experiencia como profesor en el centro intergeneracional

Manuel Bermúdez destaca el ansia por saber de los estudiantes

Lleva una década enseñando a mayores, una experiencia que recomienda

Manuel Bermúdez reconoce que enseñar en el Centro Intergeneracional le encanta.

Manuel Bermúdez reconoce que enseñar en el Centro Intergeneracional le encanta. / JOSÉ ANTONIO AGUILAr

Manuel Bermúdez lleva 10 años como docente del Centro Intergeneracional. Este curso imparte las asignaturas de Ética y Filosofía, cultura y sociedad. «Me encanta impartir clases en el Centro Intergeneracional porque supone un golpe de aire fresco a mi docencia habitual. Los alumnos del centro suelen ser activos y participativos. Aúnan a la experiencia vital un afán por aprender que no es frecuente encontrar», dice.

Bermúdez resalta que «los alumnos del Centro Intergeneracional tienen ansia por saber, responden al viejo dicho latino de la libido sciendi, el placer de saber y agradecen mucho cuando la clase se imparte bien. Las clases del Centro Intergeneracional tienen chispa, cosa que solo de vez en cuanto encuentro en mis clases regulares. Es verdad que en el centro no hay exámenes y eso relaja mucho la docencia, pero la tensión por aprender siempre está presente».

El profesor señala que «entre los estudiantes del Centro Intergeneracional hay personas de muy variada condición, lo que agrega un esfuerzo extra a la preparación». Por ello, mantenerse al día es particularmente importante «porque lo variopinto de los participantes te lo exige, pero es una exigencia agradable, que lleva implícita el aprendizaje».

Para mí, el Centro Intergeneracional es una de las mejores cosas que me ofrece mi carrera profesional», admite Bermúdez, quien asegura que «los estudiantes me han apoyado mucho durante estos años y he encontrado una vía de expansión intelectual de enorme valor para mí». Por este motivo, animaría a otros docentes a participar en el Centro Intergeneracional «porque es muy enriquecedora y valiosa la oportunidad de enseñar y aprender con un público como el del Centro Intergeneracional. Es única y hay que aprovecharla», recalca.

Una herramienta muy valiosa

Manuel Bermúdez está convencido de que el Centro Intergeneracional «tiene una importancia inmensa en la vertebración del panorama cultural de toda la provincia. En aquellas sedes donde está implantado, las personas que asisten tienen acceso directo a la docencia universitaria, a la más actual de las investigaciones (en mi caso suelo enseñar en clase los derroteros por los que va mi investigación), participan en numerosas actividades paralelas, como, en mi caso, los congresos que organizo, dos al año, y cuyos principales asistentes son mis alumnos del Centro Intergeneracional». Además, sostiene que acudir a las clases da una vida nueva a los alumnos que socializan, se encuentran dos tardes a la semana, departen amigablemente tanto fuera como dentro del aula o discuten los contenidos controvertidos que se imparten, entre otros cometidos.

«Desde mi punto de vista, el Centro Intergeneracional es una de las herramientas más valiosas que posee la UCO para vertebrar el territorio, animar el panorama cultural e intelectual y para hacer la vida de todos algo más feliz», añade este profesor.

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