Opinión | Historia en el tiempo

En una hora esperanzada (y 2)

La guerra civil tuvo a la tierra cordobesa como escenario destacado

En la historia bélica española más reciente Córdoba ocupó un lugar axial. Sus dos grandes acontecimientos- la guerra de Marruecos de 1907-27 y la contienda fratricida y humillante de 1936-39- contaron con su participación en primera línea. De todas las provincias andaluzas -las más afectadas por el conflicto rifeño- acaso fuere ella la de un protagonismo mayor, tanto en el interés de la opinión pública como en su aportación demográfica. Un siglo más tarde del término de la sangrienta lucha aún es posible en los lugares más apartados y solitarios de su extensa y bella geografía encontrar huellas de lo antedicho, especialmente en algunas familias de ese tramo de la España vaciada que atesora amplios sectores estimulantes de la colectividad nacional, hoy asaz diferente de la de apenas media centuria atrás.

Igualmente, y en el mismo plano, la guerra civil tuvo a la tierra cordobesa como escenario destacado, en un frente como el meridional de indudable importancia secundaria en su trascurrir. Aun así, en los días iniciales, su territorio se reveló crucial para el triunfo del llamado bando «nacional», al permitir que la «marcha hacia Madrid» tuviera en ella su plataforma y respaldo más considerables del Mediodía franquista en los primeros y más decisivos meses de la contienda. Asimismo, la anexión al mencionado bando de la provincia de Málaga se logró muy en primer lugar por el apoyo que se aquistara de la zona cordobesa con ella colindante. También en la conclusión del duelo en la contraofensiva andaluza desplegada por el mando republicano al despuntar 1939, la Córdoba septentrional bajo su poder representó un factor de primer orden. (Espléndida, insuperable su descripción en las memorias de un miliciano a redropelo: el galaico Camilo José Cela, Emperador del castellano del novecientos.)

Sin necesidad de remontarnos a etapas más pretéritas, los capítulos recordados del ayer militar del solar cordobés se muestran sobradamente suficientes para contemplar con optimismo el nuevo que dará comienzo de aquí a muy pocas semanas. En él escribirá muchas líneas la relación del Centro Logístico con el Alma Mater cordobesa. De modo semejante a otras muchas Universidades españolas esta también posee una Cátedra dedicada a su interrelación, que ha tenido fases de creatividad y exhibido serondos frutos de tan oportuna colaboración entre las Armas, las Letras y las Ciencias, alternadas con otras muy átonas. Contra los grandes males de la identidad andaluza -el escepticismo y la pasividad- apostemos porque la comenzada de aquí a unas semanas se incluya entre las primeras. El futuro de Córdoba se juega mucho en ello.

  • Catedrático

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