POESÍA

Extraña forma de vida

Una antología selecciona 25 años de obra lírica de Antonio Luis Ginés

Antonio Luis Ginés.

Antonio Luis Ginés. / SÁNCHEZ MORENO

'Extraña forma de vida’ es el título de un fado de Amália Rodrigues, también de una novela de Enrique Vila-Matas, pero en este caso, extraña forma de vida es la manera que tienen algunos poetas de habitar el mundo. Extraña forma de vida la poesía que, en el caso de Antonio Luis Ginés, se vuelve un refugio contra todo lo hostil que nos amenaza en un mundo sin tiempo para mirar por el espejo retrovisor y hacer balance de lo que con los años dejamos por el camino en los lugares donde fuimos felices. 

Era una tarde de noviembre, llovía en Córdoba y Pablo García Casado -autor del prólogo del libro que nos ocupa- en uno de los momentos que recuerdo más críticos para mí en lo personal y poético, me invitó a un café y me extendió una servilleta con el nombre escrito de una persona a la que tenía que buscar en la Biblioteca Provincial. Cuando me acerqué desde la Fundación Antonio Gala hasta la biblioteca en busca del autor, cuyo nombre llevaba guardado como un tesoro dentro del bolsillo. Entré y me orientaron hasta una puerta cerrada. Llamé y al abrirla encontré a un hombre frente a un ordenador viejo y amarillento, con dos cafés preparados en la mesa y una pila de libros a su lado, libros que durante los siguientes meses debatimos de manera apasionada, con esa pasión que debería caracterizar a cualquiera que de verdad hable de poesía, libros que consiguieron alumbrarme incluso en las horas más oscuras, libros como este del que hablamos hoy, ‘Bosques de Polonia’, una antología de la obra de Ginés publicada recientemente por el Ayuntamiento de Iznájar que puede leerse -y de hecho con esa intención están seleccionados los poemas- como un único libro, independiente, que atraviesa los veinticinco años de trayectoria poética de su autor, desde ‘Cuando duermen los vecinos’ (1995) hasta ‘Antonov’ (2020). 

La historia más reciente de la poesía de nuestro país tiene una deuda con autores como él, francotiradores silenciosos, humildes en lo literario y lo humano, escritores que viven agazapados bajo las tejas de ciudades de provincia, al margen de la pompa y los circuitos oficiales; conductores kamikazes que frecuentan las carreteras secundarias a lo largo y ancho de las periferias de nuestro territorio poético, y que son capaces de llevarnos a los vastos paisajes pertenecientes a las carreteras de Norteamérica sin salir de una plaza andaluza, convirtiendo a una vecina que tiende la ropa bajo el extenuante sol de un pueblo de Córdoba en agosto, en la cajera de una gasolinera perdida en mitad de Texas, porque saben que en los viajes por carretera a través de nuestra tierra -montados en un Renault Clio más que en un Pontiac descapotable-, nos acompañan de copilotos los nombres de todos los que nos precedieron. Autores que escriben como habitan el mundo. Los personajes que circulan por los libros de Antonio Luis Ginés huyen de la realidad, no la aceptan, pero con el paso del tiempo -y de los libros, sobre todo a partir de ‘Animales perdidos’ (2005), claro punto de inflexión en la obra del autor-, ese rechazo se transforma en una confrontación cara a cara, como dice Pablo García Casado en el prólogo «sin excusas de mal perdedor, aceptando que las heridas no suman, que siempre se empieza de nuevo y que cada vez cuesta más ponerse en pie». Porque Antonio Luis Ginés es eso, un autor que nos ayuda a ver, parafraseando a Robert Hass, la luz detrás del bosque, un autor que consigue que recuperemos la fe, cuando la creíamos perdida gracias a libros como ‘Picados suaves sobre al agua’ (2009), obra descomunal por su sencillez y profundidad y, sobre todo, por conseguir que nos reconciliemos con nosotros mismos y nuestra visión de lo que debería ser la poesía: lanzarnos de cabeza al agua, sin saber si alguien estará ahí para rescatarnos.

Qué mejor manera para cerrar este repaso a su obra poética, que volver la vista atrás, en concreto al poema que abre el libro, tomándome una pequeña licencia que sé que su autor me perdonará. Y es que quizá, si hemos aprendido una cosa, al cabo de los cuerpos y los días, quizá, si podemos aprender algo de la obra de Antonio Luis Ginés, quizá, es que la poesía nos ayuda a regresar allí donde muchas otras veces fuimos lo mejor de nosotros mismos. Extraña forma de vida, decía, cuando el autor nos tiende la mano para llevarnos a lugares que conocíamos sin saberlo, aunque nunca hayamos estado. Extraña forma de vida cuando la única manera de vivirla es escribirla.

‘Bosques de Polonia’ (antología)

Autor: Antonio Luis Ginés.

Edita: Ayuntamiento de Iznájar. Córdoba, 2023.

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