Toros en Córdoba

La plaza de Los Tejares

El primer festejo se celebró el 31 de mayo de 1846 y actuaron Juan León, Francisco Arjona ‘Cúchares’ y Antonio Luque ‘Camará’

La inauguración oficial tuvo lugar el 8 de septiembre, festividad de la Virgen de la Fuensanta, de la mano de El Chiclanero y Barragán

Histórica imagen de la plaza de Los Tejares de Córdoba.

Histórica imagen de la plaza de Los Tejares de Córdoba. / RAFAEL GARZÓN

Francisco Gordón

La íntima conexión entre la tauromaquia y la historia de Córdoba ha supuesto que no pocos espacios de la ciudad hayan acogido festejos taurinos. Así, existe constancia documental de que en el siglo XV se lidiaron reses en lo que hoy es el Alcázar de los Reyes Cristianos, y, años después, en las plazas de La Corredera y La Magdalena. No será hasta el año 1774 cuando en el Campo de la Merced --por su proximidad al matadero-- se construya la primera plaza específica para uso taurino, a la que suceden en el mismo lugar otros tres cosos que, décadas más tarde, dejarán paso definitivo a la plaza de Los Tejares.

En un terreno conocido como ‘Huerta de Perea’ en la carretera de Los Tejares --de donde toma su nombre--, en 1844, bajo la dirección del arquitecto García del Álamo, comienzan las obras de construcción de la nueva plaza, para la que se utilizan materiales de derribo procedentes de los conventos del Espíritu Santo, San Cayetano y Capuchinos. No será hasta la Feria de Nuestra Señora de la Salud de 1846 cuando, pese a no estar concluidos los trabajos, tiene lugar el primer festejo en la nueva plaza. La provisionalidad de la inauguración obligó a la propiedad de la plaza a incluir en el cartel la siguiente advertencia: «La sociedad dueña de la plaza previene al público que por la premura de tiempo no han podido concluirse los trabajos de la misma. Sin embargo, se hallan habilitadas todas las localidades, si no con el lujo que deberán estar en adelante, a lo menos con la seguridad y comodidad consiguientes».

Vista de la plaza de Los Tejares de Córdoba.

Vista de la plaza de Los Tejares de Córdoba. / ARRIBAS

Distribuidas en tres pisos (tendido, palcos y gradas) la plaza de planta poligonal contaba con 8.278 localidades de aforo, que fueron ocupadas el 31 de mayo de 1846, cuando los diestros Juan León, Francisco Arjona ‘Cúchares’ y Antonio Luque ‘Camará’ se las vieron con reses de Comesaña, como preludio de la inauguración oficial acaecida meses después --el 8 de septiembre, festividad de la Virgen de la Fuensanta-- de la mano de El Chiclanero y Barragán.

Tras unas obras de reconstrucción provocadas por el gran incendio que destruyó la práctica totalidad del coso («la lindísima plaza de toros ha desaparecido por completo, convertida en cenizas en dos horas» en palabras del ‘Diario de Córdoba’), el 20 de enero de 1868 los matadores cordobeses Bocanegra y Lagartijo reinauguraron una plaza que, durante sus más de ciento veinte años de vida, ha acogido acontecimientos históricos que jalonan la historia taurina de Córdoba. Desde Antonio Carmona ‘El Gordito’ hasta Manuel Cano ‘El Pireo’, pasando por José María Martorell, Manuel Calero ‘Calerito’, José María Montilla o Manuel Benítez ‘El Cordobés’, hasta once fueron los matadores que recibieron la alternativa en su ruedo. También fue trágico testigo de cogidas mortales, como las sufridas por el afamado subalterno Manuel Martínez ‘Manene’ o los varilargueros Antonio Navarro ‘Cabeza de Dios’ y Valerio Merino ‘El Tigre’. Escenario privilegiado de enconadas competencias, como las de Lagartijo y Frascuelo, Guerrita y El Espartero o Joselito y Belmonte, vio cumplirse los sueños juveniles de los cinco califas del toreo.

Imagen de la fachada de la plaza de Los Tejares.

Imagen de la fachada de la plaza de Los Tejares. / Ricardo

Con el humilde broche de una novillada picada de los herederos de doña Enriqueta de la Cova estoqueada por El Puri, Antonio Sánchez Fuentes y José María Sussoni, el 18 de abril de 1965 se clausuró la histórica plaza de Los Tejares, cuya ubicación, arquitectura y aforo aún añoran hasta quienes no la conocieron. 

Finalmente, y tras convertirse en cine de verano y sede de la escuela taurina, un tórrido mes de agosto del año 1971 la plaza sucumbió a la piqueta, enterrando para siempre bajo su suelo un glorioso pasado, y dejando paso, previo pago de una cantidad cercana a los cien millones de pesetas, al centro comercial y de negocios que hoy ocupa su lugar en la principal avenida de la ciudad. Un anodino azulejo recuerda hoy la que fue casa de la tauromaquia cordobesa.