LA CONTRACRÓNICA

El Córdoba CF y la dudosa rentabilidad del cero

El conjunto de Germán Crespo enlaza su cuarta salida sin marcar gol y se sostiene a duras penas en una zona de 'play off' cada vez más caliente para los candidatos | La imagen en Talavera sigue dejando interrogantes

CF Talavera-Córdoba CF en imágenes

CF Talavera-Córdoba CF en imágenes / FRANCISCO FERNÁNDEZ

Francisco Merino

Francisco Merino

Ahí sigue, a lo suyo, tragando saliva y agarrando lo que puede y donde puede. Lleva cuatro salidas sin hacer gol y ha puntuado en tres de ellas. Economía de guerra. El Córdoba CF sigue a flote en el mar embravecido de una Primera Federación a la que le quedan doce jornadas repletas de trampas. A estas alturas hay que andar listo. Nadie habla ya de estilos ni filosofías de juego. Ahora toca tirar del sentido del deber y de atar los intereses particulares en un nudo que proteja lo que se logró como colectivo. En Talavera se vio otro partido feo, con más nervios que fútbol. Es lo que hay: la necesidad nos iguala. El equipo cerámico, que no ha salido en toda la Liga de los puestos de descenso, estuvo a punto de vencer a los blanquiverdes, que jamás han salido de la zona de play off

Algo personal

Todo apunta a que el Córdoba CF de Germán Crespo se ha llevado la temporada al terreno de lo personal. Otro once compuesto en exclusiva por los que iniciaron la aventura, los que fueron líderes, los que batieron récords, los que alimentaron entre el cordobesismo el sueño de que su equipo podía ser campeón y ascender a Segunda División. ¿Aún puede? Con las matemáticas en la mano, sí. No depende de sí mismo, pero debe comportarse como si así fuera. 

Y ahí sigue metido, entre dudas y planes emborronados, tratando de mantenerse a flote sin lograr salir del todo del "tramo tontorrón", como calificó -con un toque de piedad- el comentarista de InSport TV a esa fase liguera en la que los blanquiverdes han visto comprometido su objetivo. Aún están dentro, así que la olla sigue tapada. Entre los muros de El Arcángel hay quien entona todas sus plegarias para que no se llegue a abrir esta temporada.  

Aficionados del Córdoba CF en las gradas del Municipal El Prado de Talavera.

Aficionados del Córdoba CF en las gradas del Municipal El Prado de Talavera. / Francisco Fernández

Lo de las rotaciones de Germán, aquel ejercicio que provocaba jocosas cábalas cada fin de semana, dejó de tener gracia justo cuando se agotó la fórmula. Ahora el técnico tira por lo que conoce más. Por los suyos, los que saben bien qué es lo que le gusta que hagan. Y encima, con seis piezas menos: los que se fueron en el mercado invernal. Aquellos que llegaron para suplirles andan ahora en una situación inesperada: parecía -eso se llegó a vender- refuerzos de impacto inmediato, pero ahora están casi en el rol de meritorios. Los que no andan por la enfermería -Juan Villar y Shashoua- o poniéndose en forma -Alberto Jiménez, que viajó- aguardan el momento de ayudar desde el banquillo, como Caballero, Canario o Camus. Los tres últimos tuvieron minutos en El Prado, pero su entrada fue intrascendente. El tono gris del grupo les engulló.

La necesidad de ser práctico

Al Córdoba se le notan las ganas de ser el que fue, pero eso es imposible. Reconozcámoslo ya, para qué darle más vueltas. Le conviene ahora ser práctico, buscar lo que le sirve y alimentar la cuenta de resultados. El Alcorcón se ha disparado en la tabla y hay dos más, el Depor y el Real Madrid Castilla, que le siguen el aire al líder. También está ahí el equipo blanquiverde, al que ahora la toca proteger su sitio ante la jauría de pretendientes que le acosan. La consciencia de la vulnerabilidad no es resignación, sino estímulo para saber qué hacer y en qué tipo de berenjenales no debe uno meterse. El Córdoba ya dejó atrás su versión más rebelde, la del equipo ultraofensivo que atacaba en oleadas a todo ritmo. Los contrarios le replican porque a estas alturas del campeonato todos son ya rivales directos; los objetivos se pueden resolver -o destrozar- en el lugar más insospechado.

El Talavera, penúltimo y a seis de la salvación, pasaba por ser un equipo emergente -pese a encadenar tres derrotas seguidas- ante un Córdoba ansioso por contestar a su pregunta de fondo: ¿Sigue siendo un candidato fiable al ascenso? De ese choque de angustias existenciales nació un partido rasposo, con aire pendenciero, un puñado de tipos con deseos de hacerse los héroes -Rodri Escudero parecía Van Basten- y pifias variadas en todas las zonas. Un campo de minas.

Talavera-Córdoba CF en imágenes

Talavera-Córdoba CF en imágenes / FRANCISCO FERNÁNDEZ

El Córdoba tuvo alguna ocasión y el Talavera varias más, principalmente por los costurones en una retaguardia en la que retornaba Gudelj. Volvió a emerger la figura de Carlos Marín, el hombre de hierro del Córdoba, el único que no se ha movido ni un solo minuto de su puesto desde que todo esto arrancó en el mes de agosto del año pasado. El almeriense paró por arriba y por abajo, con las manos, las piernas, el pecho o la cara. Cuando el árbitro pitó el descanso, a los hinchas cordobesistas que había en las gradas de El Prado les daban ganas de tirarse a al césped para adorarle como a una divinidad.

Lo viejo y lo nuevo

A la vista del irregular desempeño del equipo, con sus problemas para generar en ataque y bastante blandengue atrás, Crespo recurrió a los más nuevos -Camus por un apagado Carracedo, después Caballero por un agotado Javi Flores...- y señaló a un clásico: Willy Ledesma. El de Torremejía apareció en la pista con la fogosidad de siempre. En el primer balón que tocó la envió a la red, al cazar en pleno vuelo un remate tras una falta botada por Kike Márquez. Muresan lo anuló por fuera de juego. Esa acción frustrante fue, sin embargo, la tecla emocional que levantó por momentos el ánimo de un Córdoba que no terminaba de cogerle el pulso a un encuentro tan equilibrado -pese a la distancia en la tabla- como los propios técnicos auguraban.

Talavera-Córdoba CF en imágenes

González Calvo, en el palco del Municipal El Prado de Talavera. / FRANCISCO FERNÁNDEZ

Nada se movió en El Prado en la segunda parte. Si acaso, la cabeza de los aficionados mirando el reloj en el móvil para ver si aquello terminaba no del todo mal. Para darle un toque dramático, Jorge Moreno fue expulsado en el tiempo añadido. Un detallito que inicia la lista de problemas que resolver para el partido siguiente porque, por si no se han dado cuenta, esto ya es un no parar. Un punto es un punto, pueden decir los más optimistas. Y claro que lo es. El Deportivo no pasó del empate en La Línea ante la Balona de Rafa Escobar (0-0), el Celta B fue sorprendido el casa por el San Fernando de Pablo Alfaro (2-2) y el Linares, que mordía por detrás, fue doblegado (2-0) por un arrollador y enrachado Ceuta... que es el próximo visitante de El Arcángel. Esto está que arde.

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