SEMANA SANTA EN CÓRDOBA

Triste final de los días grandes

Una madrugada sin pasos y una fría tarde de Viernes Santo con la suspensión de las estaciones de penitencia de las seis cofradías de la jornada pone fin a una Semana Santa para olvidar

Pasión por El Descendimiento en su templo

Manuel Murillo

La triste tarde del Jueves Santo dio paso a la madrugada del Viernes Santo. Mientras poco a poco se consumían las colas para ver a los titulares de las cofradías de la tarde del Jueves Santo, en la céntrica colegiata de San Hipólito la hermandad de la Buena Muerte, única en procesionar en la madrugada, anunciaba que suspendía la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.

La hermandad jesuita rezó junto a sus hermanos el vía crucis y posteriormente abrió las puertas del templo para poder visitar a los titulares de la cofradía expuestos en sus respectivos pasos. El Cristo de la Buena Muerte fue exornado con un calvario de clavel en color cardenal, mientras que Nuestra Señora Reina de los Mártires lució un exorno de rosa blanca y rosa de pitiminí.

La amenaza de lluvia una vez más le había ganado el pulso a la ilusión de los cofrades que veían como la Semana Santa se iba consumiendo sin pasos en la calle, una atípica Semana Santa que este año se ha vivido de manera muy distinta, sobre todo, el Jueves Santo y el Viernes Santo, en los que se pudo ver mucho más público en los tradicionales monumentos instalados en parroquias y conventos de la ciudad.

Pero si la madrugada había pasado sin ningún paso en la calle no menos desesperanzador era el panorama que se viviría el Viernes Santo con la suspensión de todas las cofradías de la tarde, así como del vía crucis del Señor de la Caridad previsto para la mañana del Viernes Santo.

El piadoso rezo, ante la amenaza de lluvia, se celebró en el interior de la parroquia de San Francisco y San Eulogio, donde los caballeros legionarios portaron una vez más sobre sus hombros al Cristo de la Caridad.

La Conversión

Una tarde cargada de suspensiones que comenzaron el día anterior, puesto que la hermandad de la Conversión de la barriada cordobesa de las Electromecánicas anunció que suspendía su estación de penitencia del Viernes Santo, en este caso por el fuerte viento de los días anteriores, un hecho que había acabado con la estructura que la corporación, ante la imposibilidad de salir de su templo, coloca junto a su sede canónica, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, para poder cobijar el único paso de la cofradía el Santísimo Cristo de la Oración y Caridad. Ante esta situación y ante el impedimento de poder salir de otro sitio la hermandad no tuvo más remedio que suspender la estación de penitencia a la Catedral. Como ya anunció en la tarde del Jueves Santo, la hermandad celebró un acto alrededor de su titular abriendo después las puertas del templo a los fieles que quisieron acercarse hasta la popular barriada para acompañar a la cofradía y visitar a su titular.

Un titular que en la desapacible tarde del Viernes Santo recibió la ofrenda musical de la Agrupación de Nuestro Padre Jesús de la Redención, banda que debía de haber acompañado al misterio de la Conversión en su estación de penitencia por las calles de la ciudad.

Los Dolores

Lo ocurrido en la hermandad de la Conversión quizás fue el prólogo de lo que sería el Viernes Santo, en el que, poco a poco, todas las cofradías, como el día anterior, comenzaron a suspender sus estaciones de penitencia.

La hermandad de los Dolores una vez más congregó a numeroso público en la plaza de Capuchinos pendiente de lo que iba a hacer la hermandad servita. Una hermandad que no tardó en pronunciarse y, como era de esperar, suspendió su estación de penitencia. Los pasos quedaron expuestos en el local anexo a la plaza de Capuchinos, donde cientos de cordobeses se acercaron a visitarlos. El Santísimo Cristo de la Clemencia fue exornado con sus características rosas rojas mientras que el paso de la Virgen de los Dolores, la Señora de Córdoba, lució jarras con rosas en color blanco y frisos con rosas y calas.

Como novedad, el paso de la Virgen de los Dolores volvió a lucir en la entrecalle de la candelería la imagen de San Rafael Arcángel, una pieza que llevaba algunos años sin acompañar a la Dolorosa servita en el paso.

La Soledad

No menos desolador era el panorama que se vivía en el moderno barrio de Levante, donde todo estaba preparado para la salida de la hermandad de la Soledad. En la agreste tarde de Viernes Santo la parroquia de Santa María de Guadalupe estaba repleta de hermanos dispuestos a acompañar a la Virgen de la Soledad por las calles de la ciudad.

Poco después la hermandad anunciaba que suspendía la estación de penitencia. Tras un acto íntimo en el interior de la parroquia de Santa María de Guadalupe se abrieron las puertas para poder contemplar a la dolorosa en su paso. Un paso que fue exornado con distintas variedades florales predominando las rosas rojas. La banda de música de Nuestra Señora de la Estrella interpretó algunas marchas en honor de la guapa dolorosa, la Virgen de la Soledad.

La hermandad tenía previsto estrenar las nuevas cantoneras de la santa cruz diseñadas por Rafael de Rueda y realizadas por el orfebre cordobés Jesús Amaro.

La Expiración

Y del barrio de Levante a la céntrica iglesia de San Pablo, donde la hermandad de la Expiración, como cada Viernes Santo, estaba ante los pies de sus titulares, el Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora del Rosario en sus misterios dolorosos coronada dispuestos a realizar la estación de penitencia.

Una estación de penitencia que también fue suspendida. La hermandad realizó un acto en el interior del templo y posteriormente abrió sus puertas para que los cordobeses pudieran contemplar los pasos de la cofradía.

El Cristo de la Expiración lució con un calvario con distintas variedades florales destacando un amplio friso donde sobresalíanlas rosas rojas, mientras que la Virgen del Rosario, que lució en su pecho el nuevo puñal realizado por el orfebre Ramón León bajo diseño de Gonzalo Navarro, llevaba el palio exornado con jarras con rosas blancas.

El trío de capilla Ars Sacra, que debía haber acompañado el paso del Cristo de la Expiración, elevaba selectas melodías sacras mientras el público pasaba por el interior de la iglesia de San Pablo ante los titulares de la cofradía.

El Descendimiento

El Viernes Santo lentamente se iba consumiendo. Aunque por un momento se pensó que el cielo daba tregua, la amenaza de lluvia seguía siendo constante, por lo cual quedaban pocas esperanzas de que la jornada acabara con cofradías en la calle.

La hermandad del Descendimiento se unió al resto de corporaciones e igualmente suspendió su estación de penitencia a la Catedral. Una estación de penitencia que iba a ser muy especial para la cofradía del Campo de la Verdad, puesto que tenían previsto lucir en la calle el nuevo techo de palio y bambalinas exteriores de la Virgen del Buen Fin, un palio realizado en oro fino sobre terciopelo por el taller del bordador cordobés Antonio Villar y que sustituye al anterior bordado en la técnica de aplicación.

Si bien todo el que este Viernes Santo se acercó al Campo de la Verdad pudo verlo de cerca, al igual que el exorno de la Virgen del Buen Fin, que combinó distintas variedades florales como rosas, claveles, astromelias, statice, o hortensias predominando los tonos blanco y rosa. Mientras que el dorado paso del Cristo del Descendimiento lució un friso de distintas variedades florales como rosas, claveles, claveles poeta o astromelias en tonos rojos.

La cordobesa banda de cornetas y tambores Caído- Fuensanta también ofreció una ofrenda musical al titular de la cofradía ante el numeroso público que se congregó ante la nave donde estaban expuestos los pasos.

El Santo Sepulcro

Mientras las colas se sucedían en los templos, en la parroquia de la Compañía había quizás más silencio que nunca, el Señor del Santo Sepulcro en su urna dorada no iba a cerrar este año el Viernes Santo por las calles, ya que la hermandad también suspendió.

La cofradía, tras celebrar un acto litúrgico en el interior de la iglesia de la Compañía, abrió las puertas del templo para que el público pudiera contemplar los pasos: la impresionante urna donde está ubicado Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro y el paso de palio de la Virgen del Desconsuelo en su Soledad exornada con sus características piñas cónicas, en este caso, de clavel blanco mezclado con el característico azahar, este último también se pudo ver en el friso de este paso de palio. Un palio donde se pudieron ver la nuevas maniguetas, que sustituyen a las anteriores. Las piezas de estilo neomanierista han sido realizadas en metal plateado por el taller cordobés Hermanos Zamorano. Asimismo llevan piezas de microfusión elaboradas por Samuel Díaz Carpena.

La sensación de vacío que todos los años queda cuando la última cofradía del Viernes Santo llega a su templo, este año se multiplicaba, puesto que daba la impresión de que la Semana Santa aún no había comenzado. La ausencia de pasos en la calle ha hecho que el cuerpo se niegue a creer que ya está a punto de concluir.

La Semana Santa de 2024, con la esperanza de que el Señor Resucitado vuelva el Domingo de Resurrección a recorrer las calles, llega a su fin; una Semana Santa para olvidar; una Semana Santa sin apenas pasos en las calles. Cabe recordar que desde el Domingo de Ramos tan solo ocho cofradías han puesto su cruz de guía en la calle y solo cinco de ellas realizaron su estación de penitencia completa. Precisamente dos de las cofradías que el Domingo de Ramos se quedaron en la Catedral al ser sorprendidas por la lluvia, el Amor y la Vera Cruz, realizarán este Domingo de Resurrección su traslado de regreso a sus respectivos templos. Así, si el tiempo lo permite, quizás sea este el epílogo de una Semana Santa que, sin duda, quitando los años de pandemia, pasará a la historia de los cofrades cordobeses como la peor de los últimos años.