Aguilar: Vigor, modernidad y juventud

Caridad, respeto, vitalidad y relevo generacional son los motores de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Aguilar, presidida por Rafael Pedrajas Lucena. Y aunque cada cofradía aguilarense tiene su propia historia y tradiciones, este año se han encontrado, como comunidad parroquial, en el espacio museístico Ipagro, con una exposición, dirigida por Juan Arjona, llamada ‘El origen: hermandades y cofradías de Aguilar en el siglo XVI’, con un proyecto de obra social conjunta, llamado Cofradías de Aguilar, y, posteriormente, con el propio Señor en la Placilla de las Descalzas, con la colocación de la nueva cruz. 

Días en los que las mujeres siguen avanzando en la autoridad y compromiso con las cofradías en los puestos directivos, como costaleras o capataces. Un total de seis hermandades tienen como hermana mayor a una mujer, como La Borriquita, Oración y Rosario, Preso y Desamparados, Humildad, Esperanza y Amor y Dolores. Entre ellas, capataces como Mari Carmen Fernández Varo, de la Virgen de la Palma; Mari Carmen Berenguer, de la Virgen del Rosario, y Antoñi Cañadillas, capataz de la Virgen de los Desamparados. Sin olvidar, los pasos llevados por mujeres, como son los de la Virgen de la Palma, Rosario, Desamparados o Cristo del Amor y existiendo, además, algunas cuadrillas de portadores mixtas.  

La juventud también asume cargos, como, por ejemplo, los hermanos Rafael y Alejandro Pulido Zurera, durante la presentación del cartel oficial de la Semana Santa Aguilarense, con Jesús Caído en la plaza ochavada, como protagonista, obra de Antonio Córdoba Casado. O Rafael Ángel Gómez, próximo pregonero de Gloria. Por otra parte, las bandas musicales gozan de buena salud, con la incorporación de nuevos miembros. Concretamente, existen cuatro bandas de música, dos agrupaciones musicales, como la Agrupación Musical Santa Cecilia de Aguilar y la Agrupación Musical Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una banda de cornetas y tambores, la Banda de CCTT Maestro Valero y una banda sinfónica, la banda de música municipal Sebastián Valero. Al margen de la capilla musical del Santo Sepulcro, que acompaña al Cristo Yacente. 

Formación cofrade

Días a su vez en los que se celebran las jornadas de formación cofrade o las presentaciones del cofrade de honor, que este año ha recaído en Ricardo Pericet Molero o el pregón de Semana Santa, a cargo de Pascual Bérchez Toro. También está la celebración del centenario de la cofradía Amargura y Antigua, con un cartel realizado por Ricardo Llamas; el vía crucis, presidido por Jesús Caído, desde el monasterio conventual de las carmelitas descalzas; los diversos triduos a sus imágenes titulares, con cada vez mayor expectación, y la celebración de una nueva edición de Sábados del Caído. 

Unos días, en los que la tradición familiar, local, la pasión ferviente por las imágenes titulares aguilarenses y la fe se vuelven acentuar desde la llegada del Miércoles de Ceniza. Una cuaresma que se va hasta el verdadero encuentro con Cristo y María en esta Semana Grande, a través de sus costaleros, nazarenos, penitentes y devotos al realizar la estación de penitencia que viven activamente la vida de sus hermandades. Existiendo, por otra parte, un gran auge y afición por la fotografía de imágenes titulares, como las de Rafael A. Gómez, Juan de Dios Reina, Miguel Ángel Palma o José Pablo Cosano, entre otros. 

Días en los que una veintena de cofradías de Pasión y una docena de cofradías de Gloria conforman una Semana Santa, cuya historia e importancia ya se veía reflejada en la declaración de Interés Turístico Nacional de Andalucía en 1999. cuyo origen, antigüedad y raigambre tradicional muestran su significación y alcance como atractivo turístico. Históricamente, caben destacar, al menos, cuatro fases a lo largo de cuatro siglos de historia. Una primera, se remonta a mediados del siglo XVI, con la creación de las tres primeras cofradías penitenciales (Veracruz, Soledad de Nuestra Señora y Jesús Nazareno); una segunda que abarca del siglo XVII a la primera mitad del siglo XVIII, con el impulso y barroquización de la misma; una tercera, en la segunda mitad del XVIII, en la que surgen nuevas advocaciones pasionistas como Nuestra Señora de los Dolores, Jesús Caído o Jesús Humilde y finalmente, los siglos XIX y XX, en los que se alternan altibajos con una nueva reorganización que culmina en la vitalidad y auge que vive la Semana Santa aguilarense ahora. 

