ENTREVISTA | Padre José Molina Director del Colegio Virgen del Carmen

«Quiero que nuestro centro sea un lugar de entendimiento»

«Nuestro objetivo final es crear una hermandad real y que la humanidad prevalezca», afirma

El padre carmelita José Molina, en las instalaciones del Colegio Virgen del Carmen de Córdoba.

El padre carmelita José Molina, en las instalaciones del Colegio Virgen del Carmen de Córdoba. / Óscar Barrionuevo

Víctor R.H.

José Molina es oriundo de Dúrcal, un pequeño pueblo ubicado entre Motril y Granada, pero la historia de su vida está muy conectada con Córdoba, puesto que aquí fue donde culminó sus estudios básicos con el COU y donde ahora parece que culminará su carrera docente; aunque lo que acaba de iniciar ahora es su etapa al frente de la dirección del colegio El Carmen.

Su relación con Córdoba viene de lejos, ¿no es así?

Sí, hice COU aquí en el 76, pero luego ha habido un paréntesis grande porque cursé estudios de Filosofía y Letras, Psicología y Magisterio; y mis primeras experiencias docentes fueron en nuestros colegio carmelita de San Fernando y, después, en la SAFA, de los Jesuitas, dando clases en la ESO y en los ciclos formativos.

¿Y cuándo comienza, entonces, su segunda etapa en esta tierra?

En 2008, siendo un docente más, y llevando fundamentalmente la asignatura de Geografía en Bachillerato. Contento porque, desde 1985, estoy metido en educación, no he hecho otra cosa y me gusta.

¿Le gusta también su elección como director? ¿Le sorprendió?

Un poco sí porque estoy muy cerquita de la jubilación, pero ahora me ha pedido mi Provincial que me olvide un poquito de lo de jubilarme todavía. Respecto a la elección, ¿qué quieres que te diga? Yo disfruto con los niños. Yo llego al colegio y aquí es donde me siento feliz. Me he pasado toda la vida en clase y, aunque todo proceso tiene su final, el mío ahora me lo alargan un poquito... Pues mira, bendito sea Dios.

¿Qué tal están siendo estos primeros meses al frente del centro?

Ten en cuenta que a mí la gente ya me conocía y yo les conocía a ellos. Aquí hay un equipo excepcional de gente que me ayuda. Además, aquí se vive de otra forma la educación, en el Carmelo la entendemos como una familia. No se olvide de que somos la única orden masculina que existe en el mundo fundada por una mujer. Y eso nos otorga ese pequeño matiz, don de la sensibilidad, y nos movemos a modo de madre.

¿Tiene algún reto u objetivo en su primer curso como director?

Un proyecto principal dentro del colegio siempre ha sido la innovación. Fuimos el primer centro en Córdoba en utilizar iPad de forma habitual con todos los alumnos prescindiendo un poco de los libros en papel y apostando por la digitalización. Además de eso, quiero que nuestro centro sea un lugar de entendimiento, en el que se mantenga esa máxima de El Carmen de educar en libertad. Aquí ya los frailes nos educaban para intentar que fuésemos personas, capaces de descubrir que teníamos unas necesidades y esas las teníamos que cubrir: en el ámbito cultural, social, laboral y también religioso, pero sin obligar a nada ni a nadie.

¿Ha cambiado mucho el colegio de cuando estudiaba a ahora?

La educación ha dado un vuelco tremendo en cuanto a normativas y formas; y debemos ser capaces de adaptarnos a ellos para no cerrarnos puertas. Lo que hay que intentar es darle tu propio matiz a esa nueva enseñanza. Ahora me toca a mí dirigir al equipo, pero antes, yo he tenido dos magníficos directores aquí: Fernando Donaire, una persona excepcional con una visión de futuro increíble; y José Manosalvas, igual de increíble y que desgraciadamente nos dejó siendo aún joven.

¿Y algún sueño por cumplir en esto de la educación?

Mi gran sueño sería encontrar que las personas que tengo a mi lado tengan estabilidad y perspectiva de futuro, tanto trabajadores como alumnado y familias. Pero tenemos el hándicap de la bajada de natalidad y muy pocos centros cubrimos en Infantil cuando, hace poco más de un lustro, teníamos casi el doble de solicitudes.

¿Quiere enviar un mensaje a su comunidad educativa?

Quisiera encontrar un camino de unidad en El Carmen, porque si no somos un grupo unido, nada tiene sentido. Nuestro objetivo final es que los compañeros sean capaces de conectar entre ellos, de sentir, de vivir, de crear una hermandad real y hacerlo también con los chavales, haciendo que la humanidad prevalezca.

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