Luz de Pascua

Aprender es crecer desde el corazón

"Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria"

Una niña de nombre Alegría es la guía de un cómic que espera en Santa Marina a los niños de Córdoba.

Una niña de nombre Alegría es la guía de un cómic que espera en Santa Marina a los niños de Córdoba. / Juan M. Niza

Nati Gavira

Nati Gavira

"Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria". Esta es una afirmación del doctor en neurociencia por la Universidad de Oxford, Francisco Mora, un investigador que vincula la nueva pedagogía a la emoción y que ha inaugurado métodos más allá de las aulas. Porque aprender es crecer, sobre todo desde el corazón.

Así lo entienden iniciativas cordobesas centradas en la infancia y juventud cofrade para que participar en el futuro de la Semana Santa sea una decisión provista de tradición aprendida en el presente y perdurable después. Buscando la atención de los jóvenes de Aguilar de la Frontera su párroco, Pablo Lora, propone para el viernes una Gymkhana hacia la Cruz para que chicos de 13 a 19 años puedan descubrir en azulejos o retablos callejeros la simbología de la pasión y muerte de Jesús y entender el fundamento de su fe en iconos urbanos, tal vez inadvertidos a no ser por este juego de profundo sentido evangelizador.

Una convivencia Pascual se prepara para profesores y alumnos de la Fundación Santos Mártires de Enseñanza y ya existe la guía de todos los símbolos de la Pascua, obra del párroco de Nuestra Señora de la Asunción de Córdoba, Ángel Roldán. Comprender estos símbolos permite alcanzar el significado espiritual de la resurrección de Cristo y el sentido para sus vidas.

Una niña de nombre Alegría es la guía de un cómic que espera en Santa Marina a los niños de Córdoba para comprender el valor histórico de este templo fernandino y la importancia cofrade de la hermandad de nuestro Señor Resucitado. Imágenes que bien podrían ser estampa coleccionable de las HolyCards, ese modo divertido y lúdico de conocer la Semana Santa desde pequeños que ya no se olvida porque, como sentenció Aristóteles, «educar la mente, sin educar el corazón, no es educar en absoluto».