Experiencias singulares

Hay que tener en cuenta la larga y profunda tradición cofrade aguilarense, con apenas 13.000 habitantes en la localidad. Cuando se anuncian los borrachuelos, o pestiños, gañotes, tocinos de cielo, leche frita o los tradicionales ‘risaos’ o merengas de café, en las pastelerías locales y los comercios recuerdan estos momentos cuaresmales, con el olor intenso a incienso a su paso o con elementos de las vestimentas de penitencia que acompañarán a sus imágenes titulares. 

Un pórtico a la fe aguilarense que se abre con el acogimiento masivo de la Bendición de Jesús Nazareno, imagen vinculada al taller de los Mora, que tiene lugar el Viernes de Dolores. Cada año, la procesión de las Palmas, el Domingo de Ramos, enlaza la comunidad parroquial de los templos. Recordamos, entonces, el inicio del ciclo procesional de la Semana Santa aguilarense con el paso de la Entrada Triunfal a Jerusalén, con la Borriquita y la Virgen de la Palma. Y las luces se apagan para que la solemnidad y la fe se centre en el encuentro de Jesús Orando en el Huerto y la Virgen del Rosario en la parroquia del Soterraño. Retornamos al ‘lato sensu’, de la orden frasciscana, cuando las túnicas franciscanas marrones con cordones de cuerda de cinco nudos y escapularios blancos colman de eremética solidaria misericordia, desde la salida del Cerro de la hermandad de la Caridad, el Lunes Santo. Retomamos esos días cuando, también, el Santísimo Cristo de Ánimas realiza su vía crucis en la madrugada desde la iglesia del hospital. Por su parte, el Martes Santo es la ocasión para la hermandad del Preso y la Virgen de los Desamparados. Obra titular del Cristo atribuida a Alonso de Mena y un misterio que crece año a año, con figuras obras del escultor e imaginero aguilarense Rafael Sánchez.

El Miércoles Santo, Nuestro Padre Jesús Caído, imagen del siglo XVIII atribuida a Blas Molner, protagonista del cartel de la Semana Santa Aguilarense este año, se encontrará con la Virgen de la Paz en la plaza ochavada de San José. Entre las tinieblas de humo de bengalas e incienso cofrade de un enclave en el que reluce la fe aguilarense.

Procesiones

De la iglesia de la Veracruz, partirán, el Jueves Santo, el Calvario y la Virgen de los Remedios Coronada, quien recibirá su esperada ‘petalá’ en el Llano Alto. Verde esperanza, negro duelo y blanco amor partirán de la Iglesia de la Candelaria con la Virgen de la Esperanza y el Cristo del Amor. Y de la parroquia del Soterraño, Nuestro Padre Jesús de la Humildad, imagen datada del siglo XVIII. Sin olvidar, la tradicional visita de las cofradías a los sagrarios, que retoma su importancia al ser realizada por todas las cofradías e incluso bandas musicales acompañantes. La negra Madrugada del Viernes Santo la ocupa el silencio y la devoción al Cristo de la Expiración, atribuido a Pedro de Mena, y a la Virgen de las Angustias. Con las primeras luces del día, el Viernes Santo, realizará su estación de penitencia Nuestro Padre Jesús Nazareno, acompañado de su centuria romana y por la Virgen de la Amargura, atribuida al taller de José Mora, cuya hermandad celebra su primer siglo. El Sermón del Paso permitirá descansar a los nazarenos, hermanos de luz y portadores de cadenas y cruces de madera en la plaza de San José.  

Por la tarde, el milagroso Cristo de la Salud y Nuestra Señora de la Piedad saldrán de la Iglesia de la Salud en el Barrio Bajo, realizando uno de los recorridos penitenciales más extensos. Por otra parte, la imagen del Cristo Yacente, talla vinculada a Tomás del Risco, más conocida como El Sepulcro, realiza el tradicional Descendimiento de la Cruz, con la barroca y solemne bajada del Cristo crucificado y colocación del Cristo en la urna, seguida de su salida desde la parroquia del Soterraño. Los ropones color pardo-negruzcos con capucha y cordones al igual, largas colas, carracas, misereres y Capilla Musical continúan su paso por las calles por donde le acompañará la Virgen de la Soledad, cuya cofradía se fundó en 1583. El Sábado Santo es la ocasión para la procesión de la Virgen de los Dolores, La Guapetona, con su bendición en su encierro. Y finalmente, el Domingo de Resurrección se encontrarán, jubilosamente, Jesús Resucitado y la Virgen de la Antigua, en el Llano de las Coronadas. 

Durante la celebración de la Semana Santa Chiquita, el domingo siguiente al de Resurrección, los niños son protagonistas y procesionan con una representación en pequeño de todas las imágenes de la Semana Santa. Este año con el estreno de la imagen de Simón de Cirene, que irá junto a Jesús Nazareno, y con el acompañamiento musical de las bandas.

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