Entrevista | Yaiza Fernández Estudiante de Secundaria del IES Guadalquivir

«El monólogo me ha enseñado que sé trabajar bajo presión»

"Ha sido curioso profundizar en la no evolución de órganos del cuerpo sin función ahora", afirma

Yaiza Fernández.

Yaiza Fernández. / CÓRDOBA

Víctor R.H.

Yaiza Fernández ha resultado ganadora del certamen de monólogos divulgativos Las que contarán la ciencia, en la categoría de Secundaria. Su objetivo es el de visibilizar el papel de la mujer en la ciencia y, en concreto, explicado distintos conceptos relacionados con el cuerpo. En el caso de Yaiza, se centró en los órganos denominados vestigiales, que se conservan como herencia del proceso evolutivo.

-¿Cómo conoció el concurso y se animó a participar?

-Pues estábamos en una reunión y nos informaron de última hora, que estaba ya el concurso en marcha y los profesores pensaron en mí, me vieron la persona idónea. Aprovecharon que me dejó enredar para todo y dije que sí, porque veíamos que podría ser una buena oportunidad, y así fue.

-¿Y el proceso? ¿Cuánto tiempo ha dedicado a prepararlo?

-Fue todo exprés. Me lo dijeron el jueves por la mañana y teníamos que grabarlo el viernes, porque el plazo de presentación de los monólogos acababa el fin de semana. Así que fue todo contrarreloj. Me puse a pensar en temas y prepararlo con una profesora, Cristina, quedó escrito ese día y el viernes estuve ensayando hasta grabarlo.

-¿Qué razones le llevaron a elegir esa temática para su monólogo?

-Hicimos una lluvia de ideas, de los temas que podíamos hablar y, buscando, encontré este y pensamos que no hablaría mucha gente de esto y a mí, personalmente, me había llamado la atención. Lo había tocado un poco en clase y me apetecía profundizar en ello.

-¿Y qué son exactamente los órganos vestigiales?

-Son órganos que sí eran funcionales antes pero que, en la actualidad, ya no lo son. Y me atrajo conocer más sobre esa no evolución. Estudiamos al científico Wiedersheim, que hizo una lista. En ella están las muelas del juicio, los músculos de las orejas, los pezones en los hombres, el apéndice, el ombligo. Ha sido muy curioso profundizar en esto.

-¿Qué le ha aportado sobre todo participar en este concurso?

-El monólogo me ha enseñado que sé trabajar bajo presión. He podido comprobar que controlo esas situaciones límite en las que se trabaja con el tiempo en contra. Es cierto que me encanta hablar en público, pero tenía que verme en un escenario y frente a decenas o centenares de personas. Tenía nervios, acabé con lágrimas en los ojos, pero era por la emoción de haber completado la experiencia.

-Entonces, lo de los nervios está superado. ¿Es así?

-Bueno, nerviosa estaba antes de intervenir, la verdad. Pero el hecho de controlar esos nervios y completar el proceso, pues fue magnífico. Además, para mí, la experiencia del público fue lo mejor. Yo no sabía cómo había quedado la interpretación y, al recibir el aplauso, pues fue lo más allí.

-¿Lo que más le costó y lo que más has disfrutado de todo esto?

-Lo que más me costó fue encajar el monólogo en los 5 minutos que teníamos, porque tenía mucho contenido y lo tuve que ajustar para hacerlo tranquila. Lo que más he disfrutado ha sido todo. Y aún queda, pues la actuación en el teatro Góngora con expertas monologuistas la espero con ilusión.