Premios Princesa de Asturias

"Como E. T., con trastos sencillos elaboro una máquina de altura", dice Murakami de su obra

El novelista confiesa en Avilés: "A lo mejor un día abro la cesta de mi memoria y saco algo aprendido en Asturias"

Así fue el encuentro de Murakami con escolares en Avilés.

Así fue el encuentro de Murakami con escolares en Avilés. / Mara Villamuza

Saúl Fernández

Haruki Murakami es como E. T. Sí, el extraterrestre, el bicho aquel que se quedó varado en casa de Elliot y tenía que llamar a casa para que pasaran a por él. El autor de "Kafka en la orilla" explicó esto y otras cosas más a los escolares que se juntaron en el salón de actos del IES Carreño Miranda, en Avilés, ayer a mediodía. "E. T. busca en el desván, en los armarios y antiguos muebles, instrumentos para comunicarse con su planeta natal. Eso mismo estoy haciendo yo: con trastos sencillos elaboro una máquina de altura", dijo el novelista a través de una intérprete de japonés al español que le susurraba al oído las preguntas de los alumnos que se sumaron al programa "Tomo la palabra" de la Fundación Princesa de Asturias. Escolares dispuestos a viajar por la literatura universal tomando como excusa al ganador del premio de las Letras, que, como el miércoles en el teatro Jovellanos de Gijón, casi sale a hombros de un salón de actos lleno de inquisitivos estudiantes capaces de hacer que el novelista vivo más célebre de Japón se detenga a explicar cómo hay que hacer para contar historias. "Mi estilo es seguir con palabras sencillas", concluyó después de un instante de repensar la idea esta de su parecido con el extraterrestre. 

Esto del cine también salió a colación en el encuentro avilesino del novelista con los escolares asturianos. Natalia Menéndez, la directora del IES Carreño Miranda –anfitrión del encuentro de 568 estudiantes procedentes de 43 centros escolares de toda Asturias– preguntó su parecer sobre la adaptación de sus novelas al cine. El escritor sólo habló de "Drive my car", una película de Ryûsuke Hamaguchi sobre uno de los cuentos del escritor homenajeado. "Me divirtió lo que hizo el director porque estaba cambiando todo. Parecía que estaba viendo una historia que no conocía", aseguró el novelista. "Tenía mucho interés en los cambios", recalcó. Y es que la película dura casi tres horas y el cuento es eso, un cuento. 

Murakami, que en Gijón se declaró devoto de su propio estilo –lo llamó "murakamismo–, mantuvo esa línea argumental en el escenario del Carreño Miranda y, talentudo, se ganó al personal desde la "Captatio benevolentiae": "He estado tres veces en España, pero el mejor sitio es Oviedo", aseguró. Y ahí empezó a explicar sus trucos de novelista. "Es bueno que los escritores tengamos buena memoria", dijo, antes de explicar que tiene "dentro de la cabeza una cesta muy grande en la que guardo todas mis experiencias". Y añadió: "Cuando estoy escribiendo acudo a la cesta y cojo lo que necesito". ¿Y cogerá algo de su experiencia asturiana?, preguntó una de las alumnas escogidas para interrogar al creador de "Tokio blues". "A lo mejor un día abro la cesta de mi memoria y saco algo de lo que he aprendido en Asturias, pero todavía no lo sé". 

Le preguntaron –una profesora esta vez– sobre si analiza en su literatura, pero en plan freudiano. Y qué va. "Yo no hago análisis. Los escritores que analizan son demasiado inteligentes y como lo son, no van a poder seguir escribiendo". Y arrancó más carcajadas al personal. Algo parecido pasó por la presencia de los gatos en sus novelas. "Los gatos sólo son gatos, no son símbolos", aclaró a los lectores y a los próximos críticos sesudos que se metan a estudiar al novelista de las cincuenta traducciones. "Soy hijo único, los gatos me hacían compañía". Nada más. Y nada menos. 

El novelista vestía una camiseta que, dijo, le habían dado los de su editorial española (Tusquets). Se abrió la chaqueta unas cuantas veces para mostrar el mensaje: "Keep calm and read Murakami", una recreación del mensaje de la época del "Blitz" de Londres: "Keep calm and carry on", o sea, "mantén la calma y sigue adelante". O, más específicamente, mantenga la calma y lea a Murakami. Esto, lo de leer fue un mensaje reiterado del novelista: "Lean buenas novelas". Y así soñarán. O harán como E. T., vino a decir.