Los nombres propios de un cerrojo de 423 minutos en el Córdoba CF

Lo repetía con insistencia en los tiempos más duros, cuando su Córdoba CF era uno de los conjuntos más vulnerables en la Primera Federación. "La clave es dejar la puerta a cero", machacaba Iván Ania en cada comparecencia ante los medios y, seguro, con mucha mayor persuasión cada vez que entrenaba a los suyos. Y al final lo logró. La racha de 423 minutos sin encajar, situada ya en el top de los mejores periodos defensivos en la historia del club, ha sido el eje argumental de un puñado de jornadas con un saldo formidable: diez sin perder y 24 puntos sobre 30 posibles. Desde el gol encajado en el minuto 27 ante el Sanluqueño (1-2), el Córdoba ha jugado contra el Antequera (3-0), Melilla (0-1), Castellón (2-0) y Atlético Baleares (0-0).

Los efectos han sido rotundos. El equipo salió disparado desde la zona media y se incrustó en los puestos de play off, llegando en cuarto lugar al parón navideño: tiene por encima a Castellón, Ibiza y Málaga. El primero jugó por el ascenso el curso anterior y los otros dos son recién descendidos de Segunda. La irrupción blanquiverde entre los candidatos tiene un indudable aire de reivindicación. En la retaguardia, reformada desde el pasado campeonato, hay nombres propios.

Carlos Marín, en su mejor versión

Definitivamente, el almeriense ha encontrado en el Córdoba CF al club de su vida. Después de dar tumbos en varios filiales (Atlético, Betis...) se ha afianzado en la meta de El Arcángel. Solamente se ha perdido un partido -el de la jornada 3, en San Fernando (3-1), donde jugó Tarrés- por sanción. Se ha mostrado especialmente inspirado en los partidos lejos de casa, en donde ha tenido actuaciones determinantes para arrancar puntos en La Rosaleda ante el Málaga (1-1) o el Baleares (0-0).

El meta, de 26 años, termina contrato el próximo verano y desde enero estaría libre para negociar. Su nombre forma parte de la lista de futbolistas cuyo vínculo expira en junio y que tendrán una propuesta sobre la mesa para seguir, como Simo, Calderón y Diarra.

Gudelj, de intocable a incógnita

Su simple presencia en el campo lanza un poderoso mensaje de rebeldía y resistencia. Tras el episodio de "muerte súbita" que sufrió en marzo, su paso por el quirófano y la implantación de un desfibrilador automático, su retorno en el Córdoba CF le convirtió en el único futbolista que juega en España con un dispositivo protector instalado en su corazón. Jugó todos los minutos de todos los partidos -el único del plantel en hacerlo- hasta que a la media hora del choque en Melilla sufrió un desvanecimiento. Desde entonces permanece al margen de la plantilla, siguiendo un programa específico y bajo estricta supervisión médica.

Si retornará a la competición es un asunto que, a día de hoy, permanece en el terreno de la incógnita. Todo dependerá del dictamen de los servicios médicos y de la determinación del futbolista serbio y su entorno familiar. Ha sido el jefe de la trinchera mientras ha estado ahí.

Calderón, el hueco que viene

El lateral izquierdo ha sido propiedad de Calderón, que ha jugado 16 partidos. En los primeros del año no podrá estar presente, ya que tendrá sanción por acumulación de amarillas y la roja que le mostró el árbitro en el partido ante el Atlético Baleares. Con cinco tarjetas y dos expulsiones, el sevillano es el jugador más amonestado de la plantilla.

También ha conseguido el de Paradas afianzarse en El Arcángel, al que llegó después de un paso con tintes turbios -fue despedido por cuestiones disciplinarias- en el Real Betis y en el San Fernando. Su físico liviano le permite ir con velocidad a posiciones ofensivas y lo compensa con sentido de la anticipación a la hora de defender.

Lapeña y Albarrán, atornillados

El central Adrián Lapeña y el lateral derecho Carlos Albarrán aportan oficio y seguridad. El central, de 27 años, despachó un par de cursos en el Castellón y otros tantos en el Deportivo de La Coruña, dos plazas históricas y con presión. En el Córdoba ha sido escudero de Gudelj mientras el serbio ha estado disponible y en las últimas semanas le tocó asumir galones para tutelar a su nuevo compañero, el joven Carlos García, cedido del Cádiz. El zaguero logroñés, formado en la cantera de la Real Sociedad, está preparado para el desafío.

A Carlos Albarrán lo conocía bien Iván Ania, que lo tuvo a sus órdenes en el Algeciras. Solo una sanción le quitó del once, en el que ha sido fijo desde que empezó el campeonato: es el que más minutos juega, con Carlos Marín y Carracedo. Contundente en la marca y con tiento a la hora de subir al balón parado -ya anotó un gol-, ejerce a sus 29 años como tercero más veterano -tras Kike Márquez y Recio- en un grupo muy rejuvenecido. Iván Rodríguez ha sido el encargado de cubrir su ausencia cuando estuvo sancionado.

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