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El cierre de año de Kike Márquez: explosión y redención en el Córdoba CF

El capitán blanquiverde encarrila la última fase de la primera vuelta de Liga como uno de los futbolistas más destacados en el plantel

Suma cinco goles y dos asistencias, además de ser la novena pieza más empleada por Iván Ania en lo que va de campeonato

Kike Márquez dedica su gol al Castellón en El Arcángel a su compañero Dragisa Gudelj.

Kike Márquez dedica su gol al Castellón en El Arcángel a su compañero Dragisa Gudelj. / A.J. GONZÁLEZ

Miguel Heredia

Miguel Heredia

Una historia con mucha miga. Si hace apenas unas fechas reconocía haberse marchado de El Arcángel con la primera de sus ovaciones en el Córdoba CF, coincidiendo con la victoria casera frente al Castellón, parece que el cierre del año no será menos dulce para Kike Márquez, al que la primera fase de Liga, ahora a tan solo dos citas de dar por cerrado el primer desdoble del calendario en el Grupo 2 de Primera Federación, le ha servido para llevar a cabo una triple tarea tan sencilla de imaginar -por expediente, calidad y galones- como compleja a la hora de ejecutar: echarse el equipo a la espalda desde la capitanía, máxime después de un arranque irregular; explotar su versión más determinante en la parcela goleadora; así como establecer lazos de redención tras un pasado algo caótico ante ciertos sectores de la afición, que ya comienzan a ver al sanluqueño como uno de los faros destacados en el ansiado objetivo de retornar al profesionalismo. 

En ese sentido, el veterano mediapunta ha conseguido elevar considerablemente su nivel y disposición de la mano del bloque dirigido por Iván Ania, al que ha abanderado en una reacción con guarismos inquietantes -e ilusionantes- al término del año natural en la competición doméstica: cuartos clasificados, a seis puntos de la sexta plaza, con diez jornadas consecutivas sin conocer la derrota en el zurrón y habiendo mostrado toda su autoridad y potencial frente a varios de los grandes gallitos de la categoría.

Buen momento compartido

Y es que gran parte de la culpa del momento de alto rendimiento que actualmente atraviesa el Córdoba CF radica en las botas del ”7” blanquiverde, pieza protagonista en un entramado que desde hace meses funciona como una maquinaria bien engrasada. A nivel individual, los números refrendan su postura al frente del vestuario, colocado como el octavo futbolista de campo con más minutos en pista -pese a haberse perdido dos encuentros al completo por sanción-, un total de 978, además del segundo máximo goleador del equipo junto a Adilson Mendes, con cinco dianas cada uno. 

Tan solo Antonio Casas, que culmina el 2023 como el artillero particular de la plantilla (7), así, ha conseguido superar la estadística de un Kike Márquez decisivo en los últimos metros, con goles de valor frente a rivales como el Ibiza -única ocasión en la que a pesar de ver puerta acabó con derrota-, el Real Murcia, Recreativo Granada, Ceuta y Castellón; junto a otras dos asistencias decisivas, de nuevo ante el filial nazarí y como autor del pase del gol en la reciente victoria frente al Melilla en el Estadio Álvarez Claro. El saldo general, por tanto, deja al sanluqueño como autor completo o parcial de hasta el 22,5% de los tantos firmados por el equipo en lo que va de temporada. 

Kike Márquez conduce un ataque frente al Castellón en El Arcángel.

Kike Márquez conduce un ataque frente al Castellón en El Arcángel. / A.J. GONZÁLEZ

Más allá de la estadística, el salto a la capitanía también le ha dotado de un peso especial sobre el terreno de juego, en el que actúa como batuta y catalizador de gran parte del juego en la fase ofensiva cordobesista. Su papel a balón parado, del mismo modo, también se ha destapado como un arma de incalculable valor para Iván Ania, quien tampoco ha dudado un segundo a la hora de colocarlo como el encargado de dar forma y ejecutar el grueso de la estrategia y pizarra blanquiverde cuando se encuentra alineado. 

Un pasado complejo

El vuelco total a su situación en El Arcángel cobra trascendencia una vez recapitulado hasta los últimos compases de la campaña anterior, a los que el gaditano, en no pocas ocasiones, ya ha catalogado como algunos de los momentos de mayor complejidad vividos en su extensa carrera deportiva. Coincidiendo con el pleno apogeo de la mala racha de los de Germán Crespo y posteriormente Manuel Mosquera, que apeó el equipo de cualquier objetivo más allá de la mera permanencia, de este modo, el ex del Albacete Balompié también atravesó su crisis particular: sin incidencia en los planes del equipo, habiendo diluido su incidencia anotadora, además de como el gran foco de la crispación -e impotencia- de parte del respetable blanquiverde.

Su nombre también se alineó en prácticamente todas las quinielas a la hora de dibujar el cambio forzado de etapa y la transformación en la plantilla, con ofertas más allá de tierras cordobesas tras de un primer año realmente accidentado -al que llegó inicialmente como el refuerzo estrella tras el ascenso-. Nada más lejos de la realidad, aunque poniendo su continuidad a disposición de la comisión deportiva conformada por Juan Gutiérrez “Juanito”, Raúl Cámara y Antonio Fernández Monterrubio, el de Sanlúcar de Barrameda optó por seguir ligado a la elástica califa en la segunda tentativa del regreso a Segunda División, el ejercicio 2023-2024, aunque redoblando esfuerzos, al igual que galones, para meses más tarde posicionarse como uno de los grandes estandartes en un bloque que ha conseguido ilusionar hasta el sector más receloso del graderío.

Los futbolistas del Córdoba CF celebran el gol de Kike Márquez ante el Recreativo Granada.

Los futbolistas del Córdoba CF celebran el gol de Kike Márquez ante el Recreativo Granada. / A.J. GONZÁLEZ

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