Domingo de Ramos

El turismo se adapta a la tradición para vivir la primavera de Córdoba en versión cofrade

El cierre procesional de la Mezquita-Catedral adelanta las visitas y obliga a muchos grupos a madrugar más de la cuenta

La mañana nublada y fresca dispara la presencia de gente en las calles, pendientes todos de la amenaza de lluvia

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

A la hora en la que los cofrades y capillitas de Córdoba aún estaban retozando en la cama, tomando el primer café o preparando la túnica y el capirote para los desfiles de la jornada, una legión de turistas salía esta mañana de hoteles, viviendas y apartamentos para visitar la joya de la corona de los monumentos de la ciudad, la Mezquita-Catedral, y adaptarse al horario de apertura modificado por la Semana Santa. "Nuestro tour dura cuatro horas y hemos empezado a las 8.30 con un recorrido por la Mezquita", explica Marielo, una de las guías que hoy circulaba por el casco histórico acompañada por un grupo de españoles, "la misa de las palmas es a las 10.30 horas y había que madrugar un poco". En el interior, las preguntas habituales sobre el monumento se entremezclan con las curiosidades por los elementos que se exhiben estos días. "El Cristo de la Agonía y la Virgen están ahora en el interior y a muchos visitantes que no conocen nuestra Semana Santa les llama la atención cosas como los respiraderos, el lugar que ocupan los costaleros debajo de los pasos, la decoración floral o la candelería de la Virgen y nos preguntan por ello", comenta, "independientemente de que sean creyentes o no, hay mucha curiosidad por la parte artística de las procesiones".

Alcázar de los Reyes Cristianos

El Alcázar de los Reyes Cristianos es otra visita obligada y, como es habitual, desde primera hora lucía grandes colas en la puerta. "La gestión de la entrada de los grupos en la Mezquita es distinta a la del Alcázar y resulta más rápida y práctica", señala un guía en la puerta de acceso, "en la Mezquita llevamos un QR por grupo y si somos 30, cuentan hasta ese número y entramos". En el Alcázar, "hay un código QR por persona y eso no solo retrasa la entrada, sino que complica la vida al que está en la puerta". Son cosas que esperan que "se irán limando con el tiempo", pero que explican algunas situaciones, afirman. Por lo demás, "los turistas flipan con el recorrido y ahora en primavera está especialmente bonito".

Costaleros y turistas disfrutan de la tortilla y la cerveza del bar Santos.

Costaleros y turistas disfrutan de la tortilla y la cerveza del bar Santos. / A.R.A.

Después de un sábado más tórrido de la cuenta para el mes de marzo, la primavera despertó este Domingo de Ramos con una mañana nublada y el pronóstico del tiempo amenazando lluvia a partir del mediodía. Alejandra y sus padres llegaron ayer de Madrid y se quedarán en Córdoba hasta el miércoles. "Es la primera vez que la niña viene y vamos a hacer el recorrido completo, desde la Mezquita-Catedral, de día y por la noche, y el Alcázar a la sinagoga, el Puente Romano, los patios y Medina Azahara", explicaron. Alejandra, estudiante de Bachillerato, parecía encantada con lo visto hasta el momento. "Aún tenemos mucho por ver, pero me ha encantado la Mezquita y una procesión que nos cruzamos, espectacular", dijo convencida.

Ambiente en el Patio de los Naranjos esta mañana de Domingo de Ramos.

Ambiente en el Patio de los Naranjos esta mañana de Domingo de Ramos. / A.R.A.

Turismo en plena carrera oficial

El turismo se vuelve turismo cofrade en estas fechas, no solo porque el entorno invita sino porque si bien con la antigua carrera oficial había posibilidad de conocer el casco histórico con cierta tranquilidad, salvo algunos días concretos, con los nuevos recorridos todo se concentra en el mismo espacio y hacer turismo es igual a respirar incienso y escuchar marchas procesionales. "Córdoba está preciosa, huele a azahar por todas partes y hay un ambiente increíble", comenta una turista chilena, "lo malo es que hay zonas por las que no se puede pasar porque la bulla es tremenda y no sabes muy bien por dónde escapar". Cualquier agente público, ya sean los sanitarios de Cruz Roja desplazados al casco histórico por si hay una emergencia, la Policía que controla el tráfico, los voluntarios de la Agrupación de Cofradías o los vigilantes de seguridad se convierten en este contexto en cicerones para los viandantes, que piden consejo ante cualquier eventualidad a cualquiera que lleve una identificación visible.

El entorno de la Mezquita, poblado de sillas y palcos, es la zona cero de la confusión, en la que coinciden los turistas internacionales que no hablan español e intentan sin éxito superar las barreras para entrar al Patio de los Naranjos, con los camareros y clientes de las terrazas que pueblan el circuito exterior, los turistas españoles que se desorientan en su paseo y acaban acorralados entre la muchedumbre y los cordobeses, que bien tratan de acoplarse en las sillas contratadas, saltarse los controles para acceder al pasillo central o protestar ante los vigilantes de seguridad por la incomodidad que supone esta instalación. De todo hay.

El tiempo y las compras

Desde por la mañana, todo el mundo está pendiente del móvil y la previsión meteorológica, también los propietarios de las tiendas abiertas en este domingo festivo. "Mucha gente se marcha hoy después del fin de semana y aprovecha la tarde para hacer sus compras", explica el dependiente de una tienda de souvenirs, "si finalmente llueve, no se sabe lo que puede pasar, hay veces que la gente que está en la calle se mete en los comercios y hay más ventas de las que se preveían y otras veces pasan de largo corriendo y ni miran los escaparates". De momento, no hay queja. "El sábado estuvo la cosa animada y este domingo hay mucho turista asiático, por lo que estoy viendo", comenta otra dependienta.

Una guía turística explica a un grupo los secretos del lienzo de la muralla próxima al callejón de la Luna.

Una guía turística explica a un grupo los secretos del lienzo de la muralla próxima al callejón de la Luna. / A.R.A.

Entre los turistas, una de las preguntas más repetidas en todos los idiomas durante un día como hoy es ¿dónde está el toilet, el baño?. Con los bares del casco histórico llenos de gente dentro y fuera de las terrazas, una urgencia de este tipo puede ser difícil de gestionar. "Estaría bien que pusieran más servicios públicos", asegura una pareja de murcianos en la Puerta de Almodóvar, "hemos estado un buen rato buscando y al final, hemos tenido que parar la ruta para sentarnos en un bar". No hay mal que por bien no venga.

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