POESÍA

Épica para paseantes

‘Por la acera del viento’, primer poemario de Marisa Calero

Marisa Calero.

Marisa Calero. / Antonio Jesús González

A veces diseccionar lo innombrable es alcanzar el mito que la realidad produce, acometerlo, edificarlo. Y nos vemos casi en el aire rezumando el acento que, a la hora de escribir poesía, pretendemos hacer cercano.

Nos encontramos ante la ópera prima de Marisa Calero y hallamos una estética de naturalidad. Es como si este poemario recorriera el itinerario de una vida entera, con las palabras amigas que tan bien conoce la autora, esa supremacía en su discurso aquilatado, serio en las formas, de clara percepción, pero inocente a la vez.

Un viaje donde advertimos el paso del tiempo, los recuerdos de infancia y adolescencia clavados en la piel, esas memorias que son removidas en acontecimientos presentes. Encontramos citas encauzadas por la poeta hacia sus maestros que la acercan a esas vías de conocimiento que han hecho mella en su lírica. Y se detiene en nombres como el de Alejandra Pizarnik, Machado, Silvia Plath o César Vallejo. Poetas que han forjado también esta forma de «decir», de absorber las distancias y las cercanías de la contemplación que la acompaña, porque se trata de un viaje onírico en busca de la verdad. Esa descripción de la cotidianidad que relata es una de las indudables virtudes de su poesía, de toda poesía: la autenticidad. Bajo ese prisma conjuga y reinventa su mundo propio además del ajeno. Mundo en el que símbolos del presente se dan la mano con otros del pasado: «Y a pesar de la rabia nunca arranques la raíz de tu nombre».

Nos internan esos distintivos en la furia de querer exprimir cada instante y, en ocasiones, aparece algún que otro tono nihilista en estos poemas, algunos incluso con un acento de sarcasmo: «Es por lo que deduzco -desolada-/que el genoma se nutre de los cuentos».

«Una nostalgia intensa se posa en estos versos, como un terreno de paraísos perdidos...»

Una nostalgia intensa se posa en estos versos, como un terreno de paraísos perdidos, a través de cantos a juegos, a recuerdos infantiles y de adolescencia que aportan colores y sabores sugestivos a estos poemas. Gran concentración de expresividad respondiendo a esas emociones que, aunque parezcan contenidas, son portadoras de un lirismo a descubrir por el lector. Apreciamos un compromiso también con nuestro tiempo histórico, una especie de brújula para saber dónde nos hallamos. Poeta en constante búsqueda, Marisa Calero, como cualquier persona, se interna en ese desafío de introspección. Desea alcanzar la plenitud y hace uso de su maestría de selecto lenguaje (se evidencia aquí, su condición, como catedrática de Lingüística de la Universidad de Córdoba). Detalla una buena intensidad de contrastes y procedimientos estilísticos. Se entrelazan experiencias cotidianas, diacronías que desembocan en el campo imaginativo. Destacan en este poemario el sentido del ritmo y el carácter narrativo que construye la poeta, la profunda ternura anida en estos versos que manifiestan intensas revelaciones descubriendo y aseverando los posos de algunas heridas. Auténtico ejercicio de lucidez, con intensas imágenes que van desde el recinto de los miedos hasta plenos estados de felicidad. Reflexiona en ese camino vital con el desencanto pero nunca falta la esperanza. El poemario es un afianzamiento en todas esas cuestiones que han forjado la personalidad de nuestra poeta. Trata, asimismo, de llegar a la comprensión del ser humano y el mundo que lo rodea. Y es capaz de penetrar con esa mirada en el escondite de cualquier circunstancia, momento o lugar, con visión escrutadora, con esa misma con la que logra dilucidar el paso de la vida. No obstante nos encontramos ante una poesía de enorme calado biográfico. Rica en sugerencias y escenas, con una identidad expresiva y dramática muy personal, con una intuición literaria como fruto de esa abstracción, y lo hace con acento cautivador poniendo de manifiesto la vulnerabilidad humana. La poeta no está exenta de conflicto y lo recrea en sus versos. La raíz se origina en el presente hacia el futuro, aunque esa proyección venga del pasado, se interna temporalmente más allá de la memoria.

Aristóteles, Baltasar Gracián o Shakespeare han hecho referencia al elemento viento, la literatura universal está poblada de esas alusiones y se han establecido similitudes con la naturaleza asociadas a la función física del viento con la función abstracta y filosófica. ‘Por la acera del viento’ cumple con la misión de llevarnos a todo lo que se puede expandir dentro de nosotros mismos y en ese viaje de libertad se encuentra nuestra esencia, la más pura, la que no nos engaña y nos hace creer en la autenticidad, la misma que nos transmite, como dádiva de verdad, este poemario de Marisa Calero, en estado puro de creación.

‘Por la acera del viento’.

Autora: Marisa Calero.

Editorial: Cántico. Cántico, 2023.

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