Lunes Santo

Con todo el arte de Córdoba

La música se ha unido a las actividades cofrades de primera línea reconocidas y demandadas desde fuera de la ciudad | Talleres de orfebrería e imaginería llegan a facturar el 90% en el resto de Andalucía y el mundo

Componentes de la Banda de Música de La Esperanza, listos para tocar el Viernes de Dolores al Cristo de la Providencia.

Componentes de la Banda de Música de La Esperanza, listos para tocar el Viernes de Dolores al Cristo de la Providencia. / MANUEL MURILLO

Juan M. Niza

Juan M. Niza

El pregonero de la Semana Santa 2023, Francisco Román, afirmaba recientemente para Diario CÓRDOBA con rotundidad: «Tenemos artistas para poner una cofradía en la calle sin salir de Córdoba». La frase hubiera sonado hace una década a exageración cegada por el amor a la ciudad, y unos treinta años atrás, directamente, hubiera movido a la risa. Pero ahora no. Hay que dar la razón al pregonero ya que el esplendor que vive Córdoba en la práctica totalidad de artesanías y artes cofrades no solo convierte la ciudad en una localidad que, además de poder responder a proyectos de primera línea y a servicios artísticos de calidad (música, cera, flor, etcétera) es ya una clara exportadora al resto de Andalucía e, incluso, del mundo.

A nadie se le oculta que aquella estimación que en 2009 daba Analistas Económicos de Andalucía en su informe, y que cifraba en 42 millones de euros lo que el mundo cofrade movía en la ciudad de Córdoba a lo largo del año, se ha quedado más que pequeño, particularmente en lo tocante a la producción y comercialización de obras de artistas y artesanos. Incluso ya el entonces presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Francisco Gómez Sanmiguel, daba en el 2018 como «una cosa segura»: el que «la Semana Santa cordobesa es ya autosuficiente, con artistas de primera en todas las actividades».

Y todo ello hace un lustro, cuando aún estaba creciendo esa lista de calidad y exportadora de bienes cofrades. Sus palabras las confirmaría un año más tarde con cifras otro informe de Analistas Económicos, en este caso a nivel provincial, y en el que constaba ya por entonces que un tercio de los 61 talleres de artesanos y artistas cordobeses consultados facturaban más del 50% de sus trabajos fuera de Córdoba, en ocasiones algunos hasta el 90%. En otro tercio de profesionales, esta facturación en el exterior se encontraba entre el nada desdeñable 25 y 50% del total anual. Se trata de una tendencia que la pandemia no ha roto, sino que en ocasiones ha reforzado a Córdoba al haber afectado, a veces, más a la competencia que a los talleres cordobeses.

Motores del arte cofrade

Pero comencemos por el principio para llegar a nuestros días y dar un repaso a la pujanza de las artes y artesanías cofrades, que forzosamente tienen que venir de la mano de la orfebrería y la imaginería. En el primer capítulo, Córdoba siempre ha jugado en casa gracias a la tradición joyera y platera. Todo ello arrancando con el alumno de Arfe, Juan Ruiz El Vandalino y la emblemática Custodia de Jaén (1533) o Damián de Castro (1716-1793), que exportó hitos como los cetros del cabildo de la Catedral de Coria o la ráfaga y corona de La Soledad de Écija. Apenas menguaría el prestigio en toda España, Europa e Iberoamérica de la orfebrería sacra y cofrade cordobesa hasta llegar a las inigualables cotas del siglo XX de la mano de Francisco Díaz Roncero y Emilio Aumente.

El palio de La Misericordia.

El palio de La Misericordia. / O.BARRIONUEVO

La lista de orfebres y obras no cabrían en esta página, así que quedémonos con pinceladas recordando a los actuales Emilio León, Manuel Valera, Manuel Aguilera, José Navarro, Jesús Amaro, Daniel Porras, Jesús de Julián… Entre los últimos referentes se encuentran esa presea de la coronación canónica de la Virgen de La Paz y Esperanza, de Manuel Valera, o la del 2021 de la Virgen de La Esperanza, de Emilio León con diseño de Rafael Rueda.

Casi otro tanto puede decirse de los imagineros, arrancando desde Juan de Mesa que ya exportó la talla del Jesús del Gran Poder a Sevilla y otras obras a Madrid, Valladolid, Guipúzcoa y hasta, cruzando el charco, a Lima.

La tradición no decaería pese a ser eclipsada por la escuela sevillana y después la granadina, y en el siglo XX tomarían el relevo Antonio Castillo Ariza, Miguel Arjona, el emblemático Juan Martínez Cerrillo, además de Antonio Salto y Miguel Ángel González, hasta llegar a Francisco Romero Zafra, que de 68 obras en 21 años 63 se marcharon a otros lugares de Andalucía y resto del mundo.

Ahora, es el turno de Manuel Luque Bonillo, Alfonso Castellanos Tamarit, Juan Jiménez y Pablo Porras, Pedro García Velasco, Rafael Gata, Pedro Jesús Pila, Luis Agudo, José Antonio Álvarez Unquiles o el señero, desde los años noventa, Antonio Bernal. De su taller es la talla del Cristo de la Piedad, que sacará a la calle este año el Miércoles Santo la hermandad de Las Palmeras.

Toda la horquilla artística

Sin embargo, otras manufacturas artísticas y artesanales cofrades también ponen la balanza comercial cofrade a favor de Córdoba, entre ellas, la talla, el dorado, el bordado e incluso el diseño de enseres cofrades, con hitos recientes y que han marcado toda una época del mundo cofrade cordobés como fue Fray Ricardo hasta su reciente fallecimiento. Imposible confeccionar una lista breve que no caiga en la injusticia para los muchos que se quedarían fuera.

Recientemente, la flor y la música se han unido a las artes cofrades locales que son reclamadas tanto dentro como fuera de Córdoba. Ejemplo de ello sería Pinsapo, en el capítulo de la flor y solicitado en Málaga, Granada o Jaén, o ese millar de músicos las nueve formaciones entre bandas de cornetas y tambores, agrupaciones y bandas de música que se han creado en apenas tres décadas. Sin hablar de la provincia, donde Tubamirum, de Cañete de las Torres, es ya toda una institución musical en la capital.

Con la música a otra parte

Proverbiales son, entre muchos hitos, ese contrato que llevará a la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora de la Salud a Sevilla en el 2024 o el trabajo desde el 2001 de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Esperanza de recuperación del patrimonio musical cordobés, una formación que este mismo Viernes Santo estará tocando en Granada a María Santísima de la Misericordia Coronada.

Pero no solo hablamos de cantidad de músicos, suficiente para que barrios como Huerta de la Reina o El Naranjo se hayan convertido en auténticos conservatorios populares de música. Un solo ejemplo: el ranking de marchas históricas cordobesas que elaboró Mateo Olaya Marín para el último número de la revista Semana Santa en Córdoba, de Diario CÓRDOBA, atendiendo a su valor histórico, calidad y representatividad de una época.

Así, junto a Un Recuerdo, de Eduardo Lucena (compuesta en 1883) se encuentran en la lista de 14 obras escogidas como Saeta Cordobesa, de Pedro Gámez Laserna (1949), con las recientes de Desconsuelo (Antonio Moreno Pozo, 2007), Ángeles, Reina (José de la Vega Sánchez, 2007), La Sangre y la Gloria (Alfonso Lozano, 2009), La Vía Sacra (Rafael Wals, 2013) y Noche Bordada en Plata, de Pablo Martínez-Recio (2020), que justo presentó aún más recientemente en Sevilla Refugio.

Una anécdota que lo dice todo sobre el reconocimiento en el mundo del esplendor artístico cofrade cordobés: «La obra que está en ese cajón va para Filipinas, la de atrás para Murcia, este caballo también va fuera de Córdoba...» decía recientemente el imaginero Antonio Bernal a CÓRDOBA, en su taller, señalando tan solo las piezas que se encontraban más inmediatamente cercanas a él.

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