Opinión | Tribuna abierta

Priego, desarrollo local

Desde mi punto de vista, son tres los pilares a desarrollar para Priego y su área de influencia

Un prieguense ilustre, como don Niceto Alcalá-Zamora, ya daba cuenta en sus memorias de una peculiaridad notable, digna de reseña, de su pueblo natal, que no es otra que la semejanza, tanto en su génesis como en su distribución espacial, con los pueblos del noroeste español. Abundancia de agua y aldeas circundantes son dos ejemplos de algunas similitudes curiosas, que probablemente tengan poco de aleatorias y mucho de adaptación al medio físico y natural, cuya eficiente gestión económica pasa por aprovechar sus potencialidades y cubrir sus carencias, ambas seguramente en estrecha relación. Una orografía escarpada y cierto aislamiento con respecto a otros núcleos importantes le confieren una capitalidad comarcal histórica, propia de un asentamiento en forma de atalaya defensiva, que ha integrado y centralizado eficientemente la actividad económica de la fértil y productiva comarca de influencia, constituyendo una unidad socioeconómica parecida a las antiguas pueblas y actuales villas de los también habitualmente escarpados y fértiles valles del norte.

Y las dificultades logísticas, que en el actual mundo globalizado pueden parecer un hándicap, ya que las buenas comunicaciones suelen considerarse imprescindibles para integrarse en el conjunto, también pueden acabar convirtiéndose en una ventaja competitiva de diferenciación que proporcione arraigo, independencia y liderazgo, bases fundamentales en cualquier estrategia de desarrollo territorial.

Desde mi punto de vista, son tres los pilares a desarrollar para Priego y su área de influencia. El primer pilar sería el sector primario, históricamente preponderante, que, aunque cuenta en Priego con una producción oleícola de máxima calidad y amplio desarrollo, debe considerarse que forma parte de un entorno general inestable para todo el sector primario en Europa. Además, la industria agraria transformadora, que se centra cada vez más en procesos intensivos y alejados de la gestión tradicional, y por tanto de la sostenibilidad ambiental, debe ser dirigida a procesos acordes a la economía circular, que requiere cada vez más la sociedad europea.

El segundo pilar es el que se refiere a la cultura local, íntimamente relacionado con el primero, dado que la producción de alimentos, y concretamente de aceite, genera una cultura asociada de especial valor. Edificios barrocos, imaginería, gastronomía, pintura, escultura..., son elementos consolidados en términos históricos, pero cuya única utilización como producto turístico limita sus posibilidades de expansión. Además, necesitan mantener relación con otras actividades y sectores para una futura y continua generación, desarrollo y consolidación, integrándose así en la dinámica de la sociedad local y evitando su catalogación como elementos del pasado o de nostalgia.

El tercero sería el sector servicios, que proporciona calidad de vida y teje red social, reforzando el arraigo y los lazos entre los agentes sociales, así como entre estos con el territorio. El apoyo al comercio local y a los mercados de cercanía, cada vez más acechados por la centralización, la externalización y también por la burocracia, tiene mucho margen de actuación. No es aceptable que se tarde un año en tramitar algo que debería tardar un mes. La eficiencia en los procedimientos administrativos es fundamental para que se siga canalizando la actividad económica en la cabecera comarcal que caracteriza la definición que don Niceto hizo de su pueblo, y que permite que Priego siga siendo esa exquisita evolución de la antigua Medina Bahiga.

*Profesor de la Universidad de Oviedo

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