Opinión | Historia en le tiempo

Esencialismos e identidades

La Historia es tozuda y no deja trascurrir ni un día del presente en que los acontecimientos relevantes u ordinarios no permitan recordarlo

Dada la avasalladora, casi ilimitada hegemonía de las esferas sociológicas y los centros politológicos en la cultura española actual, no produce extrañeza que sus planteamientos se utilicen como conceptos definitorios a la hora de analizar las cuestiones más diversas. Así, en estas horas finales del campeonato de la Liga se ha llegado a disputar vehementemente la existencia de una identidad futbolística de los «culés»y los «béticos»; es decir, de los seguidores del Barcelona Club de Fútbol o del Real Betis Balompié, como ejemplo llamativo y popular.

En el planteamiento bisecular del enconado y enrevesado tema, la definición de pueblos y países centra las posturas de los principales sectores de la opinión pública, con muy particular énfasis en España. A grandes rasgos, la actitud de los círculos mayoritarios se divide entre las gentes negacionistas o muy poco partidarias de la existencia de ambos términos en el discurrir histórico de la nación -gentes por lo común asociadas a una visión «progresista» de la convivencia y el quehacer colectivo a lo largo de los siglos-; y aquellas otras cuya concepción de lo español y de su huella en el pretérito obedece a una formulación tradicional y conservadora.

Dentro de los enfoques canceladores del pasado hodierno usufructuadores de muy anchos estratos de la sociedad, la posición más compartida es la simple anulación de todo análisis presidido por tal tesis, invalidando así cualquier proyección o influjo de la Historia en la cotidianidad. Mas la Historia es tozuda y no deja trascurrir ni un día del presente en que los acontecimientos relevantes u ordinarios no permitan recordarlo ¿Quién puede hoy acercarse a la vida de la Rusia de Putin sin la alusión al atormentado y muy rico pasado del gran pueblo eslavo? ¿Quién aspirará a entender el conflicto palestino-israelí con olvido de su ayer más reciente así como de su pasado más remoto? Y si de lo exterior nos remitimos a lo más singular e intransferible de la Historia de Iberia, en la actualidad más estridente el asunto requiere un razonamiento más detenido. No es la vida de nuestros abuelos lo que se dilucida en esa aproximación preponderante al noble reino de Clío sino la de nuestros hijos y nietos. Si no se comprende en su exacta dimensión dicho fenómeno, la existencia de las venideras generaciones seguirá respirando, por desgracia, la toxicidad social que en estas horas climatéricas la enferma gravemente.

  • Catedrático

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