Relatos

Exploración sobre el estupor

Antonio Tocornal publica ‘Cadillac Ranch’ en la editorial Sloper

Antonio Tocornal.

Antonio Tocornal. / CÓRDOBA

La aventura literaria de Tocornal está dando sus frutos en narrativa, donde ha obtenido algunos premios interesantes como el Vargas Llosa en 2017, el de Diputación de Córdoba en 2018, el Alfons el Magnànim en 2020 o el Felipe Trigo en 2021, además de haber sido elegido por la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios para la final del Premio Andalucía de la Crítica de 2022. Estamos, pues, ante un narrador que en cuestión de seis años ha conseguido destacar de un modo cierto y, en consecuencia, hay que analizar su narrativa con el interés que esta despliega.

‘Cadillac Ranch’ (2023) reúne quince relatos que habían sido premiados en diversos certámenes especializados y ahora son reunidos en esta edición. En ellos existe esa voluntad cierta de explorar el estupor, de búsqueda de originalidad y la necesidad de la sorpresa como inherentes a la construcción de mundos complejos, absurdos, surreales o existenciales.

A lo largo del siglo XX ha habido dos grandes narradores en corto en español: Borges y Cortázar. Este último en ‘Clases de literatura’, publicado por Alfaguara en 2013, sobre su estancia en la universidad de Berkley allá por 1980, decía que hay dos elementos esenciales en el cuento o el relato: la «intensidad» y la «tensión». Y añadía un elemento más: la «revolución de adentro a fuera», es decir, «dándole al lector el máximo de posibilidades de multiplicar su información, no solo la información intelectual sino también la psíquica» (p. 34). Tocornal tiende a ello, incluso en varias ocasiones podemos tener a Cortázar como guía. Sus historias son variadas y ricas en matices.

La primera sobre un recorrido por EEUU (con cita inicial de Kerouac) rememora a su profesor a través del insecto («escarabajo gordo»), lo va construyendo-destruyendo al mismo tiempo y, con un lenguaje cheli, en ocasiones, nos adentra en la historia de la chica que conoce al narrador, yendo de un lugar a otro y recreando ese mundo absurdo donde se rememora un pasado cubierto por el padre y los viajeros: Clara, Rober... a la búsqueda de una felicidad quimérica: «juntos en Cadillac Ranch; una foto que nos guiaría el resto de nuestras vidas. Luego empezó a torcerse todo; mierda de vida».

Un espacio infinito

Muy cortazariano es «En el paréntesis del mundo». Aquí se va produciendo la progresiva expansión de una casa que crece inmarcesible, recreando la angustia que esta situación crea. Se ha convertido en un espacio infinito encerrado en su perplejidad y «páramo vacío, el abismo horizontal». En otros momentos, puede ser un jardinero que habla reiteradamente de sus plantas, o un banquero corrupto que se queda encerrado a vivir en el coche. Su valor simbólico, surrealista y absurdo trata de trasladarnos esa realidad existencial traumática y crítica: «Ser un banquero corrupto enclaustrado en un pestilente coche de lujo».

El mundo del arte, muy cercano a él ya que cursó estudios de Bellas Artes, es el centro de «Cara de mujer con tres ojos», donde tras las referencias históricas a Rothko, Arshile Gorky y Nicolás Staël, se adentra en el mundo de la pintura y sus reflexiones sobre el arte («El arte no es más que deambular de un ciego a través de un laberinto mientras intenta descifrarlo para de esa forma descifrarse a sí mismo»). Se habla desde la perspectiva del pintor reconocido, consagrado, que ve el mundo del arte como una blasfemia, y toda esa cultura del éxito que lo rodea.

Esa voluntad cortazariana también está presente en «Ayúdeme a salir», la historia de alguien que va a un parque y oye una voz que le llama la atención, pero no ve a nadie. Al final este personaje es el mismo que sisea y llama la atención a los viandantes. En un juego de roles muy llamativo que es una llamada de atención al «otro» que se haya en estado de debilidad y podemos acabar siendo nosotros mismos. En donde se hace más evidente esa visión cortazariana es en «Cuarto cerrado», con un cuarto que no se quiere abrir, de reminiscencias en «Casa tomada». Ese mundo surreal está también muy presente en «Un pueblo pequeño y pintoresco», con el conjunto de seres que aparecen, todo un pueblo, en la mano de alguien que observa con atención su crecimiento. Esa voluntad de sorpresa, de estupor, de llamada de atención, de búsqueda, en definitiva, está presente en todas sus historias que gozan de una personalidad definida, como sucede en la historia del viaje del ferretero, o la del que quiere morir como su gata y mientras hace efecto el veneno escribe la historia. Llama la atención la semblanza de la joven que acaba convirtiéndose en su madre o la muy cercana a Pedro Páramo, «Cundi Macundi»: «Soñé que el mundo se había convertido en un gran cementerio». En definitiva, un escritor con personalidad propia, a la búsqueda de una voz que penetre en la sustancia del ser humano, en su mundo absurdo y surreal sin perder el horizonte de los grandes narradores en corto, en especial Cortázar.

‘Cadillac Ranch’

Autor: Antonio Tocornal.

Editorial: Sloper. 2023.