Opinión | Vela encendida

¡Ay, las armas!

En un clima de inestabilidad mundial están incrementando sus ganancias, también por la manera en que han subido sus acciones en la bolsa

El pasado 8 de abril, Diego Checa, investigador del Centro Delàs, dio una conferencia, en Córdoba, con el título:‘El precio de la Guerra: Militarismo, Industria y Crímenes internacionales’. Fue interesante y clarificadora.

Las industrias armamentísticas son opacas. Es difícil seguir el rastro de sus ventas que se pierden en decenas de enlaces, componentes que se desmontan y montan en países diferentes para esquivar embargos. Y, en un clima de inestabilidad mundial, están incrementando sus ganancias, también por la manera en que han subido sus acciones en la bolsa. La industria militar española exportó productos por valor de 4.091,3 millones de euros en 2022. Hay armas que se están vendiendo con el sello #Probado en combate. Esto significa que pueden (y nadie lo desmiente o pide explicaciones) haberse utilizado en la masacre actual que se produce en Gaza o en otras guerras.

En el año 2013 se aprobó, en las Naciones Unidas, el Tratado de Comercio de Armas. En 2012, tanto el Ayuntamiento de la ciudad de Córdoba, por unanimidad, (Declaración Institucional) como el Consejo de Gobierno de la UCO habían mostrado su apoyo a este Tratado que, en su art 6.3, recogía que estas armas no podían venderse si «en el momento de la autorización tiene conocimiento de que las armas o los elementos podrían utilizarse para cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad,... ataques dirigidos contra bienes de carácter civil o personas civiles protegidas...» No hace falta una compleja investigación para constatar que se está incumpliendo flagrantemente este artículo.

Hay complicidades y negocios que matan. En una ocasión, un voluntario de una ONG de ayuda humanitaria me dijo: «A veces me siento como el servicio postventa que mandan los gobiernos después de vender las armas que han causado estas catástrofes». Denunciemos, visibilicemos «hasta que nos sangren los ojos» (Maruja Torres ‘dixit’).

  • Activista de Aministía Internacional

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