ENTREVISTA | Paloma Saborido Organización del Jubileo de Cofradías

«Hay que invitar ya a los cordobeses a Roma, irán cofrades de todo el mundo»

«La Semana Santa de Córdoba ha crecido, por donde pasa y como pasa, exponencialmente», asegura una de las organizadoras del Jubileo de las Cofradías

Paloma Saborido en Córdoba.

Paloma Saborido en Córdoba. / ÁLVARO TEJERO

Juan M. Niza

Juan M. Niza

Cofrade de pro. Hermana de la Pollinica de Málaga y actualmente camarera de la Virgen del Amparo de esa corporación. Profesora de Derecho Civil en la Universidad de Málaga, pregonera de la Semana Santa de Málaga 2019 y directora del Congreso Internacional de Cofradías de septiembre de 2021. En 2023, el presidente del Dicasterio de Evangelización, Rino Fisichella, le invitó a la subcomisión del Vaticano para la organización del Jubileo de las Cofradías, el próximo año en Roma del 16 al 18 de mayo. Y, sobre todo, es una de esas cofrades que contagian alegría, transmiten fe y le recuerdan a uno que hay mucha gente buena.

-Yo tengo una teoría: las hermandades marcan el carácter de los hermanos. Y usted es de una hermandad, la Pollinica de Málaga, cuyo nombre lo dice todo: Entrada Triunfal. 

-(Ríe) Sí. La verdad es que sí. La naturaleza de cada una de las hermandades es muy distinta, y es verdad que tenemos diferentes formas de expresar nuestra religiosidad popular y que las cofradías enmarcan esas diferentes formas de ser. Pero no se crea... Los cofrades somos muy parecidos. Y no solo hablo de las diferencias entre hermandades, incluso entre países. En el Cuarto Congreso Internacional de las Cofradías y Hermandades tuve la oportunidad de tener mucho contacto con cofradías de Iberoamérica y cuando terminábamos de hablar coincidíamos: «¡Pero... si es que somos iguales!» Formas tan distintas de expresarse, y al final tenemos los mismos problemas, las mismas inquietudes, la misma fe y también utilizamos las imágenes para llegar a Dios.

-Usted es de la Entrada Triunfal en Jerusalén, y ahora le pide monseñor Rino Fisichella, en nombre del Papa Francisco, que trabaje para una ‘entrada triunfal’ en Roma de cofrades de todo el mundo. ¡Vaya tela!

-Más o menos (ríe de nuevo). Es un orgullo. Desde el Congreso Internacional de las Cofradías, del que fui directora, tuvimos mucho acercamiento y hemos mantenido el contacto... ¡No podía ser de otra forma! Monseñor Fisichella es una persona excepcional, brillantísima en el aspecto personal, como también a nivel teológico. En un viaje privado a Roma con la familia volvimos a encontrarnos y me ofreció participar en la subcomisión para el Jubileo de las Cofradías, que está dentro del Jubileo de la Iglesia de 2025. Se trataba de hacer propuestas, llevar proyectos... Y yo presenté el mío en torno a lo que creía que debía de ser una celebración tal y como nosotros, los cofrades, creemos y pensamos que debe ser, sin perder de vista que se enmarca dentro del Jubileo de la Iglesia. Así que ha sido un orgullo pertenecer a la subcomisión y un orgullo trabajar tan directamente para el Vaticano, para la Santa Sede. Pero, sobre todo, es una satisfacción enorme trabajar con el Dicasterio de Evangelización y junto a monseñor Fisichella. Insisto: es una persona superactiva, entregada a la Iglesia y, sobre todo, entregada a la evangelización... (Cambia a un tono casi de confidencia). Y una persona muy entregada a la labor de las cofradías, hoy, en el siglo XXI, y del papel que tenemos en la Iglesia. De hecho, es la primera vez que dentro de un Jubileo hay un espacio para las cofradías y, además, de tres días. Será uno de los acontecimientos más importantes de todos los que se van a celebrar a lo largo del año en Roma.

-No sé si podrá contarlo, pero mi obligación es preguntar: ¿Y qué ha propuesto usted al Vaticano?

