Opinión | miscelánea

Del patrimonio cultural de Baena

«Se tiene conciencia, hoy, de que ese patrimonio olivarero ayuda a conservar la naturaleza y a mantener la salud de muchos ciudadanos que consumen su aceite de oliva virgen»

El Patrimonio Cultural no está solamente constituido por lugares históricos en Baena, como su Almedina, o edificios como sus templos ni tampoco el yacimiento ibero-romano de Torreparedones sino también por sus hechos y procesos culturales, como son su Semana Santa y su judío, o la cultura olivarera más que centenaria.

La gestión moderna del patrimonio cultural está cambiando gradualmente y ampliando su enfoque, escala y ambición.

Como todo patrimonio cultural, el de mi pueblo se fundamenta en sus formas y usos históricos, que dan sentido y significado a sus procesos sociales, políticos y económicos de ayer y de hoy.

Por ejemplo, me atrevo a escribir que el olivar de Baena no es sólo un patrimonio económico. Es también un patrimonio cultural que ha cambiado a lo largo del tiempo.

Se tiene conciencia, hoy, de que ese patrimonio olivarero ayuda a conservar la naturaleza y a mantener la salud de muchos ciudadanos que consumen su aceite de oliva virgen.

Este patrimonio olivarero, como el de la Semana Santa y el judío, son, además de actos materiales, procesos de movilización del pasado al presente que deben ayudar para un mejor futuro.

El patrimonio cultural de Baena es una selección de hechos y procesos económicos, sociales y culturales que solamente se dan en este pueblo. Sin estos hechos y estos procesos tangibles y naturales, como el del olivar, y tangibles pero sentimentales como su Semana Santa, Baena sería muy diferente.

El patrimonio de Baena es la suma de productos y procesos (olivar y su aceite de oliva); también de percepciones y pautas sociales (su judío, su tambor en su Semana Santa) capaces de desarrollar relaciones humanas y han determinada su escala de valores.

Este patrimonio está conformado por intereses económicos, aliados con su vitalidad social y cultural que, unidos a su yacimiento arqueológico en Torreparedones, debe ser analizado desde una concepción moderna de su planificación y gestión.

Planificar este complejo patrimonio es una actividad cultural en la que deberían intervenir Ayuntamiento, investigadores culturales y la sociedad baenense.

Escribo estas líneas desde la óptica de un baenense que cree en este rico patrimonio de costumbres y tradiciones, edificaciones, sus horizontes naturales, Torreparedones, memorias e identidades.

Cuidar y gestionar bien este tan complejo patrimonio debe contribuir a la transición social y espacial hacia un futuro de sostenibilidad de la naturaleza y de sus recursos económicos.

El patrimonio cultural de mi pueblo (Olivar, Semana Santa, Torreparedones) es factor clave para su futuro desarrollo. Es un actor económico, tangible e intangible, que se debe cuidar.

El pueblo, los cooperativistas olivareros y los turistas no sólo son consumidores sino también productores que dan vida a sus museos de la Tercia y del Olivo, a sus lugares como Torreparedones, y acontecimientos como su Semana Santa.

Si se refuerza este patrimonio se potenciará el sentimiento de pertenencia de quienes viven o vivieron en Baena. Servirá para ajustarse al pasado y a sus costumbres y defender el propósito de enriquecerlo en el futuro.

*Hijo predilecto de Baena

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