CRÓNICA

Quijotes en La Habana

Carlos M. Álvarez aborda en ‘Los intrusos’ la oposición a la dictadura cubana

Quijotes en La Habana.

Quijotes en La Habana. / JUAN CABALLERO.

Antonio González Carrillo

Antonio González Carrillo

El cubano Carlos Manuel Álvarez, que recibió el Premio Quijote de periodismo en 2021, ha narrado su llegada semiclandestina a la isla caribeña desde su residencia en Nueva York en ‘Los intrusos’ en Anagrama Crónicas (2023), por el que ha recibido el galardón UANL de Crónica Sergio González Rodriguez. En su desembarco en el aeropuerto de la capital, no sin cierto suspense, consigue finalmente conectar con el movimiento cultural disidente cubano Movimiento San Isidoro (MSI), que es lo que proponía conseguir. En su mochila llevaba entre otros libros, un ejemplar gastado de ‘El Quijote’. Lo que narra a lo largo de más de 200 páginas es la historia de unos Quijotes que se oponen con valentía y riesgo de presidio contra la dictadura totalitaria de Raúl Castro y de Díaz-Canel.

Comencemos por el final. Una última nota nos explica detalladamente que un 11 de julio de 2021, unos ocho meses después de las revueltas del MSI que es el centro del ensayo novelado, miles de cubanos enfurecidos y altivos se lanzaron a la calle y reivindicaron sus derechos cívicos ante un régimen político que no entendía lo que les es ocurriendo. En esa algarabía por derechos democráticos se destruyeron imágenes del hasta entonces sagrado líder supremo, gritos y consignas contra el partido único comunista.

Una mujer anciana harta de tantas privaciones y humillaciones cotidianas gritó que por fin se habían quitado las cadenas de represión y de silencio. ¿Qué tuvo que ocurrir con anterioridad a estos hechos para que se produjera un 11 de julio en Cuba? Volvamos al principio. En el primer año de la pandemia, nos cuenta Carlos Manuel Álvarez, en el barrio pobre de San Isidro en La Habana vieja, donde nació José Martí, se reunieron en 2018 una serie de intelectuales, artistas, científicos y activistas sociales para formar un grupo de disidencia activa contra la dictadura del silencio del régimen neocastrista.

Estos son los Quijotes en La Habana, los únicos cubanos que vivían en libertad, los demás más muertos que vivos. Un movimiento pacífico que apelaba a la desobediencia contra las injusticias por falta de libertades mínimas.

«Lo que narra es la historia de Quijotes que se oponen a la dictadura de Raúl Castro y de Díaz-Canel»

El autor narra en primera persona su decisión de regresar a la isla desde un cierto exilio, en contra de la opinión de su novia y de sus amigos, porque no quería perderse y participar en este acontecimiento histórico que se avecinaba que tenía visos de sedición.

La figura principal del MSI, con el que contacta y entrevista además de dar a conocer su agitada biografía, es el artista L.M. Otero, que había sido encerrado y condenado a prisión en numerosas ocasiones bajo la falsa acusación de ultraje a los símbolos patrios.

En realidad, su ‘performance’, delictiva a ojos de los feroces miembros de la seguridad del Estado, fue pasear por las calles con una piedra atada a un pie para hacer más visible aún la arbitraria censura cultural como marca del Estado dictatorial. Bajo la presión internacional, Otero pudo salir de la cárcel. Meses después la policía política necesitó encontrar otro miembro menos conocido del MSI, según la secuencia que nos cuenta Carlos Manuel Álvarez, que encontró en la figura del rapero Denis Solis, negro y pobre igual que Otero.

Acosado por la política, los insultó y fue detenido. En juicio sumario, sin abogado defensor, fue condenado a prisión. Las protestas para liberar a Solís no tardaron en producirse, reflejo de la falta de libertades en la isla. En lo que denomina «Vida breve» de Otero, como en este caso de Solís, ambos sostienen que nada tienen que agradecer a la retro-revolución. Que nunca han tenido libreta de abastecimiento, ni comida...

Durante la importante visita política del presidente Obama a La Habana en 2016, Denis inundó el barrio de carteles a favor de «Comida para el pueblo». Inmediatamente, la policía política lo detuvo por enésima vez y permanece preso en Vivac, una de las cárceles más emblemáticas del castrismo.

Entre las mujeres, además de Bertha Soler, líder de las Damas de Blanco, destaca la narración «Vida breve» sobre Katherine Bisquet Rodríguez, una mujer muy luchadora que se opuso a la construcción por Castro en 1992 de la llamada Ciudad Nuclear con ayuda soviética, que resultó un completo fracaso. Sus habitantes «desmantelaron» las instalaciones a lo largo de los noventa, vendiendo acero, tubos y cables, en un intento de huir de la miseria. Los soviéticos dejaron de aportar tecnología. Castro quiso convertir el revés en victoria haciendo creer que no era tan grave y que el proyecto podía reanudarse de alguna forma. Un esfuerzo desperdiciado. Lo único excelente fue la respuesta de los trabajadores.

Lo que Castro pretendió, denuncia Katherine, es un tipo de religión en torno a su figura como objeto de divinidad que imponía firmar un contrato social de culto a la personalidad, aunque fingía no adorarse a sí mismo. La Ciudad Nuclear aparece a ojos de los cubanos como el estado permanentemente inconcluso del socialismo real.

El resto de Quijotes que aparecen en este ensayo son los músicos Maykel Osorno y Maikel Castillo, Omara Ruiz, Osmani Pardo, Esteban Rodríguez, Yasser Castellanos, Adrián Rubio y Anyell Valdés. De nuevo, Cuba libre.

‘Los intrusos’

Autor: Carlos Manuel Álvarez.

Editorial: Anagrama. Barcelona, 2023

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