ENTREVISTA | Miguel Agudo Defensor Universitario de la UCO

«La convivencia en la Universidad de Córdoba es bastante sana»

«Hay que seguir apostando por ese proverbio de ‘hablando se entiende la gente’», asegura

Miguel Agudo, en los jardines que dan acceso al Rectorado de la Universidad de Córdoba.

Miguel Agudo, en los jardines que dan acceso al Rectorado de la Universidad de Córdoba. / Manuel Murillo

El catedrático de Derecho Constitucional, Miguel Agudo, lleva al frente de la Defensoría Universitaria de la Universidad de Córdoba desde justo antes de la pandemia del covid-19, que provocó un incremento de las reclamaciones, quejas, consultas y mediaciones. El pasado curso, la Defensoría registró 116 expedientes de los que 15 corresponden a quejas, 27 a reclamaciones, 49 a consultas y 25 a mediaciones. Estas cifras retoman los números de antes de la pandemia. Lo importante, en cualquier caso, es que la mayoría de los casos se resuelven favorablemente.

Recientemente, daba a conocer la memoria del servicio de Defensoría Universitaria del pasado curso, en el que se abrieron 116 expedientes, bastantes menos que en el curso precedente, cuando fueron 165. ¿A qué achaca esta disminución de los casos que han llegado a la Defensoría?

La razón principal de esta disminución se debe al fin de las repercusiones académicas de la pandemia. De este modo se ha vuelto a un número de expedientes bastante similar al existente en los años anteriores a la crisis sanitaria, debiéndose destacar que en la mayoría de los casos se ha alcanzado una resolución favorable a la situación planteada.

En términos absolutos, el colectivo que más se dirige a la Defensoría es el alumnado -el pasado curso fueron 65 solicitudes que suponen un 56% de los expedientes-, pero proporcionalmente es el profesorado (PDI) -con 35 solicitudes, que han supuesto el 31% del total-. ¿Es quizá porque son más conocedores de la labor del servicio o porque realmente tienen más de qué quejarse que el alumnado?

El conocimiento de la institución y el compromiso del profesorado en la defensa de sus derechos e intereses son razones que explican este hecho. Además no se trata de quejas solamente, sino que en muchas ocasiones acuden a la Defensoría Universitaria en búsqueda de información, planteando consultas relativas a normativa y a procedimientos académicos o administrativos. En otras ocasiones se solicita una actividad de mediación ante conflictos de convivencia o de aplicación de las normas.

Sé que la temática de las cuestiones que les plantean es muy diversa, pero ¿ha notado una evolución en la temática desde que se hizo cargo de la Defensoría en 2020?

Este último curso ha habido varios asuntos que han tenido una mayor repercusión, entre otros los relacionados con varios aspirantes de ingreso en la Facultad de Medicina y Enfermería que demandaban conocer el número exacto y real de matrículas formalizadas y en vigor, esto es no anuladas, en el Grado de Medicina a una fecha concreta, así como conocer el procedimiento que la Universidad utiliza si la cifra de matriculados en dicho grado fuera inferior a las plazas ofertadas. O también las quejas de algunos profesores en relación a la existencia de una plataforma de internet, donde se están comercializando materiales docentes sin el consentimiento de los profesores, y que se interesaban por sus posibilidades de actuación. Igualmente, también es frecuente la prestación de asesoramiento a estudiantes en la presentación de solicitudes ante el Tribunal de Compensación.

«En la mayoría de los casos se ha alcanzado una resolución favorable»

Usted siempre ha apostado por la mediación como medio de resolución de los conflictos que puedan generarse en el seno de la Universidad. ¿Cómo está funcionando? ¿Se está utilizando esta herramienta lo suficiente o cree que aún puede sacársele más partido?

Parafraseando a Gabriel Celaya, «la mediación es un arma cargada de futuro». La resolución de los conflictos por la vía del diálogo y de la mediación es una prueba evidente del éxito de una sociedad. En nuestra sociedad universitaria hay que seguir apostando por ese proverbio tan castizo como sabio de que «hablando se entiende la gente».

Del conflicto, muchas veces, surge el avance. ¿Les ha servido su experiencia para sugerir cambios, por ejemplo, en el nuevo reglamento de convivencia universitaria?

Los defensores universitarios, a nivel estatal, elaboramos un documento donde aportábamos reflexiones sobre el devenir de nuestros sistemas universitarios de garantía de derechos tras la entrada en vigor de la Ley de Convivencia Universitaria. En la elaboración del Reglamento de Convivencia Universitaria de la Universidad de Córdoba se han tenido en cuenta aspectos procedimentales y de garantía de derechos que aparecían en dicho documento. Respecto a la parte relativa a infracciones su contenido, venía en gran medida determinado por la citada Ley de Convivencia Universitaria.

Mi impresión es que, en general, la convivencia universitaria es bastante buena. Sin embargo, en la sociedad la tensión es mayor. ¿Es la Universidad una burbuja?

Particularmente no tengo la impresión de que en la sociedad española en general, y en la andaluza y cordobesa en particular, haya una gran tensión. Quizá sí sea mayor en la clase política. En todo caso es una realidad que la convivencia en la Universidad de Córdoba es bastante sana y que cuando surgen controversias los mecanismos pacíficos de resolución de conflictos suelen funcionar adecuadamente. Además la universidad es fuente de conocimiento y de racionalidad. Y no hay mejor muestra de inteligencia que una buena convivencia.

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