-Bueno... ¡Muchas cosas! (Ríe por tercera vez). Yo intuía lo que monseñor Fisichella podía querer, vio la propuesta con buenos ojos y en ello estamos trabajando. Cierto que en una primera reunión lo que yo propuse fue una procesión. Hasta ahora se ha cuidado un poco de anunciarse, pero el propio monseñor ya lo ha dicho, así que... Ya lo puedo decir: ¡Va a ser una procesión! Es que no se entendería un jubileo de las cofradías sin la manera que nosotros tenemos de vivir nuestra fe, manifestándola en la calle, sin cumplir con ese objetivo, con esa misión que tenemos dentro de la Iglesia de evangelizar a través de nuestras procesiones.

"No se entendería un jubileo de las cofradías sin la manera que nosotros tenemos de vivir nuestra fe"

-¡Qué me dice! ¿Una magna de magnas en Roma? Pero, ¿qué itinerario, qué imágenes, de dónde saldrán, cómo llegarán a Roma, quiénes participarán en el cortejo, de qué países, qué música...? ¡Madre mía, organizar todo eso!

-Bueno, bueno (con tono tranquilizador)... Estamos trabajando en ello. Como comprenderá, ya no es solo las imágenes, es el recorrido, la participación de todo el mundo, los espectadores, los que vengan de fuera, los propios romanos que no conocen estas manifestaciones como nosotros las vivimos... Y teniendo presente que lo organiza el Vaticano para todo el mundo. También hay que ver lo que es posible y cómo. Discurrirá por la ciudad de Roma, que es una ciudad preciosa, bellísima... Pero tan maravillosa como caótica. Es que también tenemos que ver no solo por dónde se pasa o se deja de pasar, sino por dónde se «podría» pasar. Está muy bien decir «qué bonito sería ver una procesión en Roma». ¡Qué frase tan sencilla y tan corta con todo lo que conlleva de trabajo! Vamos a ver. Vamos a ir paso a paso. Hay que esperar la declaración formal y... Claro, esto supondrá también una financiación especial y necesitaremos el respaldo de una institución fortísima que nos ayude, que sea protagonista también.

-Tirando para casa desde ya. ¿Habrá un huequecillo para los cofrades cordobeses en esa procesión en Roma?

-¡Hombre! (Ríe de nuevo) Bien, bien... Habrá un hueco para todos. Es cierto: va a ser una oportunidad única para que todos los cofrades nos sintamos muy importantes. ¡Mejor dicho, para que sintamos la importancia que tenemos en la Iglesia de hoy! Ha habido sectores dentro de la Iglesia que nos han rechazado, quizá nos han dado de lado por la forma que tenemos de entender nuestra fe. En 2025 se nos está dando un lugar preeminente, reconociendo que somos evangelizadores a través de la belleza, que es lo que significan nuestras procesiones. Y no cabe duda que los cofrades españoles, y sobre todo los andaluces, tendremos un lugar privilegiado porque la religiosidad popular la vivimos intensamente. De hecho, hay que invitar ya a los cordobeses a participar en Roma, de la forma que sea: dentro de esa procesión, como voluntarios (ya hay una app del Jubileo para apuntarse y colaborar), con su medalla estando presentes en los actos que se realicen... Porque nos vamos a reunir cofrades de todo el mundo. Y los que no puedan ir, que lo vivan también en sus propias cofradías, en sus casas de hermandades, en sus templos. De hecho, ya estamos en el Año de la Oración para prepararse para ese Jubileo. Hay que ser partícipes no solo en ese momento de la peregrinación, sino también en este año preparatorio de la oración.

"Los cofrades españoles, y sobre todo los andaluces, tendremos un lugar privilegiado en el Jubileo"

-Una pregunta mientras me recupero de la sorpresa que me ha dado. Usted defiende que las hermandades son el movimiento de la Iglesia con más facetas: cultural, histórico, convivencial, patrimonial, artístico, económico, turístico, formativo... Otros recuerdan que el movimiento cofrade es el único que crece dentro del asociacionismo de cualquier tipo: político, social, cultural, vecinal, peñístico... ¿Me equivoco?

-Un movimiento muy fuerte y, efectivamente, no hay un movimiento asociativo ciudadano tan fuerte y pujante. Pero es que dentro de la Iglesia católica también somos singulares. Me gusta repetirlo. Ese éxito de las cofradías viene de su propia multidimensionalidad. Es un movimiento eminentemente religioso desde la base, al desarrollo y el fin. Bien. Pero también es social, cultural, económico... Jurídico, incluso. No hay una entidad en la Iglesia con tanta autonomía económica y capacidad contractual y extracontractual, ya que lo necesitan para su día a día... Todo eso lo que hace es enriquecer a las cofradías y facilitar su misión que, como digo, es la evangelización, llevar el mensaje del amor de Cristo. Monseñor Fisichella dice una frase que a mí me encanta: «La vía de la belleza es el mejor camino para llegar a Dios». Y esa es la que nosotros, los cofrades, utilizamos. Y mientras más bellas sean las procesiones, mejor. Nosotros creamos un «espectáculo», en el mejor sentido que pueda tener esa palabra, un espectáculo de belleza. Y de forma completamente altruista (recalca la palabra) para nuestra Iglesia, para cumplir la misión que se nos otorga que es la de evangelizar en pleno siglo XXI. Fíjese: los jóvenes, quizá estén pidiendo a la Iglesia que cambie, que adapte un lenguaje que quizá se ha quedado antiguo, lejano. Sin embargo, a las cofradías no, la sociedad sigue aceptando su lenguaje. Por ejemplo, las procesiones, que es con lo que nos comunicamos, tienen la misma estructura que hace un siglo. No nos piden que la cambiemos, la sociedad acepta nuestro lenguaje. También nosotros nos es muy fácil adaptarnos a los cambios sociales.  

-El mayor problema de la Semana Santa es que, por definición, todas se celebran en Semana Santa. Los cofrades participamos en las nuestras y eso nos impide disfrutar y sorprendernos con cómo se viven en otros lugares, a ves muy cerca de nosotros pero de forma muy distinta. ¿Cómo son otras semanas santas del mundo? No me imagino siquiera la Semana Santa en Bolivia, en la comunidad italiana en Nueva York, en México, en África... ¿Hay hermandades en África?

-Sí. Son diferentes formas. En el sur de Italia y en la propia Roma son muy parecidos a nosotros. También en Portugal, sobre todo Lisboa, o en América Latina son muy parecidos, con una diferente estética... Hay otra parte, de confraternidades, con Centroeuropa o Suiza, donde hay una forma de entender las cofradías más interna, menos festiva, menos de exteriorizarlo en la calle... Hay infinidad de formas de verlo aunque, como digo hay un elemento común, que es entender las imágenes como el vehículo último para llegar a Dios. Hay muchísimos trabajos excepcionales de antropólogos como los de Isidoro Moreno, José Luis Alonso Ponga... que nos explican toda esa riqueza. Fíjese que hay hasta una propuesta de acercamiento interreligioso entre cristianos, musulmanes y judíos basada en algo que tenemos en común: la religiosidad popular y que la manifestamos en la calle.

-¿Conoce la Semana Santa de Córdoba?

-Sí. Claro, como bien dice, vivir nuestra Semana Santa nos impide conocer in situ la de los demás. Pero gracias a Youtube, que es mágico (ríe), puedes conocer muchas semanas santas. Aunque la de Córdoba la conozco desde hace años. Es una Semana Santa, con la de Granada, que se han cuidado al máximo. El cambio del recorrido oficial, la forma en la que se llevan los pasos, la estructura del propio Casco Histórico de la ciudad con escenas maravillosas... Más allá de lo impresionante que es que entren los pasos a la propia Mezquita-Catedral. La Semana Santa de Córdoba ha crecido, no solo por donde pasa, sino por cómo pasa, exponencialmente. La forma de caminar, la música, el arreglo de las imágenes y el floral... Es una de las más importantes de Andalucía y de España.

-Para terminar, algo de autocrítica. Es una pregunta complicada que le suelo hacer a responsables de las hermandades. ¿Cuál es el pecado del cofrade?

-(Duda). Quizá, uno que viene de algo que es bueno, que es la pasión que ponemos. Y eso hace que a veces no nos escuchemos. Es un pecado que, a fin de cuentas, viene de una virtud. 

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