La contracrónica del Córdoba CF - Recreativo Granada | Y a pesar de todo, sonríen

Menudo fiestón. Una goleada en El Arcángel es la pócima perfecta para quienes quieren embriagarse con la ilusión de poder ver a su Córdoba CF asomado a la escena del fútbol profesional, del que lleva alejado ya cinco años. Más que nunca en este siglo. El personal anda escamado, entendiendo ahora -con el paso del tiempo y la reflexión serena- que aquellos días en los que todo era jolgorio, festolina y récords no eran más que un sucedáneo, una simulación en la que todos se pusieron -nos pusimos- de acuerdo para fingir que la vida era maravillosa. Como más bajo no se podía caer, no quedaba más que subir. Y en esas sigue. «Tenemos que ganar en casa y hacerlo ya», expresó con contundencia Iván Ania en las vísperas de la visita del Recreativo Granada. Lo hicieron. Un alivio para todos.

Perder dos veces seguidas en casa está feo. En el hogar blanquiverde, donde los silencios hablan, puede ser una sentencia para alguien. En palco, en el banquillo o en el césped. Se avecinaba la hora de los señalados y nadie quiere enfrentarse a esa horrible situación.

Las caras, las caras

¿Qué cara quieres que tengan? Al cordobesista de grada, al que acude cada fin de semana a ver a su equipo esté donde esté y juegue contra quien juegue, le está tocando vivir un año duro en El Arcángel. ¿Quién puede culparle de alimentar dudas o elucubrar los peores presagios? Que el Recreativo Granada despertara recelo no es un asunto que surja de modo espontáneo. Más allá de la tendencia al tremendismo, hay un puñado de datos irrefutables. En todo 2023, el Córdoba CF solamente había terminado dos partidos con victoria. ¡Dos! Uno de ellos, el pasado 26 de febrero, contra la Cultural Leonesa. Un 2-0 con goles de Kike Márquez y Simo en un tiempo en el que aún se fabulaba con una reacción que no solo no se produjo, sino que acabó entrando de lleno en el esperpento.

Luego ganó otra vez el 27 de mayo, en la última jornada del campeonato de Primera Federación 22-23, sin nada más que hacer que resolver el trámite con dignidad y capear el justificadísimo desplante de su afición, que desertó -ya lo venía haciendo antes- cuando entendió que aquel equipo estaba completamente podrido. El Córdoba se despidió mandando al cenagal de la Segunda RFEF al pobre Badajoz con un 3-1, doblete de Miguel De las Cuevas -ahora en el Orihuela- y Marco Camus, que ha recalado en el filial del Valencia. El que anotó para el cuadro pacense en la triste hora del adiós fue... Adilson Mendes, que ahora es blanquiverde.

Alegría y alivio

En febrero fue con Germán Crespo -que sigue a la espera de destino-, en mayo con Manuel Mosquera -otro que anda en el paro- y esta vez, unas horas antes de entrar en octubre, con Iván Ania en el banquillo. Tres victorias, tres entrenadores, ocho meses. Y trece mil abonados. Para volverse locos. Benditos sean los cordobesistas, porque solo necesitan ver un detalle para montarse en la cabeza una historia. Como ganarle al Recreativo Granada, un equipo de perfil discreto que compareció en Córdoba proponiendo poco y haciendo menos.

Todo el mundo mirando el ataque y el que salió de la trinchera para vestirse de héroe fue el lateral derecho. Albarrán tiró de agallas y cambió al habitual guión de internada y centro para resolver por sí mismo. Le salió bien y lo celebró con furia. Después, en la segunda parte, amplió distancias Kike Márquez, el capitán contracorriente que quiere que la gente le quiera y que lo podrá conseguir si hace lo que quiere la gente: marcar goles y definir partidos. El sanluqueño es a día de hoy una referencia en el verde. Quién se lo iba a decir hace unos meses, cuando su figura estaba denostada y su porvenir era negro en El Arcángel, donde ahora corean su nombre. Esto es fútbol y esto es Córdoba.

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