El Zoco de 'la Encantá': bajo el embrujo de Zaida

Como cada año, Almodóvar del Río revive esta noche de sábado a la princesa Zaida y a un sentimiento tan profundo que ha trascendido a lo largo de los siglos. Un sentimiento que une amor y pena, haciendo de la leyenda de la Encantá un drama digno de ser recordado.

La princesa murió de pena entre los muros del castillo esperando a un marido, el príncipe Fath-Al-Mamun, que cayó en batalla. En la noche de este sábado, medio centenar de actores dieron vida a los príncipes, a soldados de dos ejércitos, a los miembros de las cortes de dos reinos y a otros extras imprescindibles en este mito.

Un imponente pasacalles inaugural

La expectación siempre está asegurada en lo que se ha convertido en uno de los mayores atractivos del Zoco de la Encantá y que es resultado del voluntarioso ensayo de los actores y de las actrices desde hace más de un mes. El escenario, el castillo de Almodóvar es, desde el viernes, el lugar ideal para viajar al pasado y para vivir, en primera persona, la historia.

La celebración comenzó el viernes con el imponente pasacalles formado por más de 300 personas que recorrió, durante la tarde, las calles de la localidad, llevando a sus rincones el armonioso sonido de laudes, flautas o gaitas.

Un pasacalles con más de 300 personas abre en Almodóvar 'El Zoco de la Encantá'

Danzantes, cetreros y acróbatas, entre otros personajes, animaron la tarde y anunciaron la llegada de los mercaderes al pueblo. O, lo que es lo mismo, dieron la bienvenida a los vecinos de Almodóvar y a los visitantes que quieran disfrutar de unas fantásticas jornadas medievales -que acaban este domingo- al Zoco de la Encantá.

Puestos de artesanía

Concretamente, según informan desde el Ayuntamiento, hasta medio centenar de puestos de artesanía de todo tipo abrieron a las visitas tan esperadas. No falta detalle en una localidad que, cada año, se vuelca en una actividad muy valorada por sus habitantes y por quienes deciden acercarse para conocer el pasado medieval del pueblo.

Un evento que acoge a todos los públicos: los mayores se deleitan entre comidas y el entretenimiento dispuesto, mientras los niños disfrutan y se pierden en su imaginación.

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