FERIA DE SAN FERMÍN

Triunfos matizables de Juli y Cayetano, con tres destacados toros de Jandilla en Pamplona

Cada uno de los diestros ha cortado tres orejas

El Juli y Cayetano salen a hombros este miércoles de la plaza de Pamplona.

El Juli y Cayetano salen a hombros este miércoles de la plaza de Pamplona. / EFE

Paco Aguado (EFE)

FICHA DEL FESTEJO:

Ganado: seis toros de Jandilla (el tercero con el hierro de Vegahermosa), terciados y sueltos de carnes los tres primeros y con más cuajo y volumen los últimos. De juego también dispar, los hubo que se movieron punteando y con poco celo o temperamento, mientras que los más destacados fueron el segundo, por noble y manejable, el sexto, por prontitud y nobleza, y sobre todo el quinto, por bravo y entregado.

Antonio Ferrera, de blanco y oro: pinchazo, estocada trasera desprendida y descabello (ovación); cuatro pinchazos y estocada trasera caída (silencio).

El Juli, de plomo y oro: estocada muy trasera desprendida (oreja); estocada trasera desprendida (dos orejas).

Cayetano, de salmón y oro: estocada trasera desprendida (oreja); estocada (dos orejas).

El Juli y Cayetano salieron a hombros por la Puerta del Encierro.

La plaza: octavo festejo de la feria de San Fermín, con lleno (unos 20.000 espectadores), en tarde agradable, con algunas rachas de viento.

Los diestros Julián López El Juli y Cayetano Rivera salieron este miércoles a hombros de la plaza monumental de Pamplona tras cortar cada uno tres orejas -concedidas con idéntica holgura que las de tardes anteriores- de varios toros destacados de la divisa de Jandilla, alguno de los cuales mereció un toreo más rotundo.

Por eso sus triunfos hay que calificarlos de matizables, y especialmente el de Juli con el excelente quinto, que cuenta ya para el premio al toro más bravo de la feria pero al que no cuajó en la dimensión que pedían sus profundas embestidas, con las que solo se fajó en momentos aislados de una faena con altibajos y muchas e injustificadas pausas que abortaron la ligazón de las tandas.

Lo mejor del trasteo del veterano torero madrileño llegó en el inicio, en la quietud de la apertura con pases de costadillo, y en una segunda serie de derechazos realmente intensos y largos, al nivel de la bravura de "Torbellino", que así se llamaba este hondo ejemplar de 580 kilos de peso.

Pero de ahí en adelante comenzó a decaer el trasteo, porque Juli no acabó de verlo claro por el pitón izquierdo y porque, con el toro manteniendo sus virtudes, de inmediato tiró por la vía rápida y barata del populismo para evitar que se le escapara un triunfo que, así, perdió todo el valor que había comenzado a tomar.

Le dieron al madrileño dos orejas tan excesivas como las que también pasearon Perera, Marín y Roca el lunes y el martes, y más contando con que mató de una estocada muy trasera, con su típico salto para salvar el pitón, idéntica a la que le sirvió para tumbar y cortar un trofeo también a su primero, un toro noble y claro que no paró de repetir pero al que Juli movió con lineal asepsia.

También se premió con generosidad a Cayetano, un torero que siempre cuenta con el calor de esta plaza de Pamplona porque, a su manera, también sale siempre a entregarse. Y así lo hizo ya con el tercero, un jandilla de brusco temperamento y un constante calamocheo, con el que, entre inseguridades técnicas, al menos no volvió la cara.

Y doblaría trofeo con el sexto, el más serio y voluminoso del encierro, que acabó por dejarse hacer con la muleta desde que Cayetano le prologó el trasteo con unos clásicos ayudados por alto. Las series con la derecha y con la izquierda del diestro de dinastía tuvieron buen asiento y poco ajuste, pero le sirvieron para mantener la atención de las peñas antes de otro final para la galería, con pases con las dos rodillas en tierra y una contundente estocada, la única en la yema que se vio en toda la tarde.

De vacío se fue Antonio Ferrera, al que no le cupo en suerte ninguno de los tres buenos toros de la corrida, ya que los de su lote puntearon mucho antes de venirse abajo. Con ese material, el extremeño se manejó con ligera habilidad, desplegando sin excesivo brillo su oficio de torero veterano.