 2024 las cofradías bujalanceñas han continuado con su labor evangelizadora, con la celebración de los cultos a sus titulares y colaboración con la parroquia en todas sus actividades, catequesis, Corpus y patrona. También destacan por su labor social, ya que las cofradías han participado y colaborado directamente, con Cáritas parroquial y las campañas del Domund y de Manos Unidas. Las cofradías han estado a su vez trabajando con ahínco para la actual Semana Santa.

Novedades

El imaginero cordobés Miguel Ángel González Jurado ha restaurado la imagen de La Borriquita. Además, en el Gran Poder destaca la entrada de su nueva junta de gobierno, mientras que la cofradía de la Vera Cruz tiene como novedades la finalización del paso procesional de Nuestro Padre Jesús de la Oración, con su última fase de tallado, así como el proceso de pintado en caoba. Por otro lado, la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno presenta el dorado del báculo presidencial, y sobre todo, la novedad de que la salida procesional de la Madrugada del Viernes Santo se hará desde la Parroquia de San Francisco, ya que la ermita del Nazareno, se encuentra cerrada. Además, la cofradía del Santo Entierro presenta la restauración de la capilla de Nuestra Señora de la Soledad y el cambió de recorrido en el desfile procesional y la hermandad del Resucitado tiene como novedad las cuatro maniquetas del paso de Nuestro Padre Jesús Resucitado. También este año se ha vivido en Bujalance, una importante efemérides, como es el 75º Aniversario de la bendición de Nuestra Señora de la Soledad, obra del imaginero Amadeo Ruiz Olmos. 

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