Martes Santo

Mucho más que la obra social

El estreno de la impresionante talla del Cristo de la Piedad supera el ámbito de lo cofrade en el caso de Palmeras, en donde supone un revulsivo de autoestima y todo un signo de esperanza para impulsar al barrio

El paso de La Piedad, con la antigua talla del titular, se encamina hacia la carrera oficial.

El paso de La Piedad, con la antigua talla del titular, se encamina hacia la carrera oficial. / CHENCHO MARTÍNEZ

Juan M. Niza

Juan M. Niza

En Palmeras, como en el resto de la Córdoba aunque quizá de una forma más acusada en este barrio, hay dos tipos de ciudadanos: Los que se mueven en colectivos que luchan en pro de los demás y los que no lo hacen. Pues bien, los que se menean activamente, en general, no se limitan a una sola inquietud o a un único grupo. Lo mismo están en la asociación de vecinos que en Cáritas parroquial, con la cofradía de La Piedad, de voluntario en obras sociales, en las ampas, con la asociación de mujeres...

Valga solo un ejemplo revelador: el presidente de la asociación vecinal del barrio ha difundido recientemente a través de la federación vecinal Al-Zahara una durísima nota de prensa protestando por la reorganización educativa de la zona por propiciar el abandono escolar de los estudiantes de Palmeras al obligarlos a desplazarse a institutos alejados tras terminar los primeros ciclos. El firmante de la nota es Luis Maya, que también es capataz del paso de La Piedad de Palmeras y exhermano mayor de la cofradía.

Y es que la lucha del vecino por sacar de su postración a Palmeras, uno de los barrios más pobres de España, no tiene un único frente ni campo de batalla definido. Es un combate de guerrilla diario en donde la hermandad de La Piedad de Palmeras tiene un papel protagonista. Por eso supuso tanto para el barrio aquella Semana Santa de 2012 en donde la hermandad constituida en 1972, y tras 40 años de espera procesionando solo por el entorno, se presentaba ante el resto de la ciudad en carrera oficial, dando ejemplo de rigor incluso a algunas hermandades veteranas en el itinerario común.

Era un hito de autoafirmación del barrio, de orgullo, de esa autoestima necesaria para después acometer cualquier otro proyecto necesario de índole social y económico. Si se apura, fue el mejor gesto que se recuerda en Palmeras en décadas de eso que llaman «integración social», y que tanto se ha cacareado en planes y programas para el barrio generalmente frustrados.

Un nuevo hito

Por eso, también, hoy se cumple otro hito en este barrio de 719 viviendas sociales con el estreno de la obra de Antonio Bernal que sustituye a la deteriorada imagen titular de la cofradía: el Cristo de la Piedad. La obra de imaginería se ha convertido ya en el mayor elemento de valor artístico del barrio junto a la talla de María Santísima de Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra, del siglo XIX y cedida por los claretianos tras una donación desde Sevilla.

El Cristo de la Piedad, en el reciente acto de bendición.

El Cristo de la Piedad, en el reciente acto de bendición. / O.BARRIONUEVO

A nadie se le oculta, comenzando por el propio imaginero que la imagen de Bernal es mucho más que una talla, todo un referente social e incluso psicológico para el barrio.

El logro ha sido posible gracias al apoyo de buena parte de los cofrades y la sociedad cordobesa en general, ya que el presupuesto de la cofradía de Palmeras es, proporcionalmente, el mayor que se destina a obra social. En ocasiones, la práctica totalidad del montante anual.

Es más: si se tiene en cuenta la cantidad de obstáculos y vicisitudes que amenazan la supervivencia de cualquier hermandad, la propia existencia de la cofradía de Palmeras en un entorno tan duro es una obra social en sí misma.

Obra social cofrade

El caso de Palmeras, por otra parte, nos lleva a reflexionar sobre el papel de la obra social de las hermandades en general, que antes de la crisis sociosanitaria del covid-19 (un nuevo revés que a buen seguro ha dejado pequeñas las cifras) se estimaba en 17 millones de euros en las cofradías de las grandes ciudades de la comunidad autónoma, según los presidentes de los consejos, federaciones y agrupaciones de cofradías de las capitales andaluzas.

El desglose que se hizo hace seis años del destino de estas partidas, que con poca o ninguna variación correspondería con el de las hermandades cordobesas, contempla un 32% de ayudas entregadas en metálico, tales como recibos de electricidad, agua, alquileres, becas, medicinas; 25% en ayudas en especie, tales como alimentos, ropa, alimentación infantil, productos de higiene, etcétera; 28% de ayudas para proyectos de lucha contra la exclusión social; 8% en cantidades entregadas a otras instituciones de fines sociales, tales como Cáritas diocesanas y parroquiales, seminarios, centros de acogida o comedores, y un 7% a programas e iniciativas solidarias en otros países, bien frente a catástrofes puntuales o en proyectos plurianuales.

Los últimos cálculos cifran en 17 millones de euros el valor de la obra social cofrade en toda Andalucía

De aquel estudio llama la atención que, según el peso de las hermandades de cada provincia y su número, la cantidad de familias ayudadas por las cofradías con su obra social oscilaba entre 9.700 y 3.000 en cada una de ellas (hay que insistir, antes de la crisis del covid-19 que habrá dejado pequeñas las estimaciones).

Aunque quizá más significativo aún fue el cálculo de horas de trabajo voluntario de los cofrades en las obras sociales: 25.000 en total, algo que si hubiera que pagar supondría una cantidad inasumible para cualquier organismo público asistencial.

Capítulo aparte estarían los proyectos que apoya directamente la Agrupación de Hermandades de Córdoba, con 20.000 euros, a los que además habría que sumar los convenios con otras entidades para programas finalistas, como con la Fundación La Caixa, Fundación Cajasur o el propio Ayuntamiento de Córdoba, etcétera). 

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