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Entrevista | Guadalupe Plata Banda de rock

"No hay un término exacto para definir nuestro estilo"

Guadalupe Plata.

Guadalupe Plata. / Carlos Jimena

Gabriel Núñez Hervás

Gabriel Núñez Hervás

Córdoba

Hoy comienza en Córdoba el 23º Desencuentro Enemigo. Un festival privado pero abierto, o más bien una celebración total del espíritu y la esencia de Los Enemigos, una de las bandas de rock más influyentes de la escena española. Entre otras muchas propuestas musicales, gastronómicas y espirituosas, destaca la presencia de Guadalupe Plata, una súper banda formada por Pedro de Dios y Carlos Jimena, dos tipos que, a golpes de guitarra y batería, convierten cada concierto en una experiencia tan brutal y peligrosa como las arenas movedizas. Hablamos por teléfono con el dueño de las baquetas, Carlos Jimena, que nos atiende desde la furgo.

-No hace ni un año que estuvisteis tocando en esta ciudad. ¿Tienen un vínculo especial con Córdoba?

-La relación que tenemos con Córdoba comenzó hace muchos años, en un local que se llamaba Freaktown, que era de un amigo nuestro, Jesús Poveda, y de Rafa Esquivel, El Chino, que es quien lleva actualmente el Ambigú de la Axerquía. Era un antro muy gustoso para nosotros. También había una conexión con La Tetería de Úbeda, porque uno de los dueños es cordobés y llevaba al Freaktown a su grupo de amigos. Desde que empezamos a ir a tocar allí, aparecieron Antonio Corduba y su amigo Jose Zurdo, los que organizan este Desencuentro, que llevan viniendo a vernos ya casi 20 años, y son gente con la que gusta hablar y siempre te demuestran cariño. Y con ellos hicimos el primer Desencuentro Enemigo.

-De eso hace ya más de 15 años.

-Sí, fue en 2009, y ha tenido que pasar todo este tiempo para cuadrar que por fin volvamos.

-No acabo de encontrar nexos claros entre su estilo y el de Los Enemigos. De hecho, una de las cosas que más me gusta de la propuesta que presentan es que no encuentro a nadie con quien pueda relacionarles. Quizás Frank Zappa…

-Soy de Frank Zappa total, y muy de John Lee Hooker, y me encantaban Leño. La verdad es que muchas veces quieren ponerte etiquetas pero me parece muy bien que no haya un término preciso y exacto para definirnos.

-Sin embargo, son muy reconocibles.

-Eso sí. Cuando oyes un tema nuestro sabes que somos nosotros.

-Aunque siempre han demostrado estar abiertos a todo tipo de géneros parece que últimamente tienen más inclinación a recuperar cierto folclore.

-Bueno, hemos tirado del folclore desde que empezamos, pero unas veces se ha hecho más evidente y otras menos. Nosotros somos músicos desde que empezamos a escuchar música y no puedes decir que vas a tocar blues y olvidarte de todo lo que llevas dentro de ti ni de lo que has estado escuchando durante toda tu vida. Hay gente que sí, que decide por ejemplo tocar rock and roll de los 50 y se compran la guitarra de los años 50, el amplificador de los años 50, y se visten como en los años 50. Y no lo veo como una impostura, pero es una manera de vivir la música diferente a la nuestra. Además, Pedro y yo tenemos gustos distintos, no somos personas iguales, y creo que eso enriquece lo que hacemos.

-Como espectador, me gusta que me sorprendan, que me hagan preguntarme qué es eso que acaba de hacer el batería, el bajo o el guitarrista. Y me suele pasar cuando les escucho, que de pronto hace algo que me parece una auténtica burrada, en el mejor sentido de la palabra.

-Pues te lo agradezco mucho, de verdad. Muchas veces esas palabras te ayudan cuando estás cargando la batería en la furgoneta… Lo que intento hacer siempre con la batería es que fluya la historia. Hay que trabajar siempre teniendo en cuenta que somos dos personas.

-Ya es una declaración de intenciones la decisión de salir los dos solos al escenario.

-Ahí está también un poco el juego, en que puedas divertirte y experimentar… Nuestros temas no son cerrados. No tocamos jamás las canciones exactamente como están grabadas, las cosas van mutando siempre y lo que más se nota en el estado de ánimo que tenemos en cada momento. Te das cuenta de que esa canción va a sonar de una manera o de otra dependiendo de cómo te encuentras. Al final se genera en el escenario una cosa íntima entre los que estamos allí, Pedro y yo, o cuando se sube Luis con la botella de anís, y eso es lo que se transmite al público.

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