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Internet y redes sociales

Internet y redes sociales / CÓRDOBA

Hoy ha dejado de funcionar internet. No hay internet en ningún sitio. Tampoco hay cobertura móvil. La gran mayoría de las personas se han quedado bloqueadas. No saben qué hacer, ni cómo actuar. No hay cobertura móvil. Se intenta acceder, se intenta comentar en redes, pero no hay redes, el móvil tampoco funciona, ni siquiera WhatsApp. No hay forma de comunicarse.

Imaginemos por un instante que eso puede llegar a ocurrirnos un día. Pero no se trata de un error puntual, de esos que a las horas o a los minutos restablece la comunicación, no va a volver nunca.

De entrada, el noventa por ciento de los escritores dejarán de ser escritores, piénselo. Lo mismo ocurre con las editoriales, y hasta con los libros publicados. Y no hablemos de los críticos, de esos que esperan o aguardan las novedades, evitando comprarlas para publicar un fragmento en su blog o en su página personal, y dando por hecho que ya ha restablecido el necesario y contundente epitafio de obligatoriedad con el autor. Muchas veces me pregunto si es necesario indicar el estado de ánimo, la satisfacción del momento, qué como, qué leo o qué investigo. O simplemente si en ese momento me estoy tocando los cataplines y lo plasmo en mi red social para determinar que soy el más importante de todos.

¿Se ha preguntado alguna vez a quién importa realmente lo que hace? ¿Se ha preguntado alguna vez si eso importa a alguien? Desde luego si lo hace, y adquiere muchos «me gusta», es que hay otros como usted a los que le importas un pimiento, porque le importa un pimiento, aunque le indiquen que «me gusta».

El otro día, un editor de provincias muy digno, publicó en Twitter que si alguien pone cinco «me gusta» a una publicación suya (editor) es que queda poco para que le mande un original para su publicación. Y, por experiencia, puedo indicar que con cinco y con menos, o con cinco y con más, es auténtico. Eso es más real que el propio misterio de la creación.

La desaparición de internet, de los dispositivos móviles, aclararía mucho el panorama. Hay escritores que no saben vivir sin ello. Y si no saben vivir sin ello, ¿qué tipo de escritores son? ¿Escriben realmente? ¿Para quién? O ¿para qué?

Los años nos hacen dependientes, de las redes, de la necesidad de comunicación, de la soledad. Los años nos deben hacer dependientes de la lectura, y a ser posible de los clásicos. ¡Hay tantos por descubrir! ¡Queda tanto por leer!

Hoy ha dejado de funcionar internet. Y es para siempre.

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