Entrevista | Luisa Mª Benítez Moreno Maestra de Audición y Lenguaje y copilota de rallies

«El orden y la metodología del aula las llevo al copilotaje»

Luisa María Benitez, durante una participación en un rali.

Luisa María Benitez, durante una participación en un rali. / CÓRDOBA

R. Hita

La profesora de Audición y Lenguaje Luisa María Benítez Moreno comparte su pasión y su vocación por la enseñanza con otra más movida pero que, igualmente, requiere de toda su atención: el automovilismo. Lleva cerca de dos décadas en las aulas de diversos centros cordobeses y tres lustros subida a coches para competir en pruebas de ralis. En las siguientes líneas explica algo más de todo ello y cómo, por momentos, logra conectar ambos mundos.

-¿Cómo fueron sus comienzos en la enseñanza?

-En 2006 me llamaron por primera vez de interina para trabajar en Educación. Tuve la suerte de ir al equipo de orientación de Priego, del cual guardo muy buen recuerdo y aprendí mucho. De ahí, quizás, me viene mi pasión por el trabajo en los equipos de orientación. Actualmente, de hecho, llevo una década en el de Pozoblanco, que da servicio a 19 centros de la zona.

-Hablando de pasión. ¿Cómo le llegó la suya por el automovilismo?

-A mí, desde siempre, los coches me han causado expectación. Cuando era pequeña, que tampoco había tanta oferta, digamos de ocio ni deportiva en los pueblos, el fin de semana que había rali y pasaba cerca de Pozoblanco, pues era todo un acontecimiento. Y bueno, pues íbamos toda la familia allí a disfrutar y a echar el día de campo. Y me encantaba.

-¿Y cuándo se subió por primera vez a un coche de carreras?

-Fue en 2009, en La Carolina (Jaén). Mi pareja, Juan Jesús Coca, es piloto de rali y se empeñaba en que le acompañase. Yo me resistía porque me daba un poco de miedo pero, finalmente, me saqué la licencia y comencé ahí mi andadura como copiloto de ralis. Desde entonces, no he parado.

-Imagino, entonces, que en su labor docente no tendrá problema en desplazarse ¿no?

-Para nada. Muchas veces lo que le echa para atrás a la gente de este destino en la zona norte es el tema de conducir y estas carreteras. Hay que moverse y a mí, como el coche y los kilómetros no me pesan, más bien al contrario, pues estoy como pez en el agua.

-¿Qué experimenta cuando se sube a un coche de competición?

-Es apasionante. Mi principal sensación es la de concentración. En las carreras, mi atención está al 100% enfocada a la prueba. Y después está la adrenalina, que diría que es hasta un poco adictiva.

-¿Y qué siente cuándo está en el aula?

-Pues siento mucha responsabilidad y, además, se trata de mi vocación. En las clases experimento y aplico disciplina, soy metódica. Y luego sucede que el orden y la metodología del aula las llevo al copilotaje. Es una forma de conectar ambas pasiones.

-¿Se puede llevar también algo de los ralis a las clases?

-Sí, intento compartir mi conocimiento y experiencia en el mundo del motor con mi alumnado. Les explico que esto no va solo de correr, es mucho más. De hecho, este deporte tiene muchas formas de integrarlo a nivel curricular. Por ejemplo, se trabajan muchísimas capacidades a través abordar el automovilismo: aspectos matemáticos como aprender las diferencias de tiempo o contar los kilómetros; trabajar conceptos básicos como la rapidez o los colores o aprender palabras en inglés.

-¿Imparte muchas charlas en centros?

-Siempre intento acudir si me llaman de algún colegio o instituto para impartir una charla. Quiero acercarles la realidad de este deporte, que no es solo de correr, que hay mucho trabajo, estudio y entreno detrás. También, en materia de igualdad, aunque cada vez es más habitual ver mujeres al volante, pues intento transmitir al alumnado que persigan sus sueños y que nadie les diga lo que pueden o no pueden hacer.