Opinión | Historia en el tiempo

Los grandes desafíos de la España actual (3)

La operación puesta en marcha por los proindependentistas hace pensar en una primavera dramática

En la ya muy próxima cronología electoral la comparecencia en las urnas más inmediata tras la vasca tendrá lugar en el Principado catalán, envuelto aún en la inmensa tolvanera de la Ley de Amnistía, tema princep de la política hispana hasta su rechazo o aceptación a lo largo del año en curso. En el muy presumible supuesto de que tal acontecimiento se verifique tras los comicios europeos del otoño de 2024, es fácil imaginar cuál será el marco de las tensionadas relaciones entre España y una de sus autonomías más descollantes desde todos los puntos de vista.

Ya en los primeros días del presente marzo la ofensiva desplegada desde el gobierno de la Generalitat como prolegómeno de los mencionados comicios europeos no ha podido ser más expresiva en su radicalidad y contundencia «anticentralista». A socaire de las horas bajas experimentadas por un PSOE traumatizado por el resultado de las recientes elecciones gallegas y el grande e incontrolado «affaire Abalos», la operación puesta en pie por Junts y el resto de las fuerzas proindependentistas para ensanchar casi gengiskánicamente su ya muy pujante autonomía, hace pensar en una primavera si no trágica, sí cuando menos dramática por la virulencia de los debates anunciados y las masivas movilizaciones asumidas por unos líderes del Procès en pugilato de extremosidad.

Frente a tan previsible escenario, el resto de la nación española y de los dirigentes de sus principales en las iniciativas y actuaciones de un hodierno muy infirme, sectores sociales, políticos y organismos estatales centran su obsesiva mirada en un PSUC, llama iluminadora en horizontes algo más esperanzadores. Otra vez reclamado por la Historia el afanoso partido va a tener un protagonismo crucial en el Principado y en España hasta la llegada de un nuevo ciclo de convivencia. Su hombre actual, el muy moderado filósofo D. Salvador Illa, goza de la incondicional y muy modesta simpatía del articulista por su límpida ejecutoria e imantadores objetivos de sus denodados esfuerzos por construir plataformas de positivo diálogo en un terreno endiabladamente movedizo. A falta de otro medio más eficaz, vaya para él la gratitud más rendida del abajo firmante; y, del mimo modo, también este quiere pensar en la de muchas de sus amables lectoras y lectores, pues todo el apoyo a sus proyectos reconciliadores será siempre escaso. Y, entre tanto, reforcemos en las aulas de los colegios e institutos de España la empatía más declarada por la rica trayectoria de las gentes de Cataluña y su creatividad siempre afortunadamente alertada.

** Catedrático

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