Entrevista | Salvador Fuentes Presidente de la Diputación Provincial de Córdoba

«Hay agua en Sierra Boyera a corto y medio plazo, da para dos años»

Lleva desde el verano pasado al frente de la institución y con la mente puesta en el problema del agua en el Norte

El dirigente popular habla sobre la gestión hídrica, pero también sobre la necesidad de modernizar la administración y las ferias de muestras  

Salvador Fuentes y la situación hídrica de la provincia

A. J. González

Rafael Verdú

Rafael Verdú

-¿Cuándo vuelve el agua al Norte de la provincia?

Si estudiamos la evolución de los resultados de las cuatro series de analíticas encadenadas en el tiempo, el agua apta en los grifos es cuestión de muy pocos días. Este sábado, enviamos al laboratorio las muestras de agua en redes, la última de las cuatro realizadas después de las efectuadas sobre COT, una analítica general y las posteriores en planta. Los resultados los supervisa la Delegación de Salud y, si como apunta el historial se cumplen los parámetros preceptivos, la declaración de aptitud será inmediata. En este sentido, el trabajo de los técnicos de Emproacsa en la consecución de los objetivos de potabilidad y la colaboración de funcionarios de Salud es ejemplar y sin tener en cuenta sábados ni domingos. Solo tengo palabras de reconocimiento a los técnicos de Emproacsa y de las consejerías de Salud y Agricultura y Aguas.

-Solventado el problema del agua del Norte a corto plazo, ¿qué le queda por hacer a la Diputación en materia de gestión hídrica? 

-Hay agua en Sierra Boyera a corto y medio plazo. No me gusta hablar de años porque nos relajamos, pero daría para un par de años. Eso significa que tenemos tiempo suficiente, sin perder ni un minuto para desarrollar todas las obras planificadas no solo en la zona Norte. Ese es el margen de maniobra. La conexión definitiva de La Colada creo que se puede adjudicar en julio, más un año de obras. Tenemos que acometer la segunda fase de reforma en la potabilizadora de Sierra Boyera, porque los cinco proyectos de la primera están todos realizados. No renunciamos a conectar con Puente Nuevo, eso es una reivindicación. Nos queda mucho por hacer, con una inversión media de la Diputación de 10 millones al año, más lo que ponga la Junta en depuradoras, el Ministerio o la CHG. A eso hay que sumar lo que se pueda hacer si la UE declara, como pretende Juanma Moreno, declarar Andalucía como territorio circular; con eso habrá más obras hidráulicas. 

-El Gobierno propuso hace semanas construir una nueva potabilizadora en Sierra Boyera. ¿Qué sabe de ese proyecto? 

-De esto no se sabe nada. Nuestra idea es hacer una gran potabilizadora. Eso son actuaciones que deciden los técnicos, con mucha experiencia en la zona. Independientemente de lo que haya confirmado o no, el reto de los nuevos tiempos está en el agua y Sierra Boyera se va a reforzar con esa segunda fase. Hay espacio suficiente para hacer lo que sea necesario, pero no podemos perder de vista la sequía, tenemos que seguir con la hoja de ruta. 

-La Diputación se puso manos a la obra desde la anterior Corporación, para solventar un problema, el del agua, que no era del todo suyo. En la gestión hídrica intervienen todas las administraciones sin excepción. ¿No cree que sería bueno un pacto de Estado sobre la gestión del agua? 

-Sí, aquí y en España. El déficit hídrico se puede resolver si nos ponemos de acuerdo para resolver un problema estructural con muchas situaciones en España. Lo vemos en Cataluña, que no tiene agua; tenemos situaciones dramáticas en Málaga. Hay zonas a las que le sobra el agua y otras no tienen. Hay que llegar a un pacto de Estado y tienen que hacerlo partidos con mentalidad. 

-La movilización social en el Norte por el agua ha sido un clamor. Sin embargo, usted ha rechazado reunirse con la Plataforma por el Agua del Norte. ¿Por qué? 

-No me he reunido con ellos porque teníamos nuestra hoja de ruta. He hablado con los alcaldes y hemos explicado los plazos y calendarios, en eso nos centramos. Había propuestas aceptables, otras no. Con la plataforma nos desviábamos en el tiempo y objetivos. Ellos han ido cambiando de opinión, como cuando propusieron un trasvase desde la Serena, que no entraba en la hoja de ruta, pero con los vecinos sí hemos hablado. Después ha habido cosas que nos han preocupado, como un alarmismo que no nos ha hecho bien. Pero en definitiva no era una confrontación, teníamos las ideas muy claras.  

-El agua de La Colada sigue contaminada. El plan de emergencia de la Diputación actúa sobre las consecuencias de la contaminación, no sobre las causas. ¿No cree que es ahí dónde se debe mejorar a medio y largo plazo?

-Y a corto también. En eso se está interviniendo, tenemos que ser más responsables y exigentes con los residuos y castigar los abusos. Hay muchas instalaciones que se han actualizado a nuevos criterios de tratamiento y se está avanzando en esto. No hay que estigmatizar la ganadería, pero a corto plazo sí hay que luchar contra los abusos. 

-Un debate que se ha puesto sobre la mesa, al hilo de los padecimientos por la sequía, es el coste del agua. Los expertos parecen coincidir en que debe ser más cara, pero ¿hasta qué punto?

-El recibo debe pagar el coste de poner el agua en el grifo. Eso ahora mismo es infinitamente más caro de lo que se está pagando y se crea un déficit estructural muy preocupante. ¿Qué hay que hacer? Primero transparencia, segundo explicar los ingresos y gastos y lo que supone poner un litro de agua en el grifo. Por una botella de agua te cobran un euro, y estamos cobrando en el grifo, por esa misma calidad, a o,10 céntimos el metro cúbico [en ese volumen entran mil litros de agua]. Eso es inviable. Tenemos que darnos cuenta de que el agua es vida. Hay que hacer un ejercicio responsable de su uso. El cambio climático nos tiene que cambiar a todos y hay que pagar el coste.

-Si hay que pagar el coste real de los servicios, los ciudadanos se pueden preguntar para qué están las administraciones públicas. 

-Se puede poner parte del dinero para infraestructuras e inversiones, las administraciones estamos para eso, pero la factura a la sombra hay que enseñarla a los ciudadanos. Podemos poner parte del dinero para inversiones en el ciclo integral del agua, qué duda cabe. Pero hay que sensibilizar sobre el coste real del agua, eso nos hará ser más responsables y afinar más en la gestión. No se trata de poner el Fino Anguita, un agua cara que sólo paga quien tiene dinero. Eso es un error. El coste de pagar el agua se puede sobrellevar pero siendo más responsables. Ahora lo que se está pagando por el agua es ínfimo para lo que cuesta y eso nos crea un problema estructural en la empresa. Llevar las cisternas y la sobreinversión a la zona Norte nos ha costado 4 millones y no se ha incorporado al recibo. Las inversiones en agua se tienen que ver en la factura, desde que la sacas en el pantano hasta que abres el grifo, después a la depuradora, el reciclado y devolverla al ciclo integral. Lo que quiero es que se sepa lo que cuesta. 

Salvador Fuentes, presidente de la Diputación de Córdoba, durante la entrevista.

Salvador Fuentes, presidente de la Diputación de Córdoba, durante la entrevista. / A. J. González

-Meter todo eso en la factura del agua supone multiplicarla por mil... 

-Sí, por mil. Pero yo estoy hablando del servicio diario. Los pantanos y las inversiones en materia de agua tienen que salir de las administraciones. Cualquier esfuerzo ahora sale del bolsillo a través de los impuestos. Pero es verdad: una cosa es la factura y otra cosa todo lo que supone la gestión del agua. Habrá que priorizar el gasto y derivar recursos a las obras hidráulicas, pero eso no se hará con la factura, sino con los impuestos. Antes las tuberías no votaban, ahora sí lo hacen. Hay fugas que están dilapidando miles de metros cúbicos al año. 

-Le planteo otro debate que ya está sobre la mesa. Los empresarios piden más pantanos e inversiones en infraestructuras hídricas para regar más; los expertos dicen que la cuenca está sobresaturada y no tenemos más agua. ¿Usted qué piensa? ¿Cree que se pueden construir más pantanos y gastar más en regadíos? ¿Es eso sostenible?

-El agua es la que es y no podemos contar con un agua que no tenemos. Hay que ser más eficaces, atacar las fugas, revisar los precios de agua de los regantes, ver la capacidad de la cuenca para plantearnos una alternativa si se plantea incrementar la zona regable... Todo eso tiene que venir de las manos de los técnicos. Por eso apelaba antes a un plan hidrológico con solidaridad entre cuencas, que sea una realidad, que la España húmeda contribuya a que la España seca pueda sobrevivir. Si no llueve no vamos a poder tener más riego. Otra cosa es el trazado hidrológico para contemplar esa posibilidad. Y siempre hilvanando con la cuestión anterior, que sepamos cuánto cuesta el agua. No digo que lo cobremos, sino que se sepa. Las cuencas hacen su labor, pero si no hay un pacto de estado yo creo que mala solución tendremos de cara al futuro, porque las sequías van a ser más frecuentes.

-El verano pasado, muchos municipios, tanto en el Norte como en el Sur, optaron por cerrar las piscinas públicas para ahorrar agua. Ahora la situación ha cambiado. ¿Qué recomienda que hagan al respecto este año? 

-Si la comisión de aguas decide que hay agua para dos o tres años tenemos que volver a la normalidad, sin perder la vista de la responsabilidad. Un alcalde quiere lo mejor para su pueblo y si las piscinas se pueden llenar, que se llenen, pero con mesura. Y siempre que se puedan seguir los criterios de los técnicos. Si la CHG sostiene que no hay agua para piscinas, tendremos que ir a restricciones y los alcaldes serán los primeros en plantearla. No hay que hacer ejercicios de frivolidad con el agua después de lo que hemos pasado.

-Hablemos de otras cuestiones. Las empresas de la Diputación Provincial han subido sus tasas, en algún caso de forma exagerada. ¿Cómo se lo explica a los ciudadanos?

-Por los déficits que arrastraban. Mi obligación es equilibrar la gestión, que las empresas públicas tengan fondo de maniobra y que no estén como nos las encontramos, en quiebra técnica como Emproacsa. Eso es el futuro de una empresa pública, que no tiene por qué dar pérdidas. Emproacsa ha cerrado el ejercicio con 8 millones de pérdidas.

-¿Y no se podía haber hecho de otra forma sin castigar el bolsillo de los ciudadanos? Por ejemplo, con transferencias de capital.

-Por los déficits que arrastraban. Mi obligación es equilibrar la gestión, que las empresas públicas tengan fondo de maniobra y que no estén como nos las encontramos, en quiebra técnica como Emproacsa. Eso es el futuro de una empresa pública, que no tiene por qué dar pérdidas. Emproacsa ha cerrado el ejercicio con 8 millones de pérdidas. Ha habido una falta de decisión muy preocupante. El fondo de maniobra de las empresas públicas con recursos propios tiene que dar garantías y para eso hay que subir los ingresos. No se puede mantener con inyecciones de capital permanentes. Todas las empresas de la Diputación tenían problemas, algunos de quiebra técnica. EN mi ADN no está subir impuestos, pero una empresa no tiene por qué gestionar peor que una privada. 

-Pero es que las empresas públicas no son privadas.  

-Sí, pero no tienen por qué dar pérdidas, si hacemos una buena gestión como todo el mundo pretende. 

-Da la sensación de que usted ve las empresas públicas como si fueran privadas. 

-¿Y por qué no?

-Por eso se lo pregunto. 

-No voy a privatizar Emproacsa ni Epremasa ni Eprinsa. No tienen por qué tener pérdidas si hacemos las cosas bien. Eso no implica subir disparatadamente las tarifas, es hacer una gestión responsable. Estamos dando muy buenos servicios. 

-Disparatadamente sí se han subido las tasas en Epremasa, para poder pagar un impuesto que recauda el Gobierno pero que gestiona la Junta. ¿A dónde cree que tiene que ir ese dinero?

-A inversiones en Epremasa. Ese dinero se le ingresa a la Junta de Andalucía, que tiene que revertirlo en inversiones en el tratamiento de vertidos. A eso me comprometí y eso defiendo.  

-La burocracia lastra las actuaciones de las administraciones, que pueden tardar décadas en desarrollar proyectos a priori sencillos. ¿Lo ve usted como un problema? ¿En qué medida puede mejorar la situación el decreto de simplificación administrativa de la Junta?’

-Es un desafío que se ejecuten los presupuestos en tiempo y forma, con inversiones en tiempo real. Si no resuelvo el problema para qué estoy yo aquí. La Junta viene a paliar esto con un decreto en el que se simplifican muchos procedimientos, pero tenemos que hacer todo lo mismo. No puede haber decretos para todo. La administración es un problema, no ya de cara a los usuarios sino en el propio tratamiento de los expedientes. No podemos pedir siete veces el mismo DNI. Mi teoría es que el gestor tiene que tutelar el expediente en caliente. Independientemente del estado en que esté y la administración que sea, tiene que estar pendiente de los tiempos. El funcionario tiene que comprometerse y el expediente tiene que dormir con él. Esa es mi escuela.

Salvador Fuentes, presidente de la Diputación de Córdoba, durante la entrevista.

Salvador Fuentes, presidente de la Diputación de Córdoba, durante la entrevista. / A. J. González

-¿Qué planes tiene para el solar de la Diputación? 

-Mi idea no es hacer un edificio. Vamos a resolver la Cata del Vino, hablando con cultura para ver la envergadura de los restos, y en función del dictamen obraremos en consecuencia. Se puede estar más o menos de acuerdo con las necesidades de la Diputación, pero tenemos espacios muy cerca. Se pueden reforzar de forma moderna los Colegios Provinciales y devolver al Figueroa la Diputación.

-¿Tiene intención de seguir llevando las muestras y eventos de la Diputación al Centro de Ferias del Parque Joyero y avanzar hacia un modelo más profesional?

-Sin duda. Lo he dicho antes. Cuando acabamos el CEFC, dijimos que las ferias tienen que ser para hacer negocio. Todo lo que no sea negocio es tirar el dinero. EL CEFC es magnífico pero hay que contextualizarlo. Se hizo para eso y no es lo mismo esa vitrina que improvisar una carpa en la Diputación. Eso no quita que puedan permanecer algunas exposiciones en la Diputación, que es un espacio vivo. Pero las grandes ferias, las que tienen que hacer negocio y ser rentables, se deben hacer en vitrinas que sean muy proyectables. Ese es el reto y no es difícil, tenemos muy buenos productos y debemos tener una marca que hay que proyectar. Tenemos muy buenas empresas y hay que perfeccionar la venta al mundo entero.

Suscríbete para seguir leyendo