SAN VALENTÍN EN LA JUVENTUD

La UCO trabaja con el alumnado sanas habilidades sentimentales

El proyecto CoSCo persigue proporcionar a los adolescentes competencias igualitarias y pacíficas

El programa se estructura en seis sesiones que invitan a reflexionar sobre distintas aptitudes

Carmen Viejo y el equipo Laecovi trabajan en la competencia sentimental en la adolescencia.

Carmen Viejo y el equipo Laecovi trabajan en la competencia sentimental en la adolescencia. / Víctor Castro

Medio mundo se rinde este miércoles 14 de febrero a Cupido. El amor está en el aire, pero experimentarlo de forma sana y positiva, especialmente en la adolescencia, no siempre es fácil. De eso sabe mucho Carmen Viejo Almanzor, profesora de Psicología de la Universidad de Córdoba y responsable del proyecto CosSCo (Competencia Sentimental), que nace fruto de la trayectoria investigadora del Laecovi (Laboratorio de Estudios para la Convivencia y Prevención de la Violencia), y de la propia línea de investigación dentro de este equipo, centrada en las relaciones sentimentales adolescentes.

Este proyecto, centrado ahora en el proceso de cortejo, «trataba de responder preguntas como cuándo y cómo aprenden los chicos y chicas a afrontar esta tarea evolutiva, cuáles son las claves para un cortejo satisfactorio y saludable, quién les enseña las competencias necesarias para abordarlo con éxito y minimizando ciertos riesgos, como la violencia», indica Viejo.

El Programa CoSCo trata de abordar dos grandes objetivos. Por un lado, desarrollar la competencia sentimental de los chicos y chicas, identificando las habilidades necesarias para ser más eficaces en las relaciones sentimentales y fomentando su desarrollo y, por otro, prevenir el riesgo de violencia en las relaciones, identificando los comportamientos que se normalizan y se integran como parte de las dinámicas de pareja y pueden estar en la base de una escalada violenta.

En las aulas

«Este proyecto ha hecho una fuerte apuesta por avanzar en las políticas dirigidas a la disminución de problemáticas sociales asociadas a la violencia en pareja y a su impacto en el contexto educativo. Para ello, es necesario conseguir un incremento de la capacitación del profesorado en la identificación y trabajo de esta problemática, lo que revertirá en una mayor capacidad de detección de casos específicos. Y, por supuesto, trabajar también en la formación específica de los jóvenes en edad de iniciarse en sus primeros contactos sentimentales, que son los verdaderos protagonistas de estas acciones», señala Viejo.

El programa se estructura en seis sesiones de trabajo en las que, a través de actividades en las que el alumnado tiene la oportunidad de reflexionar, verbalizar y entrenar algunas habilidades, se aborda el desarrollo de una relación sentimental, desde sus orígenes en términos de decidir si la otra personas nos gusta y cómo establecer el primer contacto, algunas habilidades para avanzar en la relación, como la comunicación o la gestión y apoyo emocional, habilidades para gestionar situaciones conflictivas, habilidades para identificar situaciones de riesgo de violencia, a veces relacionados con una mala gestión del conflicto y, finalmente, elementos importantes para llevar a cabo un proceso de ruptura si la relación no funciona o no cubre nuestras expectativas.

«La adolescencia es entendida como una etapa de transición y cambio desde hace décadas. En su propia definición está implícita la idea de cambio, de transición a la vida adulta, y de asumir lo que llamamos las tareas psicoevolutivas propias de la edad, es decir, las habilidades necesarias para pasar de ser niño a ser adulto. Por tanto, los retos y los riesgos han estado siempre presentes, y los chicos y chicas adolescentes están en el momento evolutivo idóneo para asumirlos, para entrenarse en diversas situaciones y aprender a gestionarlas de forma eficaz antes de llegar a la adultez», resalta la profesora Carmen Viejo quien reconoce que «los retos de ahora no son los mismos que los de mediados del siglo XX, ni siquiera son los mismos que los de hace 40 años, y quizás por eso a los adultos se nos hace difícil entender por qué hacen lo que hacen o se comportan de una determinada manera. Pero asumir retos y riesgos es la tarea que, evolutivamente, tienen que asumir los adolescentes y está bien que lo hagan y que lo hagan en este momento».

Necesidades

Viejo afirma que, «realmente, existe una necesidad social y educativa para apoyar a los jóvenes en la tarea de crecimiento y aprendizaje que supone el proceso de cortejo y la formación de parejas con buena calidad. No es tanto influir en sus relaciones como acompañarlos en el proceso de aprendizaje que les supone y ofrecerles los recursos y habilidades necesarias para que lo hagan de forma eficaz».

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