Ganado: cuatro toros y dos novillos de Alcurrucén. Aceptables de presencia y nobles en general, excepto el segundo toro, soso y deslucido, y el último novillo, chico y aplomado al final.
David Fandila ‘El Fandi’: estocada (oreja) y estocada casi entera y un descabello (oreja)
Daniel Luque: estocada desprendida (ovación) y dos pinchazos y estocada tendida (oreja tras aviso).
Manuel Román: media estocada y dos descabellos (dos orejas tras aviso) y media perpendicular y cuatro descabellos (ovación tras aviso)
Incidencias: Corrida mixta extraordinaria celebrada en la plaza de toros de Pozoblanco. Dos tercios de plaza en tarde de agradable temperatura pero en la que el viento molestó por momentos. Al romper el paseíllo se ha guardado un minuto de silencio en recuerdo al doctor Eliseo Morán, cirujano durante más de 40 años de la plaza de toros de Pozoblanco.
De Luque a Román media un trecho de años y de experiencia en favor del primero, pero el concepto, el hilo conductor del toreo elegante, firme y con sentido del temple es el mismo. Es la tauromaquia que pone a todos de acuerdo. Ante un buen encierro de Alcurrucén, Luque y Román han posibilitado, con los matices propios de cada uno, una tarde entretenida con momentos de lucimiento y de toreo caro.
El sevillano, con el segundo de la tarde, no ha podido construir nada de interés. Entre que el toro ha resultado deslucido, soso y flojo de manos y el viento, que ha soplado con intensidad en el momento del trasteo de muleta, Luque ha tirado pronto de acero y ha despachado con dignidad y prontitud a este segundo de su lote. Sin embargo, con el quinto, ha planteado un trasteo de menos a más en el que la segunda mitad de la faena ha tenido momentos de gran brillantez por ambas manos. Dos tandas, una por la derecha y otra por la izquierda, han sido de lo mejor de la tarde y el remate por luquesinas y pases cambiados y de pecho ha tenido temple y calidad suprema. Ha fallado a espadas y solo ha cobrado una oreja.
Manuel Román
Manuel Román ha toreado con gusto y lentitud por ambos pitones en el primero de su lote. Sin llegar a ser rotunda, la faena ha sido muy meritoria y ha estado bien hilada, con compases de extraordinaria calidad y lentitud. Con la derecha ha compuesto muletazos largos y de exquisito trazo y al natural ha planteado compases plenos de empaque. Limpio y pulcro en los cambios de mano, con una calidad y una madurez que sorprende con su edad y su bagaje.
Con el segundo de su lote, un novillo de escasa presencia, ha estado a buen nivel, aunque el animal era más flojito y soso. Pero Román, que tiene el toreo en la cabeza, ha construido la faena a base de colocación, temple y compases de gran lentitud y clase. Se puede decir que se lo ha inventado todo gracias a un concepto muy pulcro y depurado del toreo. Por ambas manos, con naturales y cambios de mano desmayados, con pases de pecho profundos. Con la espada, asignatura pendiente. No sabemos qué pasará en el futuro, pero podemos decir que, a día de hoy, Román es torero.
El Fandi ha tirado de repertorio habitual en el primero de la tarde. Banderillas de poder a poder y violín. Con la muleta, a media altura y sin profundidad frente a un toro noble que mereció más compromiso. Con el cuarto ha estado lucido con el capote y bien en banderillas, con cuatro pares, pero pese a la nobleza y calidad del toro ha toreado a destajo y con escaso ajuste. Faena por tanto deslavazada de mucha manta y escaso peso artístico. No obstante, gracias a la generosidad del público, ha compartido puerta grande con Román.