La tradición y el sonido inundan las calles de Baena

La Semana Santa de Baena es una demostración de religiosidad en la que predomina el sonido y el color. Una celebración única, en la que destaca la figura del judío, un cofrade que participa en la mayoría de las procesiones y que durante toda la Semana de Pasión hace sonar su tambor de chillones.

La Semana Santa se estructura en siete cofradías que consiguen mantener la cronología de la pasión y muerte de Jesús, a la que se une el vía crucis que se celebra la madrugada del Viernes Santo por las calles de la Almedina. En la historia de la Semana Santa hay que recordar que en los años cincuenta fue la época de reorganización de las distintas cofradías. La Guerra Civil hizo mella en la Semana Santa, especialmente en la cofradía del Jueves Santo, que sufrió la quema de sus imágenes en el incendio de la iglesia de Santa Marina. Los años setenta y ochenta fueron decisivos para llegar a la Semana Santa actual. Una celebración que se vive con pasión y en la que se ha sabido proteger y restaurar el patrimonio, conservando las tradiciones.

Otra de sus peculiaridades son los pasos que se definen como escenificaciones bíblicas hechas por los cofrades en el transcurso de las procesiones. Entre ellos está el paso de los evangelistas, uno de los más llamativos, que simboliza la persecución contra los cristianos y en el que participan los cuatro evangelistas y los judíos. Otro de los pasos es el abrazo de los apóstoles, la ofrenda de los atributos y martirios o el prendimiento de Jesús. Este último se realiza tanto en la procesión del Miércoles Santo, el Jueves y el Viernes por la mañana.

La Semana Santa cuenta además con el reconocimiento de Interés Turístico Nacional y ahora lucha por alcanzar el internacional. Razones y argumentos no le faltan. Una celebración que en Baena se vive de diferentes maneras. El judío inunda de sonido y color las calles de Baena, esencialmente desde la madrugada del Miércoles Santo, a la vez que el pueblo muestra la devoción a las distintas imágenes. Hay momentos para disfrutar del sonido y otros para el recogimiento.

El judío

El judío forma parte de dos turbas, cola blanca con siete cuadrillas y cola negra con ocho, integradas por más de tres mil baenenses. Uno de los momentos para disfrutar de ellos es el Miércoles Santo, cuando se echan las cajas desde primera hora del día, paseando principalmente por las calles del casco antiguo de la localidad. Pero en el judío no es sólo el tambor de chillones lo que lo caracteriza. La indumentaria también lo hace diferente. Pantalón negro, chaqueta roja con pañuelo de vistoso color al cuello, anudado con anillo. Sobre la cabeza, un casco militar con bellos crines de caballo y coronado con multicolores plumas.

La principal característica del judío, su razón de ser, es el tambor. De chillones, de pellejos y cajas metálicas, que colgado de un tahalí acompaña al judío. Es, sin duda, una figura fundamental de la historia de la Semana Santa. Su historia moderna se remonta al siglo XIX, según la tradición, cuando comenzaron a desfilar con lanzas, aunque hasta el XX no se generalizó el tambor entre los judíos.

En la Semana Santa de Baena, dentro del protocolo, son las encargadas de la recogida. Cada año dos cuadrillas se encargan de cajas y banderas. Tienen que recoger a las demás cuadrillas de la turba, a los Evangelistas y al rey Herodes, para dirigirse hacia el domicilio del hermano mayor. Dentro del protocolo, las cuadrillas de cajas y banderas se encargan de redoblar a las imágenes que salen en procesión durante todo el recorrido.

La importancia de esta figura llevó hace veinte años a la asociación cultural de la primera cuadrilla de judíos de la cola negra a crear la exaltación del judío, un acto donde se pregona a esta singular figura.

Además, desde 2018 el toque del tambor cuenta con la distinción de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, junto a los tambores de otros 16 municipios de cinco comunidades autónomas.

Durante los recorridos procesionales de Baena desfilan valiosas imágenes, pertenecientes a la escuela granadina de los siglos XVII y XVIII. Entre ellas, destaca el Cristo de la Sangre, declarado en 2015 Bien de Interés Cultural por su enorme valor artístico. En 2017 fue restaurado por Salvado Guzmán, que confirma que es obra del imaginero Pablo de Rojas, maestro de Juan Martínez Montañés. Guzmán señalaba que se trata de «una imagen extraordinaria dentro de su producción cristífera, el Cristo Crucificado de Pablo de Rojas vivo más importante que hay». Además databa la imagen de en torno al 1600-1601, una imagen de tránsito del Renacimiento-Manierismo al Barroco, y apuntaba que «esta imagen concretamente es un eslabón muy importante en esa cadena del conocimiento que supone la imaginería andaluza».

También merecen mención el Cristo de los Azotes y Jesús de la Ventana, que se atribuyen al taller de Martínez Montañés, concretamente a su discípulo Juan de Mesa. Al igual que ocurre en la mayoría de los municipios, es difícil conocer la procedencia exacta de las imágenes. En el caso de San Juan, que desfila el Viernes Santo por la noche, se considera obra de Pedro de Mena.

La talla más antigua que desfila es la de Santísimo Cristo del Perdón, que se vincula con el gótico del finales del siglo XV. La imagen con más devoción en Baena es la de Jesús Nazareno, obra de Miguel de Perea. Su importancia para la localidad hizo que en 2010 el Pleno municipal aprobara nombrar a Nuestro Padre Jesús Nazareno alcalde perpetuo.

Novedades

Una de las principales novedades de esta Semana Santa es el estreno de la nueva túnica de Jesús Nazareno, que ha sido bendecida durante la Cuaresma. El trabajo ha consistido en pasar el bordado original de 1880 al nuevo terciopelo. Un minucioso trabajo que se ha llevado a cabo en los talleres de Artesanía del Bordado de Jaén. Uno de sus responsables, Javier García, explica que se han realizado trabajos de limpieza del bordado, restauración de las piezas deterioradas y reproducción de algunas otras. «Con el resultado final lo que se trata es de devolver a la pieza su estado original». Esta túnica de terciopelo morado fue costeada por suscripción popular en Baena en 1880. Se trata de una pieza bordada en Madrid en esa fecha, de estilo barroco, realizada en la técnica de oro fino a realce. Es un diseño original y profuso. En 1985 se realizó una intervención de restauración. Martín Suárez, también responsable del taller, destaca los detalles bordados de la túnica con numerosos símbolos de la pasión de Cristo como el saco de las 30 monedas, el paño de la Verónica, la corona de espinas o los tres clavos. También se han presentado la restauración de la cruz de plata de Jesús Nazareno de 1925, que presentaba numerosos desperfectos y que se ha realizado en el taller del orfebre Pedro Angulo.

Por otro lado, en la cofradía del Dulce Nombre de Jesús estrena ciriales la Hermandad del Cristo de la Sangre; la de la Soledad; dalmática; la imagen del Dulce Nombre estrena vestimenta y la Vera Cruz ha modificado las andas y estrena sudario.

La Real Archicofradía del Rosario estrena las jarritas delanteras del paso de la Virgen del Rosario y dos jarras de entrevarales, terminando de este modo la fase de orfebrería del paso hasta la zona de los respiraderos.

Procesiones

Para poder disfrutar de todo lo que ofrece Baena hay que visitarla, coincidiendo con alguna de las siete estaciones de penitencia o el desfile de estaciones. El Domingo de Ramos, la Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén inicia su recorrido desde la iglesia de Santa María la Mayor, una procesión en la que participan los cofrades más pequeños de las distintas hermandades. El Miércoles Santo, los judíos madrugan para «echar las cajas» y las dos turbas participan en la procesión de la Cofradía de Jesús del Huerto y San Diego, con salida en la iglesia conventual de San Francisco. La turba de la cola negra, que acude como invitada, abandona la procesión al llegar a la plaza de la Constitución, lugar donde se hace el Prendimiento. El Jueves Santo por la mañana es el momento de las confesiones de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en la que participa la turba de judíos de la cola negra.

Por la tarde, la Agrupación de Cofradías de la Semana Santa de Baena celebra la visita a los sagrarios, un desfile lleno de color en el que se pueden ver todas las hermandades y cofradías. Por la noche, la Ilustre Archicofradía de la Vera Cruz y Nuestro Padre Jesús del Prendimiento hace estación de penitencia desde la iglesia de Santa Marina, situada junto a los muros del castillo donde se lleva a cabo el Prendimiento de Jesús.

Pasadas las doce de la noche, desde la iglesia de Santa María la Mayor, la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón inicia su vía crucis por las calles del barrio de la Almedina. Horas más tarde, a las seis, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno empieza su salida desde la iglesia conventual de San Francisco. A su llegada a la plaza de la Constitución, se lleva a cabo el auto sacramental. Por la noche, es el turno de la la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Santo Cristo del Calvario y Soledad de María Santísima.

Y por último, el Domingo de Resurrección, la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario y Santo Cristo Resucitado protagoniza este último día.

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