Descubren un antiguo manuscrito que pone fecha exacta al fin del mundo: inminente

Una "señal" registrada en un antiguo documento ha puesto a muchas personas sobre aviso de la llegada del fin del mundo

Bombardeo en una ciudad del Alto Karabaj.

Bombardeo en una ciudad del Alto Karabaj. / Adrien Vautier

Una de las mayores preocupaciones del ser humano es sobre la muerte: cuándo llegará nuestro final y por qué medios abandonaremos este mundo. Extrapolado a lo colectivo, cada vez hay más personas pendientes de las profecías que ponen fecha al fin del mundo. Con el recrudecimiento de la emergencia climática, la guerra en Ucrania e incluso la ya pasada crisis del Coronavirus son muchos quienes han visto cerca el ocaso de la humanidad.

Una de las teorías que más ha sonado al respecto en los últimos días es la que propone un manuscrito con más de 800 años de antigüedad. Se trata de un texto escrito por el monje Abbott Burchard en 1217 que observó en el firmamento "una señal maravillosa que brilló con gran luz durante muchos días".

Lo que vio el religioso desde la Abadía de Ursberg en Alemania no fue ni más ni menos que una nova recurrente. En concreto, el primer fenómeno de nova recurrente del que hay registros.

La nova recurrente es un tipo de estrella binaria compuesta por una estrella enana blanca y una compañera cercana, generalmente una estrella gigante roja. En este sistema, la enana blanca acumula material de la estrella gigante a medida que la gravedad la atrae hacia sí misma.

Cuando suficiente material se acumula en la superficie de la enana blanca, la temperatura y la presión se vuelven lo suficientemente altas como para iniciar reacciones nucleares, desencadenando una explosión termonuclear que aumenta enormemente su brillo y la hace visible en el cielo como una nova.

A diferencia de las supernovas, las novas recurrentes no destruyen completamente la enana blanca, por lo que el proceso puede repetirse en el futuro cuando más material se acumula, generando múltiples erupciones a lo largo del tiempo.

La nova recurrente que observó el monje desde Alemania y que catalogó de "señal maravillosa" es, en terminología contemoránea, 'T CrB': situada en la constelación de la Corona Boreal.

La particularidad de este fenómeno según las investigaciones es que su resplandor se incrementa visiblemente una vez cada ochenta años: esta nueva "explosión" que sufre la nova recurrente T CrB y que podemos observar desde la Tierra se mantiene durante una semana, según se ha documentado en las observaciones de 1866 o 1946.

Así, según las previsiones, la próxima explosión estelar de la nova recurrente se producirá a finales del año 2024: aunque en cualquier caso la explosión de la nova recurrente no podría provocar el fin del mundo en un sentido apocalíptico, muchas personas interpretan estos fenómenos como señales de una catástrofe que se avecina.

Aunque estas explosiones pueden ser espectaculares y aumentar temporalmente el brillo de la estrella enana blanca, no tienen el potencial destructivo necesario para amenazar la Tierra o la vida en nuestro planeta. Las novas recurrentes ocurren a distancias astronómicas y no emiten suficiente energía como para afectar significativamente a nuestro sistema solar o a la Tierra. La luz de una nova recurrente puede ser visible desde la Tierra, pero no representa una amenaza real para nuestro planeta.