Tiempos

Y ahora empezaremos a medir nuestros tiempos por periodos vacacionales y comentaremos, con el vecino, que ya mismo está aquí el jolgorio carnavalesco, preludio de la Cuaresma, que nos conducirá al redoble de tambores anunciando la próxima Semana Santa y la llegada del buen tiempo, sintiendo ya la necesidad de ir preparando el bañador y darnos un buen chapuzón en la paradisíaca playa que hemos elegido para pasar el verano. Y cuando volvamos nos asombraremos de ver cómo ha pasado el tiempo, y en el portal del vecindario estaremos platicando sobre el turrón que vamos a comprar este año, y los villancicos que cantaremos esta Navidad y quizá nos demos cuenta de la rutina que rodea nuestra vida esa que, en ocasiones, patina sobre la misma pista de hielo sin avanzar ni retroceder y, entonces, nos plantearemos medir nuestros tiempos de manera diferente, llenándolos de riesgos aún sabiendo que puede ser un osado atrevimiento, y recordaremos a ‘Alicia en el país de las maravillas’ cuando le preguntó al conejo blanco: «¿Cuánto tiempo es para siempre?», y éste le contestó: «A veces, solo un segundo».

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