Opinión | ECONOMÍA CON TOQUE

Poder adquisitivo a menos

Desde el año 2009, podemos comprar un 6,2% menos de productos con la misma cantidad de dinero

Mirar la economía a medio plazo, asusta. El verano ha servido para que salgan diferentes datos económicos y que, aunque parezcan halagüeños, si se analizan mínimamente no lo son. En principio la economía española parece ir mejor que la europea en condiciones peores, es decir, teniendo desajustes económicos más acentuados. De hecho, la inflación de carácter anual, según Eurostat, en 2022 fue del 8,3%, mientras que la media de la Unión Europea (UE) llegó al 9,2%. Es cierto que en Francia alcanzó un 5,9%, pero en la mayoría de países se situó por encima de ese 8%. Claro, aquí lo más preocupante aparece si nos detenemos en el epígrafe que más afecta a las rentas bajas y bajas-medias, la alimentación y bebidas no alcohólicas, donde nos situamos en un 11,6%. Para esos niveles de renta, la alimentación supone un porcentaje muy elevado de lo que gastan y, por tanto, en términos relativos padecen más la subida de precios. Respecto a las variaciones mensuales a lo largo de 2023, en media, también nos estamos comportando mejor que la UE, y tenemos un progresivo menor crecimiento de los precios en relación con la misma época del año pasado, aunque en alimentación sigamos por encima del 10%. Por tanto, parece que la inflación va más o menos.

No obstante, estas continuas subidas de precios tienen un efecto secundario profundamente pernicioso: la potencial erosión del poder adquisitivo. Este término refleja la cantidad de bienes y servicios que podemos adquirir con una cantidad dada de dinero, y aquí es donde un dato medio halagüeño se convierte en nada halagüeño. Desde el año 2009 hasta la actualidad, de acuerdo con los datos de Datamania, los españoles hemos perdido un 6,2% de poder adquisitivo, es decir, podemos comprar un 6,2% menos de productos con la misma cantidad de dinero. Aquí somos campeones, al ser Grecia el único país que ha perdido más capacidad de compra que nosotros, siendo Francia y Bélgica con un -0,3% los otros países UE que están padeciendo este fenómeno. De hecho, Portugal, Italia o Irlanda, que se vieron afectados por la crisis económica de 2008 al nivel de España, han ganado un 5,6%, 5,3% y 1,9%, respectivamente, de poder adquisitivo; y no digamos ya países como Polonia que, al venir de niveles de desarrollo económico menores, han subido como la espuma incrementándose en un 35,9%. Entonces, si nuestra inflación no es tan chunga o es similar a la de otros países UE, ¿qué ha pasado? Está claro que falla la otra cifra con la que se calcula el poder adquisitivo, que en este caso son las ganancias netas de las familias.

Este concepto incluye el salario bruto más ayudas familiares por hijos menos el pago de impuestos derivados del IRPF y de las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo del trabajador. Pues bien, las ganancias netas de una persona soltera y sin hijos (por tanto, sin ayudas familiares) tan solo han aumentado un 11% desde 2013 hasta 2022, pasando de unos 20.000 € a 22.923 €. En la UE de los 27, en media, se han visto incrementadas en un 23%, y no hablemos ya de Suiza, con un incremento de un 35% o Irlanda del 25%, mientras Polonia lo hacía en un 61%. Si comenzamos a desgranar, observamos que, el salario bruto de una persona residente en España y con las características mencionadas, tan solo ha mejorado en un 8,9% frente al 20% de la UE-27 en media, el 36% suizo, el 27% irlandés o el 56% polaco. Aquí tenemos que ir a ver por qué prácticamente no suben los salarios en nuestro país, y resulta que la productividad por trabajador/a fue en 2022 algo menos que en 2015. Si una persona no produce más bienes y servicios para vender, es difícil que se le pueda subir el salario al llegar un momento en que el coste de tener a esa persona trabajando no te compensa en relación con lo que produce medido en unidades monetarias. Irlanda es el país de la UE donde más ha mejorado la productividad respecto al año 2015, seguido por Rumania y Polonia. De hecho, solamente en nuestro país, Francia, Luxemburgo y Grecia la productividad por persona ha bajado. Otro dato nada halagüeño, no mejoramos nuestra productividad. En relación con los impuestos, el IRPF ha permanecido relativamente constante, es decir, pagamos cifras medias similares a las de 2013, pero en materia de cotizaciones sociales pagamos un 8,9% más.

A partir de estos datos, ya sí se puede decir que la erosión de nuestro poder adquisitivo se deriva de la subida de precios más una reducción de la productividad por persona, a lo que se une que el IRPF ha permanecido constante y las cotizaciones sociales han subido. Por tanto, si queremos corregir el ser más pobres en términos de capacidad de compra, o controlamos la inflación, o mejoramos la productividad por trabajador, o reducimos el IRPF o reducimos las cotizaciones sociales, o cualquier combinación que se les ocurra. Como con el Gobierno actual y futuro (por lo que parece ya hay amnistía, referéndum y lo que haga falta para seguir en el poder), la reducción impositiva no se va a producir, pues quedan menos variables por las que atacar el problema que, creo, no se atacará.

* Profesora de Economía Universidad de Córdoba